Nunca creí que alguna vez fuera a ser actor en un escenario. Sí lo imaginé, pero no veía cómo pudiera lograrlo.

Ahora me dicen que estaba en mí, que después de tantos años descubrí mi vocación verdadera, -la traías dentro, desde hace quién sabe qué tantos siglos-, comentan.  Lo hice muy bien, según les parece a quienes me vieron.  Me salió ¨naturalito¨, al menos este personaje universal al que me parezco casi al nivel de clon -¡qué bruto, es que no puede ser!-, un amigo exclamó asombradísimo -a pesar de que él en carne y hueso nunca existió-.

Caso es que ya ocurrió. Las cosas se acomodaron, se movieron los tracks y ahora trascurro sin prisas ni ansias por un hilo que me conduce de una experiencia a la otra, de un camino al siguiente, en los que no brinco ningún escalón, ni evito ningún paso, esquivo nada y esquivo todo a la vez, simplemente sigo a pie juntillas con lo que toca y una  cosa me lleva a las demás y nada difícil resulta pergeñar lo que me espera frente a escenarios repletos, atiborrados, cada una de las etapas  que habrán de sucederse, las recorreré hasta llegar a la cima en esta nueva faceta, esta personalidad histriónica que surgió y se apoderó de mi vida y que alimento con gusto tratando de disfrutarla, con abnegación en veces, con asombro las más, sorprendido, intrigado, contento por haberme atrevido, de no haber hesitado y de estar dispuesto a lo que viene, sin perder el piso ni perder de vista en cada momento que no obstante, parajódicamente, tanta trasmigración y ajetreo, solo existe el presente, el aquí y el ahora, que son quienes mandan cuando vuelves a ser niño.

Es como cualquier punto en cualquier línea, los millones de infinitos empaquetados entre el cero y el uno

Pero he de estar bien aguzado pues fácilmente me la puedo creer, mira que ya hasta cobrar quiero, ¨teatros atiborrados¨, me empiezo a poner los moños, ¨no me presentaré a menos de que me paguen¨, es un esfuerzo grande, hay que fregarse, sudas bastante y capaz de que sea bueno, realmente, no cualquier cosa -un fenómeno-, como ya alguien escribió en un portal digital, aunque igual no paso de los primeros intentos, no trasciendo, no voy más allá de dos o tres estrenos, ahora sí que solo llamaradas de petate puro, ¿cómo saber sin intentarlo?

Sobre todo me asombra e intriga, sin dejar de gustarme, que este sujeto nada tiene que ver con mis anteriores ocupaciones, con los planes que incontables veces hice tratando de encontrarle cuadratura a mis estancias, al menos en ésta, mi corriente, contemporánea y vigente vida.  Sin duda muchas veces se me antojó interpretar a este sin igual personaje, pero siempre descarté de inmediato la idea, el proyecto, me parecía totalmente inviable.

La novedad es lo que más me satisface, tal vez reflejo del hastío de mi anterior esencia o de que no daba ya más ese camino; vives experiencias inéditas o tal vez sucede que recuperas algunas significativas, todo es re cordar, volver a ligar; traes a la vida a ciertos sujetos, determinadas sentencias, eres como un mensajero, te pones en línea con otros, relevas, contribuyes y bulles, sin duda, en ese hervor maravilloso que te hace vibrar, sentirte distinto, reencarnado, fuera del cascarón otra vez, al fin, aunque sea por unos instantes, sin pensar en otra cosa que no sea el presente, al que le toca el turno, ¿qué no se ha visto, acaso, que cada uno de nosotros somos representantes de toda la especie?

De pronto topas con un ser diferente, con memoria privilegiada, que es arrojado y domina sus vergüenzas, capaz de expresarse sin temores, de sostener puntos de vista y de captar los deseos de otros, nada abusivo ni impositivo, empático, convocante, lleno de ganas, sin que por ello sea ajeno al terror y el miedo. Lo desconocías, ha de ser que cambiaste de sensocampo, esos de los que habla el Markus Gabriel en su muy filoso y filosófico libro Por qué el mundo no existe.

Texto y autorretrato por Juan Enrique Ramos

OJO, la próxima presentación de este quijote la será el viernes 21 de febrero, a las 7 pm, en el auditorio del CUT (Central Unitaria de Trabajadores), en Oaxaca y Guerrero, colonia Centro, Hermosillo, Sonora, convocado por Colectivo Cultural Sonora Qué herida…

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Sobre el autor

Nómada irredento, originario de Torreón, Coahuila, en Sonora por más de 40 años. Escritor y tallador de madera actualmente. Pasajero de la nave tierra que próximamente acabalará 73 vueltas al sol.

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