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Hermosillo, Sonora.-
– Mamá, ¿qué es eso?
– Es un fariseo.
– ¿Y qué es un fariseo?
– En el judaísmo rabínico, en la tierra de Israel, antes de Jesús, había una profecía, sobre la llegada de un salvador, y ellos no creían que Jesús lo fuera. Ellos tuvieron conflictos, primero, con Juan el Bautista, después, con Jesús de Nazaret. No les convenía, que el pueblo creyera en él, y les molestaba que Jesús no siguiera sus reglas.
– ¿Reglas?
– Sí, como por ejemplo: un fariseo invita a comer a Jesús. Antes de comer, los fariseos se lavan las manos y los brazos hasta el codo, pero Jesús no lo hace. El fariseo se sorprende al ver que Jesús no sigue esa tradición. Jesús se da cuenta y le dice: “Mira, ustedes limpian por fuera la copa y el plato, pero por dentro están llenos de codicia y maldad.
– …
– Se refiere a la hipocresía. Los fariseos eran hipócritas, rezaban y hacían ofrendas al dios de Israel, pero cometían todo tipo de fechorías, básicamente, fueron los que lo crucificaron.
– …
– Ven, vamos a rezar el viacrucis.
Y mientras las niñas y señoras acompañaban a Jesús en su calvario, desde el prendimiento, hasta llegar a la imagen de Cristo con una corona de espinas clavado en la cruz, una y otra vez, afuera de las iglesias se hacía el otro ritual.
El sincretismo religioso de este ritual es claro, la religión judeo cristiana y la religión indígena se revuelcan tanto, que al final es inevitable sentir el predominio de la raíz. La vestimenta y las máscaras de la mayoría son una pintoresca muestra, las plumas, los cascabeles, la danza, el violín, la flauta, el tambor de agua. La sangre yaqui y la mayo abunda en el Coloso.
Algunos hablan de los azotes que los fariseos les daban de niños. Los correteaban, dicen.
Ahora están l@s ancian@s que quedan, algunos jóvenes que aún conservan un sentido religioso real, las niñas y los niños que siguen a sus padres, y la mayoría, los que no se van a la playa y prefieren quedarse a sentir la folclórica Semana Santa de los barrios o de los pueblos, donde, hay que decirlo, no faltan los machetazos y los balazos.
Los hombres se azotan con el sacrificio, las mujeres se azotan con los rezos, que más bien son lamentos. El calvario de Jesús termina en la cruz, el de los fariseos, con sus máscaras en el fuego.
Sábado de Gloria, Domingo de Resurrección.
Texto y fotografía por Lorenza Val