En el 75 aniversario de la Arena México

19 de Septiembre de 2008

Primera Caída 

Villano V sale con una indumentaria amarilla, preciosa. Cioran se refería al color amarillo como el más odioso de todos, ya que es el color de la vida. Panther ingresa al encordado con su elegante y característico equipo azul marino. Sergio Rascón, un dibujante caborqueño enfermo de melancolía, me dijo un día que el azul marino es el color de la muerte.

 

Antes que suene el llamado para las hostilidades, la batalla es ya campal. Panther se lleva la mejor parte. De un lugar desconocido, Villano V saca fuerzas y golpea en repetidas ocasiones, a puño cerrado, el cráneo del maestro lagunero. En un dejo de salvajismo que al público encanta, el último de los Villanos arranca la tapa del felino y la lanza al vacío ocupado por los alaridos del público. El pleito que se arma entre las butacas del primer nivel de la Arena por el pedazo de tela, es un espectáculo aparte. El primer round, por descalificación, es para Panther, que ha ido al camerino por otra tapa.

 

Segunda caída

Villano V no da respiro a un Panther que disimula estar en decadencia. Las cosas se revierten en un segundo cuando Panther, un verdadero funámbulo, expulsa hacia fuera del ring a Villano V con unas tijeras perfectas. Miles de rostros observando el centro de la arena, expectantes… Panther va a volar. El tope suicida es preciso. Villano se ha roto la crisma y sangra profusamente. El vuelo de Panther provocó que su adversario se descalabrara con una butaca de la tercera fila. “Si no hay sangre en la frente no es la lucha de un Villano”, me comenta en lo alto del recinto, que hoy cumple 75 años, un señor con la barriga más hermosa que he visto alguna vez. Después bebe de su enorme vaso de cerveza hasta darle fin. Panther regresa al ring tratando de equilibrar las vidas que le quedan. Sacude la cabeza mientras recibe auxilios de su second.

 

Los reglamentarios 20 segundos ya van en 15. Perrito Aguayo, second de Villano V, lanza al emparrillado el cuerpo ancho del veterano guerrero como si fuese un costal de papas. Místico, second de Panther, reclama al réferi de la contienda por el acto tramposo. Evidentemente nockeado, Villano V está a la merced de Panther. Una desnucadora. La herida que fluye como un pequeño manantial escarlata desde lo alto de su cuerpo. La X que ocupa el diámetro de su máscara, ahora color naranja, ha sido borrada por la sangre. Dos desnucadoras. Villano se toma la cabeza como se toma un artículo desconocido. Tres desnucadoras. En un arrebato visceral, Panther arranca la máscara de Villano V y es descalificado.

 

Tercera caída

Después de regresar de los vestidores con una nueva tapa, y todavía maltrecho, Villano V está a la disposición del maestro lagunero, que lo lanza hacia fuera del ring para volar una vez más y otra y otra. En las butacas, Villano V es un campo minado que recibe el cuerpo de Panther como un misil de huesos. Cuatro vuelos y de nuevo El Perro del Mal que lanza el bulto en el que se ha convertido el cuerpo del Villano V. Panther entra en alegatos con la autoridad del ring. Mientras tanto, Villano V se recupera. Sus pulmones se hinchan y oxigenan su cuerpo. De pronto se incorpora y propina tales golpes en el rostro de Panther, que estos se escuchan en toda la Arena México. Los luchadores se mueven como zombies encapuchados. Villano sube el cuerpo del felino a una esquina del ring. El primer suplex. La siguiente esquina, segundo suplex. El cuerpo blando de Panther permite un tercer y un cuarto suplex. El dramatismo no puede ser mayor. El público está dividido aunque es Panther el favorito a llevarse la victoria. En medio del ring, los veteranos colosos demuestran su técnica. Llaves y contrallaves a ras de suelo que alimentan a los miles de ojos que brillan desde sus asientos.

 

Panther tiene a Villano en espaldas planas: uno, dos. Villano, en un movimiento que será el de la gloria, revierte la posición y se lleva en un paquete a Panther: uno, dos, tres.

 

Nadie puede creerlo. Incluso hay fanáticos que lloran desconsoladamente. Uno de ellos, mi vecino en las alturas de la Arena. Su enorme barriga se mueve a causa de los espasmos que le produce la tristeza por aquel resultado.

 

Dos hombres tapados del rostro lloran en medio de la arena. Las muestras de respeto entre los luchadores son dignas de Aquiles y Héctor. Panther se despoja de su máscara y la entrega a Villano V. Se hace llamar Génaro Vásquez Nevárez, tiene 48 años y dice ser originario de Durango. Un señor con bolsas en los parpados que me recuerda a uno de mis tíos.

 

Villano V, como un crío, salta sobre el ring y besa la máscara que le ha entregado su rival, su némesis descubierta.

 

Por Iván Ballesteros Rojo

Fotografía: Agencia Reforma

Sobre el autor

Iván Ballesteros Rojo (Hermosillo, 1979) es autor -entre otros- de Bungalow, editor de Pez Banana y profesor de Literatura.

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