TERCERAS LETRAS (PRIMER CICLO) ¡Mas qué vaso ―también― más providente! Tal vez esta oquedad que nos estrecha en islas de monólogos sin eco, aunque se llama Dios, no sea sino un vaso que nos amolda el alma perdediza, ero que acaso el alma sólo advierte en una trasparencia acumulada que tiñe la noción de Él, …










