Mi abuela murió de Alzheimer, mi abuelo -lúcido- murió antes que ella por una complicación cardiaca.
No sé si habrá sido esa escena recurrente por la mañana lo que terminó por matarlo.
Porque cuando a la abuela la alcanzó la enfermedad mi abuelo desayunaba tres veces, un deja vú provocado por esas palabras constantes: «Aquí tengo tu desayuno».
Y con ojos de tortuga el viejo aceptaba aquel tercer plato hecho por primera vez para la mente de mi abuela.
Quizá lo mató el colesterol o su paciencia infinita de quedarse ahí a pesar de saber que ella ya comenzaba a verlo como si no lo conociera.
Por Lucía Torrero
Fotografía Colección Familia Torrero