La señora Pavlovich retó a un debate en Plaza Zaragoza (Hermosillo) al señor Gándara. Ella candidata del Pri, él candidato del Pan, ambos por la gubernatura de Sonora. El desafiado declinó el duelo arguyendo razones de institucionalidad: sí debato pero cuando el Instituto Estatal Electoral (IEE) lo convoque y lo organice. De algún modo el sociólogo Felipe Mora celebró la negativa de Magaña, pues «un debate con la presencia de l@s simpatizantes de c/u tendría varios inconvenientes, particularmente el del autocontrol para no llegar a los golpes». La afirmativa del profesor universitario, vertida en su muro de Facebook el día de ayer, me pareció exagerada. Además es curioso, agregué en mi mente, justo cuando recién he escuchado que otro sociológo, de nombre Norbert Elias, dedicó gran parte de sus reflexiones al autocontrol.

 

Total que esta mañana acudí al mitin de Pavlovich en Plaza Zaragoza y di fe del ánimo agresivo que priva en la mayoría de sus simpatizantes. Al menos de los ahí reunidos. Sucedió que la candidata tomó el kiosko y micrófono para dar su discurso. Soltó frases del tipo «la honestidad total no es un discurso, es un ejemplo de vida», y tuvo a bien recordarnos que “asi como el gobernador Padres le mintió a un notable periodista (sic), Joaquín López Dóriga, así le miente todos los días a los sonorenses”. Muy bien, gracias por informarnos que su vida es un ejemplo de honestidad y de honestidad total, pa’ que más se piquen y entren.

 

Y mientras, acá abajo los ‘claudilleros’ se animaban conforme avanzaba el evento. «¡Claudia, tú serás gobernadoraaaaa!», se desgañitaba una pobre mujer de algún barrio populoso, con esa confianza y orgullo que otorga a propios y extraños llamar por su nombre de pila a la licenciada. De tenerla cerquita, pensé, seguramente ‘la Claudia’ abrazaría a su seguidora y le estamparía un besote en sus mejillas cenizas o en su frente manchada por los rayos del sol. Otras voces femeninas de apoyo también se hacían sentir. Mas de pronto la energía tomó otro matiz: mujeres y hombres la emprendieron contra un ciudadano que situado en el mismo kiosko y lona en mano comunicaba la tragedia de haber perdido a su hijo por negligencia de médicos adscritos al Hospital Infantil del Estado de Sonora (HIES). Es el caso del niño Ismael Mondrágon Molina, bastante conocido por los hermosillenses gracias a las muchas protestas públicas que ha realizado su padre Edgar Mondragón Bustamante, a entrevistas que ha dado a medios o a los cientos si no miles de volantes que ha repartido en la ciudad desde el año 2005. Pero los ‘claudilleros’ son muy bravos y donde hay ciudadanos con causas propias ellos ven saboteadores, enemigos, «enviados por el rata de Padrés».

 

“¿Cuánto te dio Padrés? ¡Bandido!”, le espetó un sujeto cuarentañero. De su lado, un hombre septuagenario verbalizó variedad de ataques antes de perder los estribos y de plano convocarlo al ring: «Bájate y ven a decírmelo acá (su mensaje de protesta) si eres tan hombre». La seriedad de sus palabras movilizó a un par de correligionarios que acudieron para llamarlo a la calma. Afortunadamente lo consiguieron. No obstante, minutos después otro grupo de claudillistas invisibilizaron al padre en protesta al colocar justo delante suyo una lona con la leyenda ‘Evidencias, no pruebas’. «Ni mandada a hacer», dijo satisfecha una joven mujer. (La imagen se la debemos, pues nuestra pequeña cámara fotográfica averióse en inmejorable momento).

 

De esa forma acabaron con el problema los furibundos simpatizantes de la nacida en Magdalena de Kino. Igual no le quedaba mucho al acto proselitista, tan soso y tan putrefacto como los de cada día, sin importar el color o el apellido. Ya sin la acartonada voz de la candidata al micrófono, los feligreses agarraron vuelo nuevamente y se fueron felices a voz en cuello: “¡Ya llegó, ya está aquí, es la güera Pavlovich!” “¡Ya llegó, ya está aquí, es la güera Pavlovich!”… Yo los miraba a la distancia y pensaba para mí: Qué razón tenía el profe Mora.

 

Texto y Fotografías por Benjamín Alonso Rascón

 

Kiosko de Plaza Zaragoza con candidata (allá atrás) y Edgar Mondragón al frente antes de ser invisibilizado (como a la candidata pero diferente).
Kiosko de Plaza Zaragoza con candidata (allá atrás) y Edgar Mondragón al frente antes de ser invisibilizado (como a la candidata pero diferente).

 

 

El agudo lector, la escrupulosa lectora, encontrará el rostro de la candidata en esta imagen sin parangón.
El agudo lector, la escrupulosa lectora, encontrará el rostro de la candidata en esta imagen sin parangón.

 

Sobre el autor

Premio Nacional de Periodismo 2007. Director de Crónica Sonora. Escríbele a cronicasonora@gmail.com

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