El gobierno de Peña cumple cinco y tres de nuestras plumas escriben desde su estilo
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El informe como referente cultural
Por Alejandro Valenzuela
El informe presidencial es un ritual que refleja los aspectos más negativos de la cultura mexicana. Ideado como un día para rendir pleitesía al presidente todopoderoso y para que la clase política pudiera mostrar su sumisión en todo su esplendor, también se pulsaba la proclividad del pueblo a la adoración. Quitando a los heroicos luchadores que siempre existen, el pueblo mexicano se entregaba al ritual con gusto y jolgorio.
El 19 de abril de 1975 yo cumplía 18 años, y lo celebré con un grupo de amigos yendo a Obregón a tratar de hablar con Luis Echeverría para pedirle un autobús para el CBTA 26 (que entonces se llamaba CETA). Le dijimos a un tal Castañeda (según él, alto funcionario de Gobernación) que exigíamos que Echeverría nos recibiera. El funcionario montó en cólera y nos dijo: “Al Señor Presidente no se le exige; se le suplica”. La altanería del sujeto encontraba, sin embargo, su complemento en la sumisión: cuando Echeverría nos recibió y supo de nuestra causa, llamó con voz tronante al mencionado Castañeda, y a grito abierto le dijo que quería ese camión en Vícam y que no quería pendejadas. “Sí, Señor Presidente –dijo un tembloroso Castañeda– a sus órdenes, Señor Presidente”.
El informe servía para que el presidente practicara las florituras verbales. El 1 de septiembre de 1979, mi compadre Pancho Barra y yo estábamos sentados en un montón de piedras que estaban afuera de la casa de la Profesora Lola oyendo el tercer informe de Lopez Portillo en las bocinas de la tienda del Compadre, en Vícam, cuando el presidente se aventó el rollo sobre el incendio del pozo Ixtoc: “Tal vez los estragos del accidente no hayan sido ni el aceite derramado, ni el gas quemado, ni los posibles efectos en la ecología; sino algo informe que mana de lo más profundo de nuestra idiosincrasia y que nos debe hacer meditar. Desde el fondo de ese pozo incendiado los mexicanos nos hemos visto en el espejo negro de Tezcatlipoca. Todo nuestro fatalismo desgarrante emergió suspicaz y autodestructivo; nuestra incapacidad de sentirnos prósperos; nuestra falta de solidaridad frente a las derrotas; nuestra incredulidad ante nuestras certezas y nuestra ingenuidad ante la opinión e información extranjeras. La Malinche salió a aullar, pidiendo sacrificios humanos, para apaciguar al dios del fuego”.
El delicado equilibrio del ritual se rompió cuando Porfirio Muñoz Ledo, un abyecto personaje del presidencialismo, devenido en opositor junto con Cuauhtémoc Cárdenas, “interpeló” a Miguel de la Madrid en pleno discurso del informe. De allí en adelante el ritual se descompuso. Ahora el presidente lo anda haciendo en lugares blindados por el Estado Mayor Presidencial. El personaje antes infalible no puede ir al Congreso de la Unión porque los representantes del pueblo no pueden ajustarse a los rituales republicanos y ejercen la libertad como si fuera una licencia para la grosería, el insulto y el mal comportamiento.
En México, el informe presidencial es la expresión más acabada de la imposibilidad para la grandeza que arrastra el pueblo mexicano, el gobierno y de los representantes que de él emanan. Parece que la estulticia es lo propio y de allí no se puede ir más que a la sumisión o a la rebeldía a lo pendejo. Por desgracia para México, la actitud republicana, el disenso respetuoso, la oposición responsable, la intransigencia democrática, son prácticas ajenas a la cultura del pueblo mexicano.
¿No hay quinto malo?
Por Horacio Vidal
Mañana viernes el presidente de México presenta su quinto informe de gobierno y yo pienso que es imposible que todo lo que haga el gobierno esté bien. Pero también es imposible que todo lo que haga el gobierno esté mal.
Para empezar, en economía Peña Nieto aprueba con cierto éxito. El dólar se mantiene por debajo de la línea de los $20 pesos, la inflación permanece bajo control y muy pronto los ciudadanos empezaremos a comparar servicio y calidad en la venta de gasolina, ¿precios? Aún no.
Bienvenida la competencia.
La misma reforma energética ya le ha abonado a México más de 20 mil millones de dólares en inversión, lo que representa ingresos para el erario nacional y miles de empleos que ya están en marcha. El petróleo, siempre lo he sostenido, es para venderse, no para rezarle.
Sobre el orden que se ha propuesto imponer a partir de la reforma educativa, hay que subrayar la recuperación de $5 mil millones de pesos de parte de indeseables aviadores en SNTE y CNTE.
Hoy no se cobra la larga distancia, se acabaron los monopolios en telefonía, es más barato: el acceso a internet, la compra de ordenadores (¿se fijaron que ya no hay tantos café internet?), así como de celulares y sus paquetes todo incluido. Eso es por la reforma a las telecomunicaciones.
Pero…
Es en los rubros de política interna, combate a la corrupción y derechos humanos donde la administración Peña Nieto enfrenta sus mayores pecados. Y todos son mortales.
La injerencia, o la permisividad, del aparato federal en las elecciones de Coahuila y Estado de México promovió, como nunca antes, el desvío de recursos de asistencia social y otros presupuestos oficiales, para apuntalar a los candidatos del PRI en ambos lugares.
La pléyade abyecta de ex gobernadores en el sexenio es reconocida en todo el mundo: Duarte, de Chihuahua, Borge, de Quintana Roo, Moreira, de Coahuila y –la joya de la familia – Duarte, de Veracruz ponen a prueba nuestra capacidad de asombro por la desfachatez con la que se burla a la justicia.
La violencia estalla. Aunque reconozco que la mayoría de los muertos corresponden a enfrentamientos entre narcotraficantes, los verdaderos y únicos hijos de puta, poco o nada se ha hecho para lograr la coordinación entre las fuerzas de la autoridad y la ley en todos sus niveles.
Ciudad Obregón, penoso ejemplo, nunca había estado más jodido.
Y ante trágicos asuntos como Ayotzinapa o los terribles excesos en Tlataya, la ausencia de sentencias sobre los implicados – la mayoría de los cuales está en prisión – amenaza con dejar libres a los chacales.
Es por eso que la decidida postura a favor de la democracia en Venezuela y contra el nuevo dictador Nicolás Maduro, encuentra demasiadas réplicas en la tripa de algunas conciencias “correctas”.
Así, fortalecidos y debilitados, llegamos al quinto de Enrique Peña Nieto y a las renegociaciones del TLCAN. Peña y su equipo económico, al exterior: ágiles, experimentados, pero quizás demasiado optimistas. El Presidente y su clica de gobierno, al interior: pazguatos, superados por la realidad y hasta ingenuos.
¿No dan una? Pero ya van por cinco.
Chiquis, Nosotros, Peña
Por Paco Alonso
Chiquis es una chihuahua negra, simpática, bella correteadora de carros, es la perra de la familia. Respecto al Informe Presidencial, comparte el sentir de la mayoría ciudadana: indiferencia.
Un año tendría Peña de haber tomado potestad cuando escuché decir: “yo siento que no tengo presidente”. Pati se llamaba, ahí en el tianguis del Héctor Espino, al calor de la informalidad que sostiene al 60% de la población mexica. Y en esa espontaneidad callejera quise encontrar la comprobación de que mi percepción no era un capricho marxiano que atrofiara mi sensibilidad histórica. El presidencialismo valió madre. No, el presidencialismo subsume el elemento autoritario… la presencia de una representación política, y con ella nuestro derecho a tener líderes.
Yo no siento que tenga presidente. Esta orfandad no reconocida, pues preferimos despreciar, orgullosamente, no sólo al corrupto en turno sino a la idea de liderazgo en general. En ocasiones incluso la idea de una identidad colectiva: no hay nadie como tú mi amor. Y sin embargo, las consecuencias del vacío de autoridad, de autoridad como tal y de autoridad política con materiales, tienen su efecto en la moral del citizen y en las necesidades gregarias de la población. Sí, sé que la República no está para tener funcionarios de la moralina y que el Súper Hombre prescinde de rebaños, pero la necesidad de un orden representativo capaz de ejercer la voluntad colectiva es tan real como el sentido de pertenencia y la seguridad que brindan o desaniman.
De algún modo, el liberalismo para subdesarrollados se montó en la baja autoestima de los países colonizados para convencernos no sólo de que los políticos son tan malos como la política indigna, sino que estamos mejor sin ellos. Aunque sea en la imaginación. Mientras, EUA retrae su industria y las reglas del comercio internacional; tú dirás «chingón, el TLC y el neoliberalismo valen v», y simón, pero no somos los que estamos dejando al golpeador sino que éste nos deja para re incursionar con mayor violencia y sin el decoro del matrimonio. Una casa fea se derrumba y no te sales.
Hay un 80/80 que no superamos: 80 de exportaciones al gabacho, 80 de importaciones del gabacho. O piensa en lo jodido de ser paisa con los tuits de Trump y la xenofobia institucional que crece en estos días sin que la cerdocracia de tu país al menos finja quererte. Esos paisas que ya huyeron del país, precisamente, mientras lo entregabas.
Quizá, como Pati, no sólo has sentido la orfandad sino que has contestado: ¿cuándo y cómo inicia esta orfandad?, ¿fue accidente o proyecto? ¿Por qué?
México no es un país al margen de la crema civilizatoria. No sólo cubre el territorio de uno de los 5 desarrollos civilizatorios originarios, de Juárez a Fox, es un país de tradición soberana[1] a pesar de su pobreza. Sí. Esto es, un Estado con fuente de poder propia que por lo tanto puede negociar, disentir y materializar sus iniciativas. Pues su poder no emana del favor burgués o imperial, sino del cómo se jode y persuade a su propia población. La desigualdad ante los USA aunados a sus fuertes intereses económicos y geopolíticos en la M, son la condición de una alianza obligada mas no incondicional de nuestra parte. Al ser el sistema internacional un sistema que media y organiza la incesante competencia, determina que sus elementos protagónicos busquen la máxima sujeción del mismo modo que el burgués requiere el máximo beneficio. Esta premisa no distingue ideología, religión ni etnicidad entre estados, a lo mucho móviles para facilitar bloques.
De igual modo, no importa que el grupo Atlacomulco sea una empresa dedicada a la transformación de la República en S.A. de C.V. Como tal, reclaman para sí una tajada tan grande como posible les sea, una cuota de poder sobre el movimiento del cuchillo. Y más para ellos es menos para los socios que colaboraron con su vuelta a Los Pinos. Es más, tuvieron que hacerlo para que el PRI dejara de bloquearles las Reformas los 12 años anteriores, desde sus curules. Y una vez que las pasaron siguieron sin impulsar la infraestructura para la extracción del gas en tiempo y forma. Mexicanadas de las cuales el TLC no estaba exento y que Zedillo tumbó. Aquí tenemos el porqué, siendo las dirigencias de distintos países igual de capitaleras y parásitas, es cuestión de tiempo y forma el que traten de debilitarse las unas a las otras. Y al hacerlo, llevan a la quiebra el modelo y los principios de la modernidad.
Ahora, si hay un “no siento que tenga Presidente” es que alguna vez se sintió. ¿Cuándo dejamos de tenerlo?
La historia de la intervención en la Silla por parte gabacha es larga: el fin del Porfiriato alebrestando a Madero, el reconocimiento a Obregón si sangra a los populistas y firma la no aplicación de la Constitución referente al petróleo y otras inversiones gringas, lo cual prometió un resurgimiento con Cárdenas, política de masas, socialistas y naciona-revolucionarias que se interrumpieron al cortarse su sucesión con Mújica y lanzando a Ávila Camacho, el lavado de cerebro que la doctrina del libre mercado fue para los PRI juniors que con Miguel de la Madrid nos ocuparon, el trauma del 88, Zedillo y no Colosio, Fox como alternancia, Calderón en vez del Peje y su guerra contra todos para que no quisiéramos ni salir de la casa… Se destruye así 1) la eficacia interna de la maquinaria democrática, 2) su línea de abastecimiento de combustible, y le andan pegando al 3) la fuente de combustible en si misma: el Pueblo y sus posibilidades (materias primas, relaciones internacionales). Me atrevo a decir que incluso la campaña internacional por Ayotzinapa fue un disfraz para esta política de desprestigio y debilitamiento. Acuérdense que el mejor fue el GIEI, que al ser designado por la OEA, tiene de independiente lo que la publicidad de honesta.
Y nosotros exclamamos “fue el Estado” inspirando un rechazo a lo político que perpetuara nuestra impotencia. Porque el Estado es eso, un vehículo, un tanque de guerra entre la clase que explota y las explotadas, entre los explotadores y explotados de distintos conglomerados humanos. Parafraseando a Hegel: la burguesía quiere desparecer al Estado para explotar directamente al proletariado. Los comunistas quieren desaparecer al Estado como efecto de la disolución de clases. Think about it, porfas.
Las tradiciones, cívicas y no, son necesarias para guardar un comportamiento coherente entre sus elementos, y una coherencia psicológica en la médula de sus elementos. Desde Dios hasta la banda presidencial y el retrato mamón con que Videgaray intenta adelantarse, pasando por todos los símbolos patrios y las fiestas paganas, el uso, ocupación, revestimiento de objetos en la ejecución de ritos y ceremonias, aparentan una legitimidad, autoridad, inmanencia, sacralidad que desde la apariencia se constituyen como poder espiritual en nuestra carne. Cuando Calderón, por impopular si tú quieres, no da el informe, hay algo en lo hondo que vale madre. Cuando Calderón no puede proteger a sus secretarios de Estado del narco, o de quien fuese, y borracho aparece nervioso en la prensa, algo se quiebra. Cuando Peña se pone la banda con miles de chotas madreándose al pueblo en el centro histórico de la gran Tenochtitlán, algo se recupera… el poder sobre la prensa izquierdosa que vendió la idea de que los aguerridos eran “provocadores”. (No mames Adolfo Gily, y progres que lo secundaron desde la Jornada, el face y el 132, ni que Peña hubiese necesitado provocación para sangrar y violar Atenco). Y si tu sumes a tu vecino del sur en una guerra interna de la cual ni Abraham podría salvarte, sólo construye la Big Wall para que sus muertos no vengan por ti. Dar el informe desde un avión. Dar informes.
El camino de la acumulación burguesa no sólo lleva a la destrucción de los Estados-Nación, si la respuesta lógica de las poblaciones que ven robadas sus leyes y tradiciones, que ven traicionado su sentido histórico es intervenir. Si no se pudo evitar que esta intervención ascendiera, es preciso quebrarla de la manera más vistosa para que nunca vuelva a salir: el 68 nos dejó sin hijos, el 88 sin padres. Cuando el Poder traiciona el ideario en que apoyó su ascenso, (República, Estado de Derecho, Democracia por ej) el ejecutor triplica su encubrimiento y lo distrae fertilizando caos y confusión, acciones que tienden a convertirse en sistema. Ya no sólo se abandona lo público sino lo real. Por la misma espiral en que decae la razón y lo societal asciende la mercancía y la soledad, destino que te cimbra horas frente a teorías sobre el Juego de Tronos. The truth is nowhere.
Chiquis, comparte con la mayoría de nosotros un desinterés por el Informe Presidencial, más pertinente le parece la comida de gato. Pero chiquis no es humana. Y es bella.
[1] No como soberanía “democrática”, es decir, donde el poder reside en la voluntad del pueblo, para decirlo con los ilustrados términos de Morelos (1813) pero sí una frente a otros Estados; fetichizada, lo admito, pero no sometida.
Retratos (al vapor y en servilletas) by Miriam Salado
De izquierda a derecha Alejandro Valenzuela, Horacio Vidal y Paco Alonso
Nota de género, tan importante en nuestros días
A este convite también fueron invitadas las mujeres, 4 de ellas.
Desgracidadamente ninguna tuvo interés y/o posibilidad de participar.
Eso sí, la dibujante le entró al quite -a pesar de las premuras- y cumplió.