Ayer 2 de marzo la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente anunció que Grupo México será multado con 23 millones de pesos tras encontrársele la friolera de 55 irregularidades tan sólo a su empresa Buenavista del Cobre, con sede en Cananea, Sonora. Algunas -ni siquiera varias- de estas fallas están relacionadas con el derrame de 40mil metros cúbicos de lixiviados de cobre ocurrido el 6 de agosto de 2014 sobre los ríos Bacanuchi y Sonora, afectando al menos a 22mil habitantes esparcidos en 8 municipios. Dicha contingencia «se podría considerar como el peor desastre ambiental en la industria minera del país de los tiempos modernos», ponderaría más tarde el mismísimo titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales.
Pues bien, apenas este sábado 28 de febrero tuvo lugar un agitado foro en el que variedad de ciudadanos, agricultores y líderes del Río Sonora dieron cuenta de lo sucedido del 6 de agosto a la fecha. El evento tuvo lugar en el Centro de las Artes de la Universidad de Sonora, en el marco del XL Simposio de Historia y Antropologia que organiza el Departamento de Historia y Antropología de la Universidad de Sonora… ustedes perdonarán la cacofonía.
Abrió fuego José Juan Piña Aguirre, del Comité Ciudadano de Ures, quien clamó certidumbre para los suyos: «Queremos que nos digan exactamente la verdad». De su lado, León Guadalupe Soto Rivera, agricultor y ganadero de Bacoachi, llevó muestras del agua contaminada que ya previo al derrame consumen en su pueblo. A las autoridades federales y estatales dijo: «Deberían ser tan machos para venir y probar cualquiera de las aguas que aquí traigo».
Martha Patricia Velarde, brava mujer de Baviácora, fue clara al señalar: «Este crimen no puede quedar sin castigo». Buena parte de su exposición la dedicó a señalar las divisiones al interior de su comunidad por culpa del Fideicomiso creado por Grupo México y gobierno federal: «El Fideicomiso aprovecha la cuestión económica para crear divisiones en la población cuando ahorita debemos estar más unidos que nunca». Aún más, «los que no tienen gremio se quedan fuera». Es decir, si no eres ganadero, agricultor o comerciante (con sendos documentos que lo acrediten) no aplicas para recibir el beneficio económico. Pa’ molarla de acabar, «hay personas que esos 15mil pesos no se los van a dar porque no tienen hijos. Aunque no lo crean. Si tú vives en la casa de tu mamá y no tienes hijos para ti no hay nada, a ti no te pasó nada».
Finalmente José María Tapia, presidente de la unidad de riego «Canal Bajo» del Molino de Camou, habló sobre la «catástrofe» que viene del Río Sonora a Hermosillo vía mantos acuíferos.
Luego tocó el turno de la palabra al público asistente que puso más sabor a un caldo de por sí condimentado. El relato más duro fue el de Rosa María Fimbres Barceló y Jesús Ríos León, quienes trasladaron el drama a la capital de Sonora con su experiencia como habitantes de una casa con varillas contaminadas por radiación al sur de la ciudad: «Somos una familia con metales radiactivos en el cuerpo». Relataron sus ires y venires por universidades locales y estadunidenses. Los diagnósticos son los peores. De ahí su autoridad moral a la hora de lanzar un exhorto nada agradable al casi millón de hermosillenses: «La gente se tiene que hacer un estudio de metales. Háganse análisis».
Otros llamados a la acción también los hubo y algunos testimonios más. Mientras tanto en el mundo de la burocracia y las buenas formas, ayer se anunció que la multa por casi 22 millones 959 mil 386 pesos a Grupo México es la más alta que se haya impuesto en la materia y que «con las medidas de seguridad cumplidas por la empresa, no existe hoy riesgo inminente para el medio ambiente o para el equilibrio ecológico en la zona».
Texto y fotografías por Benjamín Alonso Rascón
El audio completo del foro aquí:
https://soundcloud.com/cr-nica-sonora-1/testimonios-del-rio-sonora-a-7-meses-del-tragico-derrame