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¿Para qué quieren los villanos del espacio a nuestro planeta si siempre pretenden destruirlo? ¿Por qué los héroes que defienden a la Tierra no dejan piedra sobre piedra cuando nos “protegen”? ¿Son los superhéroes quienes atraen a los archivillanos?
Ninguna de estas preguntas tendrá respuesta en La liga de la justicia (Zack Snyder/Joss Whedon, 2017) ya que estamos frente a una película en sumisión absoluta a los arquetipos de héroes y villanos que desde hace más de una década invaden las pantallas de cine desde Marvel o DC Comics.
La muerte de Superman (Henry Cavill) ha sumido al planeta en luto y desesperanza. Ante una letal amenaza extraterrestre – los alienígenas ya saben que nuestro guardián ha desaparecido -, Batman (Ben Affleck) decide convocar al más aventajado grupo de metahumanos para dar la batalla por las vidas del mundo.
Muy buen inicio, sin duda. Envuelto en la melancólica elegía de Leonard Cohen, la voz de Sigrid: “Everybody knows the fight was fixed, the poor stay poor, the rich get rich. That’s how it goes. Everybody knows”, reza con estilo y soborna a la audiencia.
Así, la galería de capas, escudos, poderes y gadgets surge por arte de magia: La Mujer Maravilla (Gal Gadot) confirma su categoría líder. Al integrarse al dream team continúa el empoderamiento femenino; Aquaman (Jason Momoa), reacio a seguir el llamado del murciélago, es rudo y condimentado, como molcajete mar y tierra; Cyborg (Ray Fisher), tal vez resulta el más unidimensional y Flash (Ezra Miller), joven y entusiasta, aportará velocidad y humor. Tanto tienes, tanto vales: “Everybody knows”.
La interacción entre los míticos superhéroes se logra con holgura, hasta con naturalidad. Y eso es mucho decir.
Entonces, se presenta el villano, Steppenwolf (en la voz de Ciaren Hinds). Y comienzan los problemas de toda la película.
Más parecido a un videojuego, la presencia de Steppenwolf – Lobo Estepario, sin mayor referencia a Herman Hesse – jamás logra convencer de su amenaza universal. Y aunque provoca las batallas más explosivas, el exceso de CGI significa confusión.
Por cierto, los esbirros alados de Steppenwolf tienen un origen metaliterario: guardan un cierto parecido con Blue Beetle, olvidado personaje de DC, pero son muy similares a los monos alados de El Mago de Oz (Víctor Fleming, 1939).
El difícil y forzado abandono de La liga de la justicia por parte de Zack Snyder y su eventual relevo con Joss Whendon afecta, sin duda, a la cinta. La impronta de Snyder no puede ser borrada y los esfuerzos de Whendon por adecuarla a su estilo son insuficientes.
Zack Snyder cuenta con una currícula de oficio para el universo DC. Si bien es cierto Watchmen (Zack Snyder, 2009) es una obra maestra comparada con Batman contra Superman (2016) o El hombre de acero (2013), lo que dejó en La liga de la justicia permite reflexionar en “el hubiera”. Pero “el hubiera”, no existe.
Y Joss Whendon viene de las producciones de Marvel. Los vengadores (2012) y Vengadores: La era de Ultron (2015). Es un tránsfuga artesano que cruzó la calle.
¿Puedo hablar de la música? Danny Elfman y Junkie XL han realizado un trabajo excepcional. La partitura, épica, ominosa, contiene elementos que no deben pasar desapercibidos: Batman es arropado por las notas de sus películas de 1989 y 1992, escritas por el propio Elfman y Superman es presentado con el himno de John Williams, de 1979. Por supuesto, la rúbrica de La Mujer Maravilla, adquiere en manos de Elfman una perspectiva sinfónica en deuda con Hans Zimmer.
Es verdad, el tema de Batman (Tim Burton, 1989) por Danny Elfman fue una copia desvergonzada del soundtrack de Viaje al centro de la tierra (Henry Levin, 1959), realizado por el venerable Bernard Herrmann. Pero ese es otro boleto. Descarguen en YouTube: Bernard Herrmann: Journey to the Center of the Earth, Suite of the film music (1959) y luego hablamos.
Un sueño puberto. Ver en la pantalla grande a Batman, La Mujer Maravilla, Flash, Aquaman, Cyborg y Superman. Semejante evento vale el costo de taquilla. Sin embargo, al rato, eso no basta.
El visionado de La liga de la justicia no es innovador. Aunque sus rasgos redentorios – una revisitación interesante a Superman, como Frankenstein redivivo, por ejemplo – consiguen darle entretenimiento puro y duro, eso no alcanza para más.
DC Comics es nobleza y pureza. Por eso La Mujer Maravilla (Patty Jenkins, 2017) es, hasta ahora, la mejor película de origen en el mundo de los superhéroes. Por ahí es, ¿qué les cuesta?
La liga de la justicia: una buena idea donde las manos de Snyder, Whendon y los ejecutivos de Warner, siempre atrás de la lana, hacen evidentes las grietas de la alianza de los superhéroes de DC Comics.
Aunque en la tienda de enfrente, en el universo marvelita, tampoco cantan mal las rancheras.
P.D.- Sí hay secuencia post créditos. Son dos. La primera alude, con sentido del humor, a una rivalidad amistosa entre dos superhéroes; la segunda es más oscura y abre el portal a nuevas aventuras.
P.P.D.- Imposible no recordar “Campeones justicieros contra las momias de Guanajuato” (Federico Curiel, 1972). Blue Demon, Mil Máscaras, Tinieblas y El Médico Asesino a punto de perder frente a semejantes monstruos, reciben la ayuda Deux ex machina de El Santo. Y los niños aplaudían. Como ahora.
Por Horacio Vidal