Querido/a hijo/a, 

Como te advertí en mi primera carta, habría una segunda misiva para agregarte más “rollo”, o “verbo” como dirían tus amigos/as o incluso tú mismo. Pero es que son tantos los temas que me inquietan y quisiera seguir compartiéndote una serie de consejos que, a mis cincuenta años, puedo decir que he acumulado experiencia, y además, resulta que ni más ni menos soy tu papá, y pues, me preocupa y ocupa el entorno en que te desenvuelves. Pero bueno, ya basta de tanta palabrería y voy al grano. 

soy enemigo de las prohibiciones, pero valga

Pues resulta y resalta que en días pasados la cámara de senadores/as aprobó una iniciativa de ley para prohibir los vapeadores, tú sabes, los populares cigarros electrónicos. Como te dije en la primera carta, soy enemigo de las prohibiciones, pero valga una serie de advertencias sobre esta afirmación. 

Desde tu secundaria empecé a saber de los mentados vapeadores, pues solamente había escuchado que les llamaban cigarros electrónicos, y conforme me fue llegando más información, hoy en día sé que son terriblemente dañinos a la salud; sé que has tenido contacto con esos productos en más de una ocasión. No me espanto ni mucho menos, pero sabes, como varias veces te he dicho, que son un coctel de veneno en una atractiva envoltura que aparenta ser un producto de lo más inofensivo. 

Pero vayamos despacio, en primer lugar, me inquieta el daño a tu cuerpo cuando llegas a probarlos, son varias fuentes confiables que señalan que contienen sustancias que provocan distintos cánceres, además del grado de adicción y otros efectos en la salud.  Un legislador federal, Damián Zepeda, señaló que no se debe prohibir pues cae en la competencia de la decisión personal; otro del mismo grupo político, Marco Cortés, fue más lejos, y aseguró que, al contrario, ayudaban a dejar de fumar. Supongo que el diputado Zepeda se refería a las personas adultas, y en principio suena bien, que sea la persona en última instancia la que decida.

regular todos los ámbitos de la vida, sería contrario al respeto de las libertades

Pues bien, este es el segundo punto que quisiera advertirte, pues prohibir por prohibir, o regular todos los ámbitos de la vida, sería contrario al respeto de las libertades; el punto central es que hay toda una serie de personas, empresas, que se están haciendo ricos con la producción, comercialización y distribución de estos productos, o sea, hay toda una industria poderosa que, como sucede con las armas en Estados Unidos, o las empresas de cerveza, gaseosas y de comida chatarra en México, generan ganancias de millones de pesos y dólares a costa de eso que se llama “libertad individual” con sus terribles efectos en la salud pública. 

El tercer punto es que construyas un conjunto de criterios lo más solido posible para que, en tu ámbito personal de decisión, puedas rechazar los ofrecimientos por propio convencimiento. No es que el gobierno deba regular todo, pero sin duda hay ciertos rubros propios para una mayor atención por parte de los distintos niveles gubernamentales. La salud pública se llama así pues nos compete a todo/as y por medio de medidas colectivas-comunitarias, ya sea preventivas o de promoción de la salud, el tratar de evitar daños. 

Sé que, en el baño, en las regaderas, u otro lugar

Sé que en el baño, en las regaderas u otro lugar fuera de los ojos de tus profesores/as, es común que lleguen a las manos de los/as adolescentes todo tipo de artículos prohibidos o no propios para tu edad. Ni las medidas que emprenda el gobierno o las autoridades de la escuela, van a garantizar el control absoluto, por ejemplo, del consumo de los cigarros tradicionales o electrónicos; la diferencia la harás tú, en tu capacidad de entender los daños y lo pernicioso que puede llegar a ser cualquier tipo de adicción, sobre todo, aquellas que causan daño directo a la salud. 

En sentido amplio, todos/as tenemos algún “vicio”, o sea, actos recurrentes que no podemos evitar y que a la larga resultan perniciosos; el punto es darse cuenta de ello para tratar de resolverlo y evitar que se complique. Yo sé que de repente la presión de los amigos, el bombardeo publicitario, los contenidos de redes sociales y medios digitales, pueden favorecer malas decisiones para tu bienestar. Confío que puedas tener los recursos y capacidades suficientes para, poco a poco, distinguir la mejor decisión, y asumir las consecuencias de tal acto.

Con mucho amor, paciencia y comprensión, tu papá. 

Por José Eduardo Calvario Parra

Profesor investigador de El Colegio de Sonora

El autor de la carta y el destinatario en una imagen de 2023



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