La noche de anoche llovió en Hermosillo

y hoy lo celebramos con la poesía de Lorenza Val​, recordando que hay más vida que política en la viña del señor 😍

[hr gap=»30″]

Una de esas tardes

de charcos resplandecientes

pisé el cielo.

Gotas enojadas salpicaron mi cuerpo

caricias rotas

de mi trémulo reflejo.

Sacudí las caricias

arranqué mis oídos

los metí en los bolsillos.

Caminata sorda

callada

inhalando la droga

que dispara la tierra mojada.

Los maniquís mecen la tarde

ofertas  invitan a no manosear

el mercado está de buenas

la cebolla afrodisiaca guisa la humedad

el diapasón del acordeón afina mis oídos

la gravedad del tololoche agudiza la llovizna

se armoniza la ciudad.

La sexi paletera enciende un Delicado

sus pechos descarados amamantan el lugar

en el humo de sus ansias se dispersan los sombreros

por sus arrugas se resbalan los años de vagar.

Yo  le compro una paleta

el predicador, gracias a Dios no está.

Chupo tranquila el colorante con ciruela

el cielo del charco regresó a su lugar.

Serena monto mi carro

abro todas las ventanas.

tomo un atajo,

por el camino más largo

con una prisa nublada.

Un carro con cara de cocodrilo no soporta mi calma

me rebasa por la izquierda

dejando nubecitas negras

escurriendo por mi espalda.

Texto y fotografía (de Hermosillo y su mercado municipal número 1) por Lorenza Val

Sobre el autor

Artista y peluquera.

También te puede gustar:

4 Comentarios

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *