Hermosillo, Sonora.-

Cuando mis tiempos de activista, cómo me repateaba que el gobierno nos restara autoridad a las primeras de cambio: son provocadores, reaccionaba de inmediato. Cierto que yo jamás rompí un vidrio, pero muchos de mis amigos sí. Recuérdese las protestas en torno a la tercera cumbre de jefes de estado en Guadalajara, la entonces famosa ALCUE, en mayo de 2004. Como sea, era indignante que nos negaran lo autenticidad de nuestro coraje y cada que salían a desconocernos se acrecentaba mi inconformidad antisistema, cuando no mi odio hacia el político en turno.

Pasaron los años y las cosas cambiaron. Tanto que en 2018 «los buenos» llegaron al gobierno. Otro mundo es posible, decíamos cuando jóvenes, y si no el mundo al menos otro México será posible, soñaron millones la noche del 1 de julio de 2018. Hasta yo, cuando escuché el discurso del presidente electo en el Sheraton esa misma noche, un discurso de estadista que desgraciadamente ha quedado tan lejos.

Y es esa distancia la que hoy nos tiene aquí, para hablar del carácter ambidiestro de este nuevo gobierno, que viniendo de la izquierda también le entiende a la derecha. Esto a propósito de las incendiarias declaraciones de la jefa de gobierno del otrora Distrito Federal, la hasta ayer presidenciable Claudia Sheinbaum Pardo, que luego de las muy justificadas acciones violentas de un grupo de feministas en protesta por la presunta violación de una joven a manos de un grupo de policías capitalinos, se recetó la siguiente declaración:

 

“Quiero ser muy tajante en esto: no vamos a caer en ninguna provocación. Esto es una provocación, querían que el gobierno utilizara métodos violentos, igual que ellos utilizaron y nosotros por ningún motivo vamos a caer en provocaciones”.

 

Añadiendo, para que quedara más claro que el agua de Chalco:

 

“Claro que va a haber carpetas de investigación por lo que ocurrió, particularmente en la Procuraduría. Y ya será la propia instancia, la propia institución, quien haga las investigaciones y resuelva, pero lo más importante para nosotros es no caer en las provocaciones. Claro que condenamos estos hechos, pero lo que buscaban era que el gobierno saliera de manera violenta y eso no va a ocurrir nunca”.

 

Sabe qué, doña jefa de gobierno, qué poca sensibilidad para con sus gobernados y para con todas las mujeres de este desgraciado país. Y para conmigo también, que ya ni de izquierda soy. O quién sabe, porque viendo su actuar ramplón, o el de su camarada en Baja California y muchas veces el de su jefe cada mañana, por el que voté dos veces y no me quiero arrepentir, pues quizá resulte que soy más zurdo yo que esa pandilla de malandros y fifís que han llegado al poder. Sabe qué, doña jefa de gobierno, vaya y chifle mucho a su padre, nomás por variar.

Por Benjamín Alonso Rascón

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Sobre el autor

Premio Nacional de Periodismo 2007. Director de Crónica Sonora. Escríbele a cronicasonora@gmail.com

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