Hoy me quiero salir un momento de mi zona de confort. Hoy quiero hablarles de una figura que marcó a jóvenes y viejos, levantó estadios, nos hizo soñar, metió unos PUTOS golazos en el FIFA (un saludo a mi hermano David) y nos llevó a conocer los confines de la satisfacción. Hoy les vengo a predicar la vida y obra de Ronaldo de Assis Moreira, mejor conocido como Ronaldinho, quien esta semana dijo adiós al futbol soccer profesional.
En un inicio todo era plano, no nos atrevíamos a ver más allá. Claro, hubo destellos de que había algo más y muchos magos nos habían llevado a pensar que las cosas eran diferentes, pero el balón siempre fue esférico y todos debían honrar esas dimensiones.
El mago de Porto Alegre debutó en casa. El Grêmio fue su primer lienzo en 1998 y dos años bastaron para que llegara a París, refugio de algunas de las obra de arte más importantes que la humanidad haya visto. La Ciudad Luz quería tener al alegre prodigio. El PSG (Paris Saint Germain) sirvió para que nos diéramos cuenta de lo que venía. Luego, en Corea-Japón 2002, Ronaldinho ganaría la Copa del Mundo, requisito indispensable para aquellos que se quieren decir “los mejores de la historia” en el futbol. Brasil era una selección llena de gigantes: tenía a Cafú de capitán, Roberto Carlos -el del pinchi golazo inexplicable- y al mismísimo fenómeno Ronaldo, entre muchos otros jóvenes como Kaká o Dida que son oro puro a donde vayan.
Después, en 2003, el Futbol Club Barcelona se hace se los servicios de Dinho y en tierra surrealista todo se vuelve aún más mágico. En su debut Dinho logra anotar un disparo de 25 metros haciendo gritar tanto a los fanáticos azulgranas que los sismógrafos de Barcelona lo registraron. Fueron años dorados para el FCB, tenían al capitán Carles Puyol, Xavi Hernandez de joven, Deco, Samuel Eto’o, Rafa Márquez y un chamaco llamado Lionel Messi que apenas era un proyecto.
La temporada 2005-2006 ganó su segunda Liga de forma consecutiva y su única Copa de Campeones de Europa (otro requisito indispensable para decirte el mejor de la historia), ganándole a un Arsenal con Thierry Henry que era lumbre pura, el porterazo de Jens Lehmann y figuras como Sol Campbell, Cesc Fàbregas o Robert Pirès.
Ese mismo año Ronaldinho conquistó algo que pocos han alcanzado: poner de pie a todo el estadio Santiago Bernabéu. Lo hizo después de meterle dos golazos a los de casa; los aficionados del Real Madrid sabían que estaban siendo vencidos por el mejor.
Después de tanta gloria, bien dicen que las victorias también vencen. El FCB no pudo ser el mismo y Ronaldinho bajaría su nivel por rumores de tantísima fiesta y buenos ratos; era el amo de la party en una ciudad donde siempre hay party. Él mismo era la fiesta.
En 2008 el FCB lograría reunir en su delantera a Lio Messi, Samuel Eto’o, Thierry Henry y Ronaldinho. Ese mismo año Pep Guardiola tomaría las riendas del club y con él se venía una época de éxito impresionante, tristemente sin Ronaldinho. El mago llegó al A.C. Milan y a partir de este momento sería un ir y venir, estuvo aquí y estuvo allá. Regresó a Brasil a jugar para el Flamengo, después Atlético Mineiro, pasaría por el Querétaro de México y el Fluminese sería el último lugar donde Dinho tocaría un balón de forma profesional.
El debate de si es o no el mejor de la historia es algo que me da mucha hueva y no solo en el futbol, en cualquier deporte pienso que ir etiquetando al mejor de la historia es un error. Se deja de valorar el talento de cada época por estar buscando una bola de argumentos que pierden sentido para poder presumir que “tú tienes la razón y eres súper conocedor”.
Pero de algo sí podemos estar seguros, no existió cabrón más alegre que él para hacer su chamba, no existió al día de hoy un jugador que te hiciera bailar como él lo hacía con y sin el balón; que te hiciera preguntar si es magia o cualquier ser humano puede aspirar a moverse así; no existirá nunca un jugador tan carismático y sonriente que inspire y motive a tantos jugadores dentro y fuera del futbol. Ronaldinho trascendió la barrera del futbol, todo mundo lo conoce, todo mundo lo ha visto, todo mundo entendió que este maestro lo hizo por gusto, lo hizo por cariño a su deporte y por divertirse.
La próxima vez que hagas la shaka sign acuérdate que Ronaldinho la hizo famosa. La señal significa permanecer relajado, mantenerte a toda madre. Es una invitación a que seas “cool”, a que disfrutes de la vida haciendo lo que más amas.
¡Obrigado, Ronaldinho!
Por Carlos A. Gil
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