Hermosillo, Sonora.-
Conocí a Erica Millet hace unos años cuando compartimos responsabilidades similares en la gestión cultural pública. Admiro desde entonces su inteligencia, elegancia, don de gentes y valentía al andar. Ahora sumo a esta reflexión, mi entusiasmo por conocerla desde sus letras. Grata sorpresa su más reciente obra titulada Relatos sobre madres imperfectas, ganadora del Fondo de Ediciones del Ayuntamiento de Mérida y publicada por Editorial Fondo Blanco en 2024.
Son siete relatos los que componen este libro de ágil lectura. Confieso que durante las narraciones me incomodé: transité del asombro a la impotencia, de la ira a la compasión y luego a la sorpresiva sonrisa al descubrirme inmerso —como todo un juez involuntariamente macho— en cada una de sus historias. Historias protagonizadas por mujeres que, ante diferentes situaciones, asumieron actitudes y decisiones inesperadas que chocan con nuestro previsible y lamentable juicio.
Relatos sobre madres imperfectas son historias que se entrelazan y dan testimonio desgarrador del difícil papel de la mujer del sureste mexicano en distintas épocas. Textos que narran desde la incredulidad de una niña, compadecida de su papá, a causa de una madre que aparenta ser verdugo pero que en realidad es víctima silenciosa e invisible de una relación infernal. O la historia de una mujer que, luego de cuatro tortuosas y fugaces relaciones, opta ante su violentador por ceder a su hija recién nacida a cambio de su paz.
El conservadurismo de la sociedad yucateca se hace presente con un relato de una mujer de edad avanzada hacia su hijo, que insiste de manera soez en dictar desde la tradición lo digno o indigno en las relaciones de un “hombre de bien”. Otro texto aborda la extraña actitud de una adulta mayor que, viviendo en soledad y pese a todo pronóstico, acepta a una bebé abandonada dentro de una caja de cartón a la puerta de su casa.
Como texto final se incluye al cuento ganador del Premio Nacional Beatriz Espejo 2022. De una manera perspicaz, Erica cambia drásticamente de narrador y describe el diálogo entre una madre incrédula y su hijo todavía adolescente. Este, aún agobiado y temeroso por la farra de una noche anterior junto a sus amigos, confiesa que perdieron el control y ahora las familias de unas jóvenes extranjeras desaparecidas claman justicia.
Sin duda, un libro recomendable que visibiliza el trabajo de una mujer extraordinaria que a lo largo de los años ha recaudado experiencia y sensibilidad necesaria para ser, sin regateos, una referencia en la literatura yucateca de nuestros tiempos.
¡Felicidades, querida Erica!
Por Mario Welfo Álvarez Beltrán
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