Resulta que hay un curso de formación política en boga. Paco Alonso estuvo ahí y nos trae su reporte con todo y reflexiones. Órale, revolucionarios, a leer con ganas 🙂

[hr gap=»30″]

Anoche asistí al curso de Formación Política de mi admirada Brigada para Leer en Libertad, del Paco Taibo II (en portada, dijo el editor), en el lindísimo espacio de Taza Madero que con amor y sudor han construido lxs lindísimxs Lorena y Oso Bravo. Y siéntome maravillado de que nuestra época nos permita conectarnos masivamente a eventos políticos beligerantes que no se hacen desde el proselitismo sino desde lo cultural… O eso creía. He aquí unas ligeras observancias:

I

No me parece un curso de formación política. Al menos, claro, si concedemos que un curso de historia política en función de convencer de Morena = esperanza, Morena = el movimiento de hoy como ayer, es un curso de formación política. Pero no lo es. Aprender a pensar políticamente los eventos del pasado (desde cierta narrativa) no es aprender a pensar políticamente el todo cuyo punto de partida es el hoy. El curso nos deja a las puertas de donde habría de comenzar. Y no es sólo un asunto de cronología, es un asunto de fundamentos.

Ejemplo, el compa Javier, anoche, afirmó que la legitimidad de los zapatistas está en los títulos que el Rey les expidió en algún siglo que se hunde en las noche de los tiempos virreinales. Legitimidad confundida con legalidad ¿Qué legalidad es más legítima, la de un rey extranjero o la de Don Benito y Don Porfirio? La que se basa en los títulos del Rey en oposición al agandalle de Díaz, elije a estos papeles no por los papeles mismos, sino por su noción de Justicia, Justicia que descansa en la experiencia y memoria comunalista que se hunde en la noche de los siglos hasta el ocaso y el mediodía del Anáhuac. Y esa justicia es tal porque permite vivir a la comunidad, a sus autoridades, a la red de comunidades, al mundo humano.

Ahora bien, en política, el punto de partida ha de ser la Voluntad, y esto es un gran acierto del curso (quien soy yo para decirlo si el lector y Bartra son mil veces más sabios… sobre todo Bartra). El defecto está en cómo se problematiza.

II

Mientras para Morena, perdón, la Brigada, los problemas están en el pasado, para la voluntad de los vivos los problemas están en el Presente. Y es de prever que si se nos cursa en pasado, se nos induce a responder al Presente con Pasado. Esto es lo anacrónico. Como anacrónico fue la Constitución del 24 y del 57 y del 17 en el sentido teórico: ponderaron legislar sobre problemas que calcularon convenientes y posibles resolver en su momento, y dieron rienda suelta a los que se habrían de volver la mancha voraz de la época. La Consti de 1824 no legisló la propiedad de la tierra «porque de eso no se trataba entonces», diría mi profesora, al igual que la del 57 y del 17 legalizan el despojo cuyas raíces se hunde en la noche de siglos que trascienden la migración del hombre a América. Mas no se hundían en el pasado los terratenientes cuya libertad y propiedad eran constitucionalmente protegidas. Sólo la del 17 responde al desastre y esto es porque el pueblo se levantó en guerra, y porque abajo atrás a los lados y por encima de los líderes convertidos en estatuas, de las facciones enfrentadas, estaba siempre el pueblo y el pueblo se daba cuenta que era el chingón de esta historia, que donde él estaba estaba la Victoria. Pero cuando la del 17 responde al desastre, ya otro monstruo había crecido a la sombra del agandalle: la plusvalía.

No sólo se le dejó viva, el nuevo pacto abrió paso al plusvalor, el reparto agrario incluso eficienta la mano de obra al incluirla en unidades permanentes con oportunidad de prestar servicios fuera, cosa que la expropiación liderada por don Benito (donde expropiación y reparto son las partes negativas y positiva de un mismo proceso, visto en retrospectiva) (donde la forma comunal-ejidal, es la puesta en marcha de la mano de obra desplazada por el enemigo burgués que fue capaz de deslindar al enemigo eclesial y terrateniente). Es esto: la fuente del poder ya no es el acaparamiento de tierras y hombres, sino el acaparamiento del valor que crea el trabajo. Salario: quien da trabajo es retribuido con monedas que representan un valor inferior al que aportó a la mercancía final. La maquinaria (taller, industria, comercio, ingenio azucarero, campos de la costa hermosillense) contiene un trabajo acumulado que subordina el esfuerzo de los vivos, estos se meten y son tragados como los griegos por el Minotauro, como Chaplin por la banda fabril en Tiempos Modernos. El valor que crea el trabajo no preexiste al mismo, y de hecho, no se realiza hasta que, por un lado, a) se vende la mercancía, b) se consume la mercancía, c) se consume lo recibido a cambio de la mercancía, d) y siempre d) se acumula lo intercambiado por la mercancía con lo cual la realización es siempre una suma progresiva. Es esta progresión la mágica invisibilización del plusvalor. La ley, hasta hoy, hace el juego al mito burgués de que se paga por el trabajo (se paga por el empleo de los cuerpos con sus capacidades, tal como se paga por el empleo de otras cosas) al estipular un salario mínimo (que es una mierda) y callarse respecto al plus valor. Y es que el plusvalor es plus (más) porque lo que se deja al desposeído es menos (por eso es pecado, y es un pecado, por ahora, legal).

Charles Chaplin en Tiempos modernos (1936)

La anterior digresión era necesaria para

III

He aquí lo que encuentro deshonesto en el curso de la Brigada, al menos intelectualmente deshonesto. Su curso, a huevo, cerrará apuntalando el proyecto de nación moreno y este, a su vez, relegará la problemática fundamental de la actualidad, como no lo hicieron los pueblos de la independencia, reforma, revolución, pero sí algunos de los juristas que sellaron los pactos sociales. Bien dijo Salmerón en la primera sesión parafraseando a Trotsky (punto de encuentro entre los socialdemócratas y comunistas del curso): los pueblos van a la revolución sin saber lo que quieren pero sabiendo lo que no quieren. Maybe. Pero aquél que los invita sí sabe lo que quiere. La desigualdad es el tremendo dolor de la época, ¿qué dice de esto el Peje? Corrupción y Estado de Derecho, como bien nos recordara un asistente a la Taza la noche de anoche. O sea: nada.

Viéndolo bien, la erradicación de la corrupción que predica el buen Peje alcanza sólo a limitar la corrupción. Y no me refiero a la interesantísima empresa de renovar la tubería burocrática, sino a que, una vez más, sin modificar el Derecho y su marco legal, la política instituida es corrupta por el hecho de proteger el despojo, de invisibilizarlo la forma en que se despoja y proteger al producto del mismo. Sangría permanente.

No pasemos de un romance a otro ¿Tendría sentido hablar de esto? No, para qué el Peje… Ah, pero es que hablamos del curso de formación política. Al curso taibiano le pasa lo que a los manuales marxistas de la URSS, la necesidad de plegarse a un proyecto los induce a construir una narrativa que fabrica grandes figuras y eventos, tapando las necesidades colectivas de los vivos. Le sucede lo que al ser hegeliano: revela a un pueblo genéricamente chingón callándose respecto a la forma en que se generaliza la chinga aquí y ahora en carne propia.

 

IV

Si la población resiente la desigualdad y entiende que hay desigualdad, hay oportunidad para hablar científicamente de la desigualdad, y por ende, de proponer soluciones científicas (la renta básica universal es una hipótesis puesta en práctica ya en algunos países). En realidad, no hay excusa si no admitimos que el Peje es un líder conservador de nuestros tiempos. Si la burguer lo apoya y lo apoya al grado de chingarse al PRIAN, es porque necesita limitar la corrupción de estos jodidos así como necesitó alimentarla para pasar las reformas del despojo y la represión. Es porque el Estado de Derecho, la paz, es buena para los negocios. Y si nosotros lo apoyamos o, al menos, consentimos en que es el menos peor, es porque la paz y el limitar la corrupción son buenas para no ser macheteado, baleado en un retén, despedido por un hijo de puta que ni siquiera pagó el contrato (mierda, es que hasta los contratos están en vía de extinción).

Y nada de esto es argumento para que sucumbamos al rayo idiotizador pejista que balbucea que ganar para ganar porque hay que ganar porque se puede ganar vamos a ganar ganar ganar ganar (capital mood). Ni madres. Queremos hablar de desigualdad y de formas radicales de acabar con la desigualdad como hicieron los zapatistas, como practicaron los villistas, los Magón, el propio Juárez, Hidalgo, etcétera no sólo en el ayer sino en el hoy. E incluso sabemos que el sistema político provee anualmente una ocasión para que nuestros representantes traten este problema a nivel federal y estatal: la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos.

La ley de ingresos y el presupuesto de egresos componen el Paquete Económico que septiembre tras septiembre envía el Secretario de Hacienda al Congreso de la Unión y este a los congresos locales para que nuestros representantes lo aprueben y perfeccionen a más tardar en diciembre. La Ley de Ingresos y el Presupuestos de Egresos, como se deduce del nombre, consiste simplemente en qué, cuánto, a quiénes, a cuántos y cuándo les va a quitar el Estado y en qué se lo va a gastar. Dos cosas me parecen sorprendentes: en el paquete económico 2017 firmado por el pendejo de Meade impera sólo un criterio: el crecimiento. Sin ningún cambio cualitativo, este crecimiento no es sino el crecimiento de la desigualdad, del ecocidio, de la dependencia, de la estupidez instituida. Y al final del documento suelta una idiotez como “ser líderes internacionales”, me recuerda al servil bien portado que intenta ganar el favor de la profesora más ojete en toda la primaria. Pinches pro gringos miserables. Segunda cosa: la izquierda en el congreso, en realidad sólo en la comisión senatorial se discutió el Paquete y únicamente un punto: los precios de petróleo estimados para 2018 (ingresos) y ya. El sangrado que a diario practica la burguesía al dios del dinero con los cuerpos de la prole, de académicos a jornaleros agrícolas, ese no hay pedo. Listo.

En Sonora, sólo el diputator -hoy candidato a munícipe- Carlos León convocó ciudadanía para discutir sobre el presupuesto de egresos. Al igual que el curso, fue un acto de propaganda. El evento se compuso de 1) exposición técnica del presupuesto a cargo de un hacendado, perdón, un comisionado de Hacienda; 2) interpelación, comenta y proposición sobre en qué y cómo hay que gastarse la feria por parte de ciudadanos involucrados en distintos campos de la Creación. En su célebre columna de Proyecto Puente, el buen Hermes Ceniceros aplaudió la iniciativa del congresista calificandola de histórica.

Ojalá lo sea, en lo que lo averiguamos, entendemos que antes que el gesto no expresa certeza sino filiación. El evento fue un intento de generar y consolidar alianzas, de crear simpatía con la clase media, de seducir, de llamar a tropel para abrir cancha en los verdes campos de la burocracia a través de buenos y naranjas representantes. Muy bonito todo. Los anzuelos del erario, siempre tan seductores, se antojan tan ricos y facilotes, es tan justo que los mordamos si del mar vienen y peces somos. Evidentemente, 1) las participaciones ciudadanas no trataron de tejer un Plan, abogaron desde su especialidad, 2) el tema de cómo agarra la lana el Estado, y más aún, 3) cómo se produce esa lana fueron intocados, es decir: ni hubo un tratamiento político de la cuestión ni se trató lo fundamental pues simplemente no se observó la problemática económica detrás de las migajas.

V

Y en efecto, no hay tratamiento político real si se evaden las proposiciones políticas en pugna hoy, como no hay actitud política verdadera si el análisis de lo real se cuida de concluir algo que nos obligue a una práctica. Ya que no hay práctica fuera de las proposiciones existentes, al menos que se trabaje en la creación de lo nuevo, y aún ahí es necesario posicionarse, procedemos a descender al lodo de este 2018. Y no se puede aterrizar en 2018 sin parlar sobre Marichuy.

Marichuy, extremo opuesto de Anaya de quien sólo se puede presumir ser un eficaz ojete en los artilugios de la mafia, apto para quienes rinden culto al poder. Marichuy, contraste del Peje pues por la boca de Él habla una causa mientras Marichuy es un botón de la causa misma y por ella hablan sus seguidores. Marichuy, contra corriente del PRI pues priista es el demonio tras la desventura del último y de todos los siglos. Marichuy, poseedora del hermoso distintivo que es ser la única enemiga del capitalismo y su burguesía. ¿Enemigo con probabilidad de éxito? Sabemos que no le tira a ganar la elección ¿En que radicaría entonces el éxito?

Marichuyistas parten de un diagnóstico: no hay condiciones para ganarles ni por la vía electoral. Concluyen: la vía electoral no sirve. Luego: hagamos que nos sirva para difundir nuestro mensaje. Que se realizará… quién sabe cómo. Digamos entonces que el mensaje marrichuyiano se sitúa entonces en la etapa profética. Si al Peje se le puede decir mesiánico no es por populista (no seas mamón tildarlo negativamente es afirmar que los políticos deben estar para chingarnos?) sino por incluyente. Su política de inclusión redime y permite dejar en el pasado todos los pecados. Y quizá la redención va más allá de los políticos de profesión ofreciéndose al pueblo llano, no me refiero a que hayan votado por Quadri o Felipe de Jesús, sino por el pecado de ser parte activa de la corrupción cada pinche día. El pecado de no haberse rebelado. De aceptar. De consumir. De sonreír y votarse ante Netflixxx. Obvio, hay millones que hacemos esto y más y no nos sentimos culpables. Pero ah, Marichuy es profética por algo más chingón: suelta verdades a pesar de su impracticabilidad y en esto contrasta profundamente con el pragmatismo del Peje que da forma y por lo tanto alcance/límite a sus aspiraciones, más acá, en este profetismo contrasta con todos nosotros y toda nuestra época pendeja que prefiere estrellarse en el Iceberg que dejar de consumir como cochi desalmado. Y esto es de aplaudirse amiwos.

Claro, podemos preguntar ¿no lo intentaron ya con la Sexta y lograron algo así como ni-madres? Y quizá tengamos razón. La dificultad estriba en que las mejores cosas tardan tanto en salir a la luz, se anuncian con efectos sutiles que los relatos disputan en interpretar cuando ya es difícil ignorarlos. Quizá el EZLN perdió la guerra en 13 días, quizá el SubComandante Charcos fue delator o sólo imbécil al anunciar cuáles eran sus bases el día que declararon la guerra al Estado mexicano -dándole así la ruta de avance al Ejército Nacional- pero es un hecho que después del 94 los indígenas se pueden trasladar por las banquetas de San Cristóbal sin que nadie se crea con derecho a joderlos. Es un hecho que salimos, quienes quisimos salir, del american dream noventero ya circunscrito a soñar un perro, dos carros y una casita en gringo´s land sino que adujo por medio de las Olimpiadas, el Cine y las series y Fukuyama que la Tierra Prometida había llegado y se expandería sobre todo el globo con paz y prosperidad y nike y malteadas y Terminators y Rambos para todos. Y todas. El EZLN planteó la oposición cuando el PRD de constituyó en mentira y los marxistas estaban tan desmoralizados o arrepentidos como se puede estar al ver a Dios destruido por las llamas, sepultado por un muro, descabezado por moscovitaz incapaz de alzar un brazo. Oh hermosos marxianos cuál fuerte su dolor y cobarde su silencio, comparables a Pedro negando 3 veces al gallo pitagórico. Y otra: el EZLN, nacido en la derrota de la utopía roja convirtió son su mera existencia en dystopia a la utopía capitalista mucho antes de que el neoliberalismo cobrara factura en Europa y los profes en sus aulas se atreviesen a condenarlo. Y otra, el EZLN nos obligó a pensarnos por nosotros mismos, aunque la necedad sea persistente y se apliquen guiones de análisis abducidos a Lenin y otra gente que tenía otras cosas enfrente.

La Marichuy es una gran negación.

La Marichuy no quiere el poder.

La Marichuy no trae programa -a pesar de lo que dijo el marichuyista anoche en la Taza- pero consultaría mejor que cualquier consultoría.

La Marichuy es mujer e indígena, es decir, sus símbolos la representan y no al revés.

Por lo cual, Marichuy es la causa antes que la persona.

Marichuy afirma la vida y no teme a señalar a sus enemigos: la minería y otras transnacionales.

La Marichuy no entra en su lógica porque ella sí es algo y sí es diferente.

Marichuy para los desarraigados.

Marichuy para quien se sentiría mal, quien se sentiría sucio de optar por cualquier otra opción política.

Marichuy para quien quiere ser revolucionario pero no se quiere quedar fuera del 2018.

Marichuy para quien quiere nunca equivocarse.

Marichuy y tú. I (corazón) Marichuy. Marichuy y yo tatuado en las paredes de los baños de las cantinas más estrambóticas y románticas, eternos escapes a este mundo cosificador que nos aplasta como deporte, que transmite realitis chous con nuestras aspiraciones.

Yo sólo quería preguntar, ¿para esto era necesario candidatearse?

Por Paco Alonso

Dado en Hermosillo el 9 de febrero de 2018

Sobre el autor

Vende libros, les manda saludos, viva Villa Juárez.

También te puede gustar:

2 Comentarios

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *