Flow (2024) es una obra singular que desafía las convenciones narrativas contemporáneas al prescindir de diálogos y utilizar la expresión visual como su principal vehículo de comunicación. Ambientada en un mundo postapocalíptico desprovisto de humanos, la historia tiene lugar en un velero a la deriva, donde un grupo de animales se embarcan en una aventura de adaptación y supervivencia. Esta producción se destaca no solo por su audaz enfoque narrativo, sino también por su impecable trabajo de animación y su capacidad para conectar emocionalmente con la audiencia.
Uno de los aspectos más sobresalientes de Flow es su formato, que combina técnicas tradicionales con elementos digitales modernos para crear un mundo visualmente hipnotizante. Los animales no están antropomorfizados en exceso; sus expresiones y movimientos son cuidadosamente estudiados para capturar, por medio del instinto, comportamientos que reflejan las emociones humanas. Este enfoque permite que la película mantenga una conexión genuina con el público sin perder la esencia y autenticidad propias de los animales.
La decisión de hacer de Flow una película silente representa un riesgo creativo que rinde frutos al enfatizar el poder de la narrativa visual. Sin diálogos, la comunicación entre los personajes se basa en gestos, miradas y acciones, invitando al espectador a interpretar las interacciones y a involucrarse activamente en la historia. Este enfoque se complementa con una estupenda banda sonora y sonidos ambientales como el crujido de la madera del velero, el chapoteo del agua y las hojas siendo agitadas por el viento. Estos elementos crean una atmósfera inmersiva que refuerza la sensación de aislamiento y vulnerabilidad de los personajes.
El elenco de Flow está compuesto por un grupo heterogéneo de animales, con el gato como protagonista, cada uno con una personalidad y un rol definidos dentro de la historia. La relación entre ellos se desarrolla de manera natural, con momentos de conflicto, colaboración y reconciliación que reflejan las complejidades de las relaciones humanas. Cada animal debe encontrar su lugar en el reducido espacio del velero y aprender a convivir con los demás, superando prejuicios y diferencias. Este proceso está lleno de lecciones de tolerancia y comprensión que resuenan profundamente en el espectador.
La pérdida, la adaptación y el aprendizaje son temas centrales en Flow, explorados a través de una narrativa que equilibra resiliencia y esperanza. Desde el inicio, los personajes enfrentan sus propios duelos mientras aprenden a colaborar en un espacio compartido. Cada interacción impulsa su crecimiento personal, subrayando la importancia de superar diferencias y trabajar en equipo frente a las adversidades. La película también resalta el poder de la amistad como fuente de fortaleza, mostrando cómo las conexiones emocionales pueden transformar el viaje compartido en una experiencia enriquecedora. En ese sentido, Flow invita a reflexionar sobre la capacidad de adaptarse y encontrar significado incluso en las circunstancias más desafiantes.
Más que una película, Flow es un viaje emocional que inspira y nos lleva de la mano para contemplar la belleza y la esperanza en medio del caos y los desafíos propios de la vida. Si lo que busca es una historia conmovedora y diferente, esta es la opción. Cabe mencionar que esta película, junto a la segunda entrega de Intensamente, se perfila como una de las favoritas para llevarse el Oscar en la terna de mejor largometraje animado. Actualmente está en cartelera, y como el cine se ve mejor en el cine, córrale a verla antes de que se vaya.
Flow (2024, Latvia, Belgium, France)
Director Gints Zilbalodis
Writers Gints Zilbalodis Matiss Kaza
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