Ciudad de México.-

En esta esquina, con una pobreza de ideas de 300 kilos, total carencia de propuestas, y una descarada impaciencia por recuperar el poder que los induce a hacer un ridículo detrás de otro: ¡La “Oposición”!

De esta otra, aturdidos por una ideologización de 350 kilogramos que los ha convertido en policías del pensamiento de los ciudadanos tributarios que se atreven a disentir tantito con el poder presidencial: ¡Los “Periodistas” de la 4T!

LA DESCONOCIDA QUE DESTRONÓ A LA NOBEL DE LITERATURA

En una sola semana se suscitaron dos notas que, analizadas en paquete, ilustran con nitidez la esquizofrenia mediática que padecemos los mexicanos. Por un lado, la exagerada atención suscitada por un libelo titulado El rey del cash, evidentemente impulsado desde la derecha marca ACME cuyo errático accionar nos remite a aquellas caricaturas del Coyote y el Correcaminos, donde, naturalmente, ellos son el Coyote al que le explotan todas las trampas que le pone al extraño pájaro morado. Lo único destacable de la hoy célebre autora, Elena Chávez, quien se dice periodista egresada de la escuela Carlos Septién, y hasta aquí su biografía, es que fue pareja sentimental de César Yáñez, hoy subsecretario de Desarrollo Democrático, quien hace algunos años la dejó por otra señora, golpe del que pareciera no haberse recuperado y que, sinceramente, lamentamos muchísimo. Ahora bien, si nos atenemos a su calidad de “testigo” de los hechos contradictorios que relata en este texto o panfleto, tendría que empezar por decir que ella vivió feliz y onerosamente de los presuntos desvíos de los que, dice, fue cómplice su exmarido…hasta el día en que él salió por cigarros para nunca más regresar…y ahí sí, qué dolor, qué pena, qué vergüenza, qué bola de cochinos rateros los de la 4T. ¡Tengo que dar mi “testimonio”!

No se necesita ser Einstein para advertir esta y muchas incongruencias más, como la notoria ausencia de vocabulario y cultura general de la asumida periodista, así como sus divagaciones y llamativos tics cuando llega a ser entrevistada. Su lenguaje corporal es un grito corporal de la mentira. No sabe dónde posar la mirada, le estorban los brazos mientras repite de memoria “los hechos” desarrollados en un texto que, por momentos, ¡demasiados!, pareciera redactado por una tercera persona (“negro”, en el argot editorial), y no pocas veces ha errado al aludir lugares o personajes… como que se confunde la señora, como que se le forman lagunas. ¿Será pánico escénico, como dice Julio Astillero? 

Entre las filas de la llamada “oposición” no ha surgido una figura que, como AMLO en su momento, establezca un contrapeso moral real, que inspire confianza y esperanza, por consiguiente, todo se les ha ido en revolotear entre apellidos ilustres, como si el ser hijo de un expresidente o de un político legendario garantizara algo. Se aferran a cualquier clavo hirviendo, papel que, por el momento, desempeña Chávez, hasta ayer ilustre desconocida y que, no me extrañaría, fuera producto, como su propio “testimonio”, de la torcida imaginación de alguno de los frenéticos enemigos del presidente. La capacidad reflexiva de muchos mexicanos, por desgracia, es tan pobre como la educación oficial ha querido y propiciado que sea, y no lo han pensado dos veces para hacer de este inconsistente y regurgitante panfleto un best seller. Y pensar que a muchos periodistas y colaboradores de medios nos llegó el PDF totalmente gratuito, misteriosamente deslizado. La periodista en ciernes ya no tiene que preocuparse por su futuro. Su nombre pasará al olvido en tres meses, pero su cuenta bancaria engordará sustancialmente, que es lo importante y, pues nada, la dinamita volverá a explotarles en la cara a los coyotes.

Y justo cuando los “periodistas” se disputaban el honor de entrevistar a esta colega que antes de este libro no había escrito ni la reseña de una boda de rancho, estalla la segunda bomba que “la oposición” pretendió robar para su causa, pero terminó cubriendo de hollín a….

¡NO ME AYUDES, COMPADRE!

Si bien la “oposición” y su total ausencia de ideas, propuestas y, muy especialmente, candidatos de peso, no representan un peligro real para la continuidad de la 4T ni para el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, los verdaderamente peligrosos, como suele suceder, son tan, pero tan cercanos al mandatario, que este parece no haber reparado aún en el terrible daño que le están haciendo no solo a su imagen, sino al país en general. Me refiero, adivinaron, a los fundamentalistas de la 4T y, más concretamente, a esos “periodistas” que navegan con bandera de socialistas progres y una insoportable aura de superioridad moral por “no ser chayoteros”. A criterio de estos señores y señoras (mucho más numerosos los señores, hago notar) se han arrogado la absoluta titularidad de eso que llaman “libertad de expresión”. Estos personajes han decretado que la figura presidencial es INTOCABLE, siendo que el mismísimo presidente ha repetido hasta la saciedad que “en México no hay intocables”, y en ningún momento agregó: “excepto yo”. Sin importar cuan nimia, tímida, titubeante, respetuosa o certera sea la crítica dirigida al presidente, sus tinterillos se vuelven cual víboras ponzoñosas contra aquella o aquel (casi siempre “aquellas”) que osan no aplaudir cual foquitas amaestradas las acciones o decisiones de su Gran Líder.

Durante la recientemente efectuada Feria del Libro de Monterrey, Elena Poniatowska Amor, Premio Cervantes de Literatura, autora internacionalmente reconocida y laureada no solo por su obra literaria, también por la social (siempre está allí, donde se le necesita), hizo una declaración respecto a AMLO que me permitiré transcribir textualmente:

“Tiene que abrirse a la crítica, aceptar lo que otros le dicen, aceptar que él se puede equivocar, creo que sería importantísimo que también hiciera un estudio o un trabajo en las mismas mañaneras de decir, bueno, quiero oír, quiero que ustedes me digan cuál camino escogerían ustedes, creo que, en vez de pelearse con la oposición y señalarla y darle a veces una importancia que no tendría si no apareciera tan públicamente, creo que sería más importante hacer un cónclave crítico de gente. Siento muchísimo que haya muerto…quiero decir, es una de las razones por las que siento su muerte, de Carlos Monsiváis, porque Andrés Manuel iba a casa de Carlos Monsiváis, que lo quiso mucho, lo escuchaba, le pedía de veras su opinión y, en muchas ocasiones, obedeció…bueno, finalmente un presidente no obedece, pero tomó muy en cuenta todas las opiniones que podían ser contrarias a la suya, y sí, sí le pediría, le diría que desde las Mañaneras hay que aceptar la crítica, hay que aceptar que otros pueden tener una buena razón y creo que sería muy saludable, sobre todo para él pero también para nuestro país. Me da tristeza y me duele esta especie de “yo soy el que sabe” …lo sabemos todos, todos sabemos, todos nos amamos entre todos, y todos nos equivocamos entre todos, entonces que nos dé también la oportunidad de equivocarnos o la oportunidad de acertar, de decirle por dónde, él tiene que entender, saber, vamos a…encomendarnos a alguien.”

Más adelante, en una charla con jóvenes, agregó: “No ha hecho nada de lo que esperábamos por la cultura, él no se ha ocupado de la cultura, tanto él como su mujer, Beatriz Gutiérrez Muller, son historiadores, pero no se ha visto un empujón hacia la cultura, es una pérdida y un error…y no entiendo por qué tanta participación del ejército.

Hay que hacer notar que su primera declaración fue en respuesta a una pregunta “capciosa” que le hizo Denisse Dresser, personaje por el que, reconozco, no siento la menor simpatía desde que emprendió aquella absurda campaña del voto nulo. No descartaría que la astuta Dresser esperara algo como lo que está sucediendo en este momento, algo así como un amarre de navajas. Pero la respuesta de Poniatowska, además de sincera, fue en extremo mesurada, incluso afectuosa, porque a esta servidora le consta que la autora de Hasta no verte, Jesús mío, entre muchísimas otras, siente un cariño grande y sincero por AMLO. Y, como dije en este mismo espacio alguna vez, la crítica constructiva es un acto de amor. Aplaudir a lo menso es cualquier cosa, menos amor del bueno.

Pues bien, esta crítica amorosa fue vilmente utilizada por la “oposición” para golpetear a AMLO. La engordaron, la pintarrajearon, le adjudicaron intenciones y dichos que jamás tuvieron lugar. Y los custodios de la honra del presidente -me ahorro nombres, pero los considero tan o más nefastos que los Lorets, las Michas y los Brozos del universo- que seguramente se guiaron más por el chismarajo de los “opositores”, y ni siquiera pusieron cuidado a las palabras de la escritora, se le lanzaron a la yugular dejando de lado, en primer lugar, el elemental respeto que se le debe a una dama de la tercera edad. Pedirles que respetaran su trayectoria literaria hubiera sido demasiado pedir porque casi ninguno de estos rojillos lee (o si no, cómo se explican el triste “caso” que dirige el ISC, dizque porque es una “prestigiada escritora”, ni siquiera se molestaron en verificar esta desmesura a través de Google)…y los que sí leen, los menos, se aprestaron a ejercer una crítica literaria no solicitada y fuera de lugar, sacando a relucir el supuesto plagio contra Luis González de Alba que, quienes hemos estudiado a fondo la obra de Poniatowska, desde el primero hasta el último libro, hemos demostrado fehacientemente que nunca existió. Otros más abrieron sus viejos álbumes para que viéramos a “la Poni” (como insisten en decirle, igualados) con Carlos Salinas de Gortari…como si en dichas fotos no resaltaran otras tantas presencias interesantes de periodistas honestos e intelectuales de izquierda y de derecha. Lo más deleznable fueron los estallidos de resentimiento social contra el origen aristocrático de la escritora, a la que incluso tildaron de “nazi”, siendo que su padre fue héroe de la Segunda Guerra Mundial, peleando precisamente contra esos a los que tan irresponsablemente mientan para insultar. En resumen: presenciamos en redes un espectáculo realmente nauseabundo de todo lo que actualmente es políticamente incorrecto e inaceptable: misoginia, clasismo, paternalismo y discriminación en virtud de la vulnerabilidad de la escritora, a quien, además, se permitieron abordar como si se tratara de una incompetente, débil mental y manipulable en razón de su edad. La forma en que atacan a las mujeres es particularmente virulenta, mucho más que la empleada contra los varones. Ahí están los casos de Carmen Aristegui y de Lily Téllez que, podrá no ser santa de mi devoción (¡no lo es en lo absoluto!) pero merece ser criticada con argumentos inteligentes, no con alusiones a su situación hormonal. 

Lamento que AMLO no vaya a leer esto pues carezco de amistades allegadas a él que le acerquen este comentario que no pretende alabarlo… ni yo pretendo hacerme pasar por Annie Ernaux… pero fingiré que va a leerme, que lograré hacerle entender que, más que pertinente, es URGENTE, que se disculpe con su incondicional y querida amiga Elena Poniatowska en nombre de esta horda de brutos y, a continuación, exija a estos que intenten un periodismo a la altura del proyecto de nación que soñamos todos los que lo favorecimos con nuestro voto, y paren ya de lanzársele a la yugular a cualquier ciudadano de a pie (y Elena Poniatowska lo es, como usted, lector… como yo) que no esté 100% de acuerdo con sus dichos o acciones. 

Por el bien de México, al que tanto dicen amar.

Por Eve Gil

Fotografía de portada, by Plural

Fotografías de El rey del Cash, by BAR

Sobre el autor

Narradora, ensayista y crítica literaria sonorense (Hermosillo, 1968), autora de una veintena de libros entre los que destacan Réquiem por una muñeca rota, Virtus, Sho-shan y la dama oscura (llevada al cine por Carlos Preciado Cid) y Evaporadas, las chicas malas de la literatura. Premio Nacional de Periodismo Fernando Benítez 1994, Premio Nacional de Cuento Efraín Huerta 2006, entre otros.

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