El ruido de las cosas al caer (Ediciones Santillana, Punto de Lectura 2013), novela ganadora del Premio Alfaguara 2011 y publicada ese mismo año, fue escrita por Juan Gabriel Vásquez (Bogotá, 1973) cuyos libros cuentan con reconocimiento internacional y publicaciones en 14 lenguas y una treintena de países.
El autor goza con una mezcla de influencias, tales como Vargas Llosa, Borges y García Márquez, sin embargo, su narrativa se enfoca en explorar los momentos más atroces de la historia latinoamericana, como quien va con lampara en mano, arrojando luz a los rincones oscuros.
Dividido en seis capítulos, con un total de 259 páginas, el ruido de las cosas al caer habla precisamente del ruido que rodea a sus personajes, los sonidos distantes, los objetos que estallan y caen. El ruido de lo intangible, las relaciones que colapsan y las emociones que te fragmentan en pedazos, como el miedo y la sensación de vulnerabilidad que experimentaron aquellos que sobrevivieron al narcoterrorismo en Colombia, un país asolado por uno de los capos más poderosos de la historia: Pablo Escobar, cabecilla de la guerra del narcotráfico contra el estado.
La guerra no se limitaba solo al gobierno y a sus funcionarios, sino que arrastraba a los civiles entre sus garras. En este sentido toda una generación, mayormente de los 80´s, sufrió y se acostumbró a esta vulnerabilidad, esa resignación callada sobre los crímenes que se repetían, de una manera tan rápida y constante, que se volvió parte de su normalidad. Los asesinatos políticos, toques de queda, bombas en centros comerciales y otros lugares públicos. De forma que la muerte podía llegar a ti de manera fortuita, simplemente por elegir visitar un lugar u otro, o por abordar un avión que estallaría. Con esta fórmula, la trama se teje entre la realidad y la ficción, y así resulta la caída del vuelo 965, el primer ruido en la novela.
La madrugada fresca se llenó con el llanto de Maya, suave y fino, y también con el canto de los primeros pájaros, y también con el ruido que era la madre de todos los ruidos, el ruido de las vidas que desaparecen al precipitarse al vacío, el ruido que hicieron al caer sobre los Andes las cosas del vuelo 965 y que de alguna manera absurda era también el ruido de la vida de Laverde, atada sin remedio a la de Elena Fritts. ¿Y mi vida? ¿No comenzó mi propia vida a precipitarse a tierra en ese mismo instante, no era aquel ruido el ruido de mi propia caída, que allí comenzó sin que yo lo supiera? «¿Cómo, también tú has caído del cielo?» le pregunta el Principito al piloto que cuenta su historia, y pensé que sí, también yo había caído del cielo, pero de mi caída no había testimonio posible, no había caja negra que nadie pudiera consultar, ni había caja negra de la caída de Ricardo Laverde, las vidas humanas no cuentan con esos lujos tecnológicos (pág. 248).
Contada a través de la historia de dos hombres que, sin llegar a ser amigos, establecen un lazo, el ruido de las cosas al caer abarca temas sobre narcotráfico, pero dirigiendo su lupa a las personas en los márgenes, aquellos que, sin estar relacionados directamente, son sacudidos a través del miedo provocado por la inestabilidad e impunidad en Colombia.
Cuando Antonio Yammara, un joven abogado conoce a Ricardo Laverde en el billar de la calle catorce, un pulso de curiosidad se agita alrededor de su figura. Una tarde que Laverde le pide ayuda para escuchar un casete y tras un atentado que lleva a Yammara a sufrir estrés postraumático, el resolver la maraña de lo que era la vida de Laverde se convierte poco a poco en su obsesión. De esta manera la novela funciona como un misterio o una serie de misterios. El escritor va dejando migajas de pan en el camino y un misterio se resuelve a medias mientras surge otro. La historia se revela dosificada en cada capítulo, avanzando por las páginas en busca de respuestas y explorando las vidas de los personajes que trazan los relieves de Colombia como en un mapa.
El libro resulta ameno y lleno de intriga. Pienso que el ambiente, tanto político, como sociológico es uno de sus tantos aciertos. También es peculiar su manera de abordar cada capítulo, sus metáforas bien construidas y el cómo utiliza hechos históricos como detonantes, elementos que le dan solides a la historia. Por todo esto, califico El ruido de las cosas al caer como una lectura imperdible.