Querido hijo:

Te sorprenderá que use este medio para decirte lo que en otras veces te lo hecho saber, pero ante lo convulso de nuestros tiempos, es importante repetirlo tantas veces como sea posible. Espero no aburrirte demasiado y lograr que te detengas 4 minutos en leer esta carta. 

Tienes tan solo 15 años, toda una vida por delante, el futuro que se te avecina representa muchas oportunidades de todo tipo. Es preciso advertirte de los peligros que enfrentas en nuestro mundo de hoy, y en especial querido hijo, de cómo puede ser que la libertad, autonomía, independencia que vas adquiriendo se conviertan en trampas a las que hay que estar atentos. Para todo, como bien sabes, hay derechos y obligaciones, y pues sé muy bien que a nadie nos gustan estas últimas. Pero no quiero irme por las ramas, y seré lo más claro posible. 

Hay un par de temas que me inquietan sobremanera ¿puedes imaginarte a qué me refiero verdad? Exacto, a la violencia y la droga que circunda a nuestro alrededor, en las calles, en las plazas, en las escuelas. Te preguntarás qué tiene que ver tu incipiente autonomía con estos temas, pues tiene mucho que ver, ahora te pones a prueba con tus propias decisiones. Con lo anterior no quiero decirte que con tan solo quince primaveras ya tengas toda la vida a tu decisión personal, pues por lo menos hasta que alcances la adultez, tu mamá y yo seguiremos deliberando y construyendo decisiones para tu mejor bienestar. Pero, en estos momentos, a tu edad, tienes que que tomar “pequeñas decisiones” que pudieran tener un efecto importante.

Está demás decirte que el círculo de amistad se convierte en la primera parada sobre las decisiones. Voy a usar el ejemplo de las canciones llamadas “bélicas”, conocidas también como “corridos tumbados”. Yo sé que tú y muchos de tus amigos y compañeros de escuela las escuchan. La promoción de este tipo de canciones está acompañada con imágenes violentas y de consumo de droga, que a la letra dicen cosas como “Doble vaso retacado y polvo en mi nariz” o “Al tiro tengo a mi gente, pura mafia sinaloense”. Además, dichas composiciones tienen una carga sexista muy fuerte, situación que amerita ampliarme en otra carta. 

En otras ocasiones te he dicho, escuchar determinada música no te convierte en determinada persona, o que directamente te provoque actuar de una forma u otra. En sentido estricto una expresión artística como una canción no tiene tanto poder para cosas así. Pueden promover, eso sí, algún valor positivo como fraternidad, amor, respeto, solidaridad, responsabilidad, libertad, equidad, compasión, paz, serenidad, compromiso; quienes promueven los corridos tumbados pocas veces reparan si lo que componen, cantan, es para transmitir valores. 

“aquel bato está bien tumbado”

Creo que sabes que en nuestro barrio “tumbado” es sinónimo de loco, desubicado, suele decirse “aquél bato está bien tumbado”; debes saber que la gente que la produce está interesada en tener éxito, y por lo tanto en las jugosas ganancias que eventualmente puedan tener. A descarga de ellos, y digo ellos, porque en su mayoría son hombres, en nuestro mundo que habitamos, el aspecto comercial, monetario, es lo preponderante, es lo principal. Espero que adviertas que en sí mismo no tiene nada de pernicioso escuchar canciones, la música en general, porque su cometido principal es provocar emoción, sentimientos, ya sea de gusto, disfrute, nostalgia, despecho, relajación, tranquilidad, alegría, romanticismo, exaltación, en fin. 

Bien sabes que soy enemigo de las prohibiciones; la invitación que te hago es sencillamente a que contemples el bosque y no solo el árbol al momento de elegir tus gustos, y en este ejemplo musical, quiero decir, que una canción del género de corridos como los tumbados, por sí sola puede ser inofensiva, pero encierra, o si quieres esconde, un paquete en el que existen mensajes de violencia y consumo exacerbado, no solo, pero principalmente, de droga. Dirás qué canciones de la música popular moderna no están vinculadas con la violencia, y tendrás razón, incluso, el origen de los corridos fue justamente la exaltación de pruebas de valentía frente al peligro, las cuales frecuentemente se ejercían en contextos violentos solo que la mancuerna con la droga no era lo principal, o ni siquiera existía. Sería ocioso recodarte que a diario se publica en los noticiarios y/o periódicos, crueles asesinatos, ejecuciones, desapariciones, enfrentamientos armados, etcétera. Meses atrás, el creador de este sub-género andaba bien “tumbado” en su carro por las calles de Hermosillo, ofendiendo y sobornando policías; él mismo se tomó el video que lo evidencia. Es muy probable que estaba bajo los efectos de alguna sustancia adictiva en su cuerpo. Eso es parte del bosque: los problemas sociales que conlleva la drogadicción y el narcotráfico. Espero que no te haya aburrido querido hijo, y que repares más frecuentemente al momento de elegir tu música. Ya en otra ocasión, te seguiré contando más cosas para no confundir el árbol con el bosque.

Con mucho amor, tú papá que te quiere un montón.

José Eduardo Calvario Parra

A la derecha el autor, a la izquierda el destinatario de la misiva. Fotografía de Paula Diezpalacios.


Esta carta apareció por vez primera en nuestra edición impresa número doce:

Búscala —y cómprala por escasos $30— en la Sociedad Sonorense de Historia: Rosales 128, Centro, Hermosillo, Sonora, México. 

Suscripciones: cronicasonora@gmail.com

Sobre el autor

Esta publicación es resultado de una alianza estratégica entre El Colegio de Sonora y CRÓNICA SONORA. Si usted persona, empresa, institución, tiene interés en aliar, escriba a cronicasonora@gmail.com o comuníquese vía cualquiera de nuestras redes sociales.

También te puede gustar:

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *