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No todo es amor: ni en la vida ni en la maternidad. Esa imagen idealizada desentona en el día a día de madres agotadas, sangrantes y confundidas…
Una investigación de Adriana López -flamante estreno- e Iris Gastélum para el público de Crónica Sonora
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La llegada de un bebé generalmente se concibe como el inicio de los días más felices en las vidas de las mujeres que han tomado la decisión de experimentar la maternidad. ¿Quién no ha sido testigo de esas imágenes casi celestiales de madres irradiando plenitud con una gran sonrisa en el rostro, sosteniendo a un bebé en brazos? Las mismas imágenes que aparecen en los espectaculares de la ciudad anunciando paquetes de alumbramiento en hospitales privados. Esas fotografías que encontramos en revistas femeninas dándole sentido a cualquier artículo dirigido a las futuras madres. Escenas de perfección maternal que reproducen distintas celebridades en escenas televisivas y encontramos con gran auge en redes sociales.
El producto de la maternidad que nos proveen los medios de comunicación nos muestra a mujeres felices, realizadas, plenas, repletas de alegría, rodeadas de comodidades, con bebés sonrientes en los brazos, sin ojeras, ni kilos de sobra, con el peinado perfecto y el vestuario que realza su sensualidad, rodeadas de una pareja que les acompaña y consiente. En este escenario todo está controlado y fluye naturalmente al mismo tiempo, cada uno de sus elementos están ligados a otros en una especie de espiral de dicha y felicidad.
No sorprende, entonces, que en distintos hospitales se ofrezcan servicios de maternidad (parto o cesárea) donde se incluye además un elemento indispensable: el servicio de maquillaje y peinado después del alumbramiento, herramientas al parecer necesarias para inmortalizar recuerdos de una maternidad feliz e incursionar así a la nueva realidad exterior.
Una realidad que coloca los proyectores hacia las imágenes y estereotipos, que aparentemente exige la reproducción de esos productos prefabricados de maternidades, y al mismo tiempo cubre con un gran telón la realidad de un cuerpo sangrante, agotado, en ocasiones maltratado y frecuentemente no escuchado. Secuencias de imágenes que se han vuelto tradición, invisibilizando el miedo, la confusión y las nuevas necesidades afectivas de la debutante madre.
Ocasionalmente o por descuido podemos encontrar algunos vestigios de otra realidad -esa que se escapa del imaginario de la maternidad- en los relatos de las madres cansadas, desesperadas o aturdidas. En el esfuerzo de conocer un poco más dichos vestigios llevamos a cabo esta investigción, la cual tiene como principal soporte un sondeo digital consistente en cien cuestionarios aplicados vía redes sociales y dirigidos a mujeres que habitan en Hermosillo, Nogales y Ciudad Obregón, Sonora, y que actualmente experimentan el maternaje, descrito por Marta Lamas como la práctica aprendida para “la crianza, el cuidado y la responsabilidad de los hijos e hijas”.
El 85% de las voluntarias se ubicó en el rango de 31 a 40 años de edad, el 82% señaló estar casadas, el 49% afirmó tener un solo hijo y el resto corroboró tener dos o más. El total de las participantes cuenta con una carrera profesional y se ubica en un nivel socioeconómico medio.
Si bien no se puede asegurar que el maternaje genera crisis (situaciones difíciles y tensas que persisten hasta llegar a la normalidad) en todas las mujeres sin excepción, se encontró que el 83% de las mamás cuestionadas reconocieron haber experimentado al menos una crisis, de las cuales el 42% respondió haberla superado en menos de 6 meses, mientras que para un 29% el volver a la normalidad les ha tomado desde 6 meses hasta dos años.
Desde una postura psicológica, el maternaje comprende un conjunto de procesos psico-afectivos que se desarrollan e integran en la mujer en ocasión de su maternidad. Retomando lo expuesto por Caplan, las mujeres atraviesan crisis evolutivas en función de su historia personal, la estructura de su personalidad, su situación actual (conyugal, familiar y social), las características del bebé y la ubicación de ese niño en el encadenamiento histórico de la familia.[1]
Es así como el nacimiento de los hijos en la mayoría de los casos viene a romper gran parte de las expectativas formuladas a partir de las imágenes mediáticas. Cuando las mujeres reconocen que estas expectativas están muy lejanas comienza un camino de aprendizaje.
No únicamente las mujeres en proceso de maternidad o maternaje experimentan la construcción de expectativas o modelos basados en imaginarios, tal como lo expone Lefracois:
La sociedad actual pide a la mujer que establezca y aclare sus roles de madre, esposa y persona; necesita aprender a manejar a los infantes y preescolares, mantener una relación satisfactoria con su esposo y al mismo tiempo conservar el sentido de autonomía personal.
Todo esto resulta muy complicado de lograr, repetimos, independientemente de la condición materna.
Mucho del aprendizaje de cada mujer durante el maternaje radica en saber manejar aspectos que resultan frustrantes; dado que durante esta etapa se tiene a cargo a otro ser humano cuya existencia se basa en una dependencia vital y a la mayoría de las madres les encantaría protegerlos de todo; a esa tarea se suman muchísimas más actividades qué realizar. Como se menciona en el libro Desarrollo Humano de Kail Robert:
Las mujeres siguen asumiendo la mayor parte de las tareas domésticas sin importar cual sea su estatus en el entorno laboral. Las madres trabajadoras dedican hasta 50% más horas por semana que los hombres a los quehaceres domésticos, cargando casi con toda la responsabilidad del cuidado de los hijos y la organización del hogar.
Por lo tanto, no resulta extraño que en nuestro sondeo el 68% de las mamás se encuentren frustradas por “la sobrecarga de responsabilidades” y el 34% por “la falta de tiempo”.
Después de la frustración por no poder absorber todas las tareas pendientes y cumplir con las expectativas (propias y las del entorno) con frecuencia aparece la angustia, lo cual se ve reflejado en los resultados del sondeo. Cuando se preguntó cuál era la situación que más les angustiaba las respuestas con mayor puntaje se centraron en:
-“La sensación de no estar haciendo las cosas bien”
-“No tener suficiente tiempo para las labores del hogar”; y
-“Dejar al bebé para ir a trabajar”
Otros elementos presentes en las áreas invisibles del maternaje son la presencia del estrés, el cual es experimentado al menos una vez al día por el 52 por ciento de las participantes, la fatiga (74 por ciento), la impaciencia (65 por ciento), retiro social (34 por ciento), ansiedad (33 por ciento) y dificultad para concentrarse (30 por ciento).
Gran parte de los elementos hasta aquí descritos coinciden con el Síndrome de Burnout, generalmente asociado a individuos cuyas actividades se llevan a cabo en entornos laborales. En entrevistas sobre el tema y tratamiento de estos síntomas, distintos ginecólogos coincidieron en que rara vez las mujeres acuden a ellos con el fin de encontrar alguna solución médica que les ayude a disminuir el estrés, la angustia o la ansiedad; aunque dichos factores se han detectado durante los controles posteriores al alumbramiento, las pacientes optan por no manifestarlos verbalmente.
Ante nuestra mirada se presenta la imagen del maternaje en blanco y negro. Por un lado, aquella que se cuela en nuestro subconsciente a través del imaginario repleto de símbolos, discursos, lenguajes y prácticas sociales que construyen una realidad. Y por otro, una realidad invisible que surge simultáneamente, tejiéndose en silencio entre frustración, angustia, estrés, fatiga, impaciencia, retiro social, ansiedad, sobrecarga de responsabilidades y la sensación de no estar haciendo las cosas bien, lo cual puede interpretarse como el alejamiento o quiebre del imaginario perfecto de la maternidad.
¿Qué nos está pasando a las madres de ahora? ¿Por qué llevamos a cabo un maternaje con el sentimiento de sobrecarga de responsabilidades? ¿Por qué el estrés se ha vuelto un ingrediente constante? ¿Por qué nos alejamos tanto de esas madres de antaño que podían criar hasta 10 hijos, dirigir una casa y atender las necesidades de su pareja sin problema aparente? Parte de las respuestas quizá las tenga Cristina Palomar, investigadora del Centro de Estudios de Género de la Universidad de Guadalajara, cuando señala que:
La maternidad es una práctica en movimiento (…) cuyo sentido se modifica conforme el contexto se va transformando. Las madres tienen una historia y, por lo tanto, la maternidad no puede verse como un hecho atemporal y universal, sino como parte de una cultura en evolución continua.
Al hablar del maternaje como una práctica en movimiento es imposible dejar a un lado la paternidad. ¿Cuál es el imaginario sobre la paternidad? ¿Cuáles son esas cosas invisibles sobre la paternidad? ¿El replanteamiento de roles será la solución hacia las cosas invisibles del maternaje?
En lo que encontramos respuestas, consideramos importante la labor de hacer visibles esos otros elementos que acompañan al maternaje: hablarlos, externarlos, aceptarlos como parte de la realidad que acompaña este proceso, una realidad repleta de retos y reconfiguraciones. Como mujeres interesadas en maternidades vinculadas a la realidad, tenemos la tarea de apoyar a otras madres para encontrar un sentido al caos que acompaña cada crisis, y simplemente decirle “lo estás haciendo bien”, el desorden es parte de este ajuste. El desorden nos muestra esas áreas de oportunidad donde las nuevas paternidades pueden empezar a actuar. La evolución es inminente.
El primer paso de esta evolución recae en la reflexión sobre aquellas circunstancias y tareas que consideramos dotan de sentido y valor a la labor de ser “una buena madre”, prestando mayor atención en primer lugar a la forma en la que nos juzgamos a nosotras mismas y en segundo lugar en cómo lo hacen las demás personas que nos resultan importantes. Dejemos de construir maternajes sobre bases ajenas y démonos la oportunidad de tejer nuestra realidad en apego a nuestras necesidades y las necesidades de cada uno de nuestros hijos.
Por Adriana López Álvarez e Iris A. Gastelum Gerardo
Fotografías realizadas por madres participantes en el sondeo
Las autoras agradecen la colaboración de los médicos obstetras Laritza Hernández Rivero, Francisco Encinas González y Alay Nenninger Hoyos, por la información proporcionada para este artículo.
Nota al pie
[1] http://www.espaciologopedico.com/recursos/glosariodet.php?Id=221
Fuentes consultadas
Maslach C, Schaufeli WB, Leiter MP: Job Burnout. Ann Rev Psychology 2001, 52:397-422
Vidal, G, Alarcón, R, Lolas, F (1995). Enciclopedia Iberoamericana de Psiquiatría. Buenos Aires, Médica Panamericana, Tomo 1, Micropedia.
Palomar Verea, Cristina. “Malas madres: la construcción social de la maternidad”. Disponible en: http://www.debatefeminista.pueg.unam.mx/wp-content/uploads/2016/03/articulos/030_02.pdf
Palomar Verea, Cristina. “La maternidad ejercida por los hombres”. Disponible en: http://www.debatefeminista.pueg.unam.mx/wpcontent/uploads/2016/03/articulos/030_02.pdf
Lefrancois, Guy R. (2001) El ciclo de la vida (6° ed.) México: Thomson Editores
Kail, R. V.; Cavanaugh, J.C. (2011)Desarrollo Humano: una perspectiva del ciclo vitalEd. CENGAGE Learning, Quinta edición, México.
ACERCA DE IRIS GASTÉLUM
Comunicóloga y lactivista. En su andar ha recorrido la licenciatura en Ciencias de la Comunicación, de la Universidad de Sonora, y la maestría en Ciencias Sociales, en el Colegio de Sonora. También se ha expandido por territorios de la Educación y el Aprendizaje. Contacto: irgage@hotmail.com
Qué buen artículo. Hay que desmitificar la maternidad y estar concientes de que conlleva grandes esfuerzos y sacrificios para no crear falsas expectativas y saber que no es todo miel sobre hojuelas. Mientras tanto, mis respetos para las mujeres que sacan adelante a sus hij@s a pesar de todas las dificultades que pueden enfrentar, tambien para los que ejercen una paternidad responsable y justa.
Muchísimas gracias Carmen!
Me encanto «desmitificar la maternidad».
Es un camino que empezamos a recorrer
Este artículo nace del corazón de dos mujeres a las cuales la maternidad les cambio la vida, en un modo en el que nunca hubieran esperado. Y en este proceso revolucionario para nosotras es que nos conocemos y es mi amiga Iriza Gastelum Gerardo la que deja la semilla plantada en mí, cuando nos encontramos en una reunión y me dice “hay que estar en contacto para darnos apoyo”. Esas palabras se quedaron muy grabadas en mi, pero aun no estaba lista para superar mi propio proceso.
De este encuentro hace aproximadamente dos años, en los cuales había venido observando en diferentes grupos de madres, como la maternidad no era lo que nosotras habíamos imaginado y como nos estaba transformado en un modo que no entendíamos, pero que aparte no podíamos expresar en muchas ocasiones por temor a ser juzgadas o etiquetadas.
Deseamos que este articulo llege a las mamas que como nosotras se ven envueltas en estos cambios y dejen de sentir que son las únicas que viven en caos y transformación, que habemos mas mamas que estamos en los mismos procesos, que somos estas mamas las que nos tenemos que expresarnos y poder apoyarnos entre nosotras.
Infinitas Gracias a todas las mamas que nos dieron su confianza y nos regalaron de su experiencia y su tiempo en la encuesta.
Gracias a nuestros hijos que nos ayudan a descubrir la vida como nunca antes habíamos tenido oportunidad de verla, valorarla y amarla.
#soymama #mama #maternaje #noesfacilsermadre #maternajessonorenses
Gracias por hacer esto Adriana, bastante interesante, sobretodo al plasmar lo que día a día vivimos muchas!! Felicidades y espero pronto leer más artículos como este, gracias.
Muchas gracias por las porras Yazmin!
una de las intenciones de este articulo es también abrir espacio para que las mujeres nos expresemos respecto a la maternidad y el maternaje, de una manera en la que podamos apoyarnos!
Felicito y agradezco a las autoras de este bien fundamentado artículo por su trabajo para hacer público lo que sucede en la vida íntima y espacio privado las mujeres en la etapa del maternaje.
Es trascendental que en nuestro entorno las jóvenes universitarias tomen la iniciativa de ofrecer a las y los lectores de Crónica esta investigación que fue inspirada por sus vivencias, sus intereses y como bien afirma Adriana «del corazón»
¡Muchas gracias Margarita! es agradable saber que te ha gustado y que consideras oportuno darlo a conocer a más personas.
Bastante trillada la información que proveen, soy madre, soltera y trabajo, en verdad, me parece muy deficiente la manera en que tocan el tema de la maternidad, maternaje o cualquier otro termino con el que se pretende describir la friega que es ser madre. Por dios, necesitamos que nos digan algo que no sabemos. También me parece muy irresponsable encontrar que en ningún lugar hacen mención sobre el hecho de que muchas mujeres deciden embarazarse compulsivamente y por eso pierden la oportunidad de una vida mas digna y saludable (para todos en casa), ese sería buen tema; escolaridad y embarazo, condiciones de vida de los recién nacidos, desnutrición y la comida chatarra en el hogar, en fin, hay tantos ángulos interesantes para explorar los problemas de la mujer que decide ser madre, no solo la de la autómata cuya existencia se resume en criar chamácos. Siento que su trabajo es uno más, entre tantos, que describe y festeja a la mujer como la mártir guerrera luchona, cuando lo que necesitamos es leer sobre nuestros puntos ciegos, sobre las estupideces que hacemos por ignorancia o por inercia, sobre las malas decisiones y todo lo que nuestro orgullo muchas veces no nos deja reconocer y explorar abiertamente para aprender más de nosotras. Para mi también ha sido difícil ser madre, pero ha sido mucho mas difícil lograr ser una mujer completa, con estudios, trabajo y un plan de vida.
Gracias por tomarte el tiempo de leer nuestro reportaje, sobre todo gracias por invertir tiempo y energía en plasmar tu comentario al respecto. Es grandioso observar cómo hasta la información que puede resultar más trillada y deficiente, también tiene el poder de inducir hacia la reflexión sobre la experiencia del maternaje (propia y la del entorno cercano) y simultáneamente abrir el espectro de otros temas relacionados al papel de la mujer durante el maternaje . En este sentido, las autoras nos sentimos muy contentas y detectamos una gran necesidad de seguir promoviendo tanto la sororidad como el empoderamiento femenino, a la par que experimentamos una gran inspiración a continuar trabajando desde el acercamiento (cara a cara) y la pluma, para que cada día seamos más las mujeres que encontremos puntos en común con otras, y no motivos de confrontación que conducen hacia un debilitamiento cuyos resultados se materializan a través de juicios y adjetivos empleados en el lenguaje cómo: «mújer mártir». «mujer autómata», etc…
En el espacio de Crónica Sonora, convergen una variedad de visiones y talentos, estoy segura que cualquier trabajo que elabores para desarrollar y demostrar cualquiera de los puntos que has planteado, será bienvenido. Me tomo la libertad de recomendarte la tesis de Gilda Salazar Antunez, que se encuentra en la Biblioteca Gerardo Cornejo Murrieta de El Colegio de Sonora, en este trabajo se realizó una exploración sobre el maternaje en mujeres trabajadoras (estudiando un grupo de obreras), en dicha investigación se incluyen variables como escolaridad, planes de vida y significados de la maternidad, que podría servirte como punto de partida. Así mismo, si deseas algún tipo de orientación en la construcción de tu trabajo, con mucho gusto podría ayudarte, proporcionando información a través de lecturas, cursos, etc. Mi correo de contacto es: irgage@hotmail.com
Gracias por comentar, Adela, y gracias por invitar, Iris.
Efectivamente, ganas me dieron (una disculpa, no me presenté: soy el editor de CS) de recibir un texto por parte tuya, Adela, como acotación o réplica al trabajo de Iris y Adriana. Ojalá te animes. Si no es así, bienvenidos este y todos tus comentarios críticos.
Saludos a las tres
Todos te hablan de bendiciones, de lo bonito que es pero nadie te cuenta el otro lado de la moneda, de las desveladas, de los gastos inesperados, de no saber que hacer cuando no para de llorar, de estar molestando al pediatra con preguntas «tontas» via whatsapp, de que ahora es primero el bebe, luego el bebe y a lo ultimo el bebe, ¿te cambia la vida? en gran parte si, hay que ser mas organizados de lo normal, hace poco mas de un mes nació mi hijo, ha sido una aventura, yo de aventuras se mucho (ciclista de montaña) y ninguna se ha comparado a ser padre, cada dia es algo nuevo, es ir sobre un camino desconocido, adelantándote mentalmente a lo que viene pero mas a lo inesperado y saber reaccionar efectivamente para salir avante de la situación. Desde que nació mi hijo me he perdido dos carreras, he bajado mi ritmo de entrenamiento y eso se deriva de ponerme en el lugar de ella, me ha tocado en la madrugada que el niño no para de llorar por el hambre y mi esposa del cansancio acumulado no despierta y decido ser yo quien se encargue de la situación para darle de comer. Decidimos darle puro pecho y por obvias razones yo no puedo pero si puedo hacer un biberon con la famosa formula y ya después de sacarle los gases cae dormido. No son quejas de mi parte, son nuevas experiencias y el reconocimiento al hecho de ser mama que en si es un deporte extremo.