Esta mañana Hermosillo perdió a una de sus vírgenes, si no la más admirada sí una de las más vistas. Invariablemente la encontrábamos en los campos aledaños a los bulevares Solidaridad e Ignacio Salazar, al norponiente de la ciudad. Daba color y significado a una bodega abandonada por décadas y en años recientes tomada por indigentes y jóvenes para consumir drogas y/o tener sexo. Incluso para matar.
Para nuestra fortuna el fotógrafo documentalista Luis Gutiérrez tuvo el tino de parar su auto y registrar un acto más de destrucción en la historia material de la otrora Capital del Noroeste. Qué vendrá, ya veremos. Por ahora disfrutemos de estos documentos visuales, sin los cuales igual seguimos pasando por ese lugar sin reparar en el cambio más reciente de un paisaje urbano aséptico por excelencia. [BAR]
Por Luis Gutiérrez
Como siempre, justo en el momento oportuno, gran trabajo de Luis Gutierrez, excelente fotoperiodista