Ciudad Obregón, Sonora.-

Hoy pensaba escribir algunas reflexiones sobre los animales, esos seres que entre más conozco más aprecio, pero en el chat de Whatsapp de los ex compañeros de generación de la prepa comentaron que no era posible que en Sonora se fuera a presentar la iniciativa que propone reformar el Código de Familia del Estado para modificar las partes donde menciona que el matrimonio es la unión entre “un hombre y una mujer” y sustituirlo por “dos personas”, lo que permitiría que personas del mismo sexo puedan contraer matrimonio, iniciativa propuesta por las diputadas Rosa Elena Trujillo, de Movimiento Ciudadano, y Taddei de Morena.

Los compañeros pusieron el grito en el cielo al saber que esto puede ser una realidad en Sonora, como ya lo es en al menos ocho estados de la república mexicana y en muchos lugares del mundo, y fue entonces que les pregunté: 

—Bueno, y si tu hija o tu hijo quieren casarse con alguien de su mismo sexo, ¿los correrías de tu vida?, ¿los negarías? Y no me contestaron. Y pregunto: ¿crees tú que cada quién escoge su identidad sexual? No su género, eso lo da la naturaleza, sino tu orientación sexual. Sus gustos.  Yo me quedo con lo que decía Freud: de sexo es de lo que menos sabemos, y es que todo lo queremos ver desde nuestro propio punto de vista, desde nuestras creencias o suposiciones, cuando no es ni siquiera uno mismo el que escoge qué le gusta o qué no le gusta de esta vida. Simplemente te gusta algo o te disgusta, sin que puedas explicarlo.

Y luego imaginé a miles de parejas heterosexuales teniendo sexo, que es como “Dios” o la “naturaleza” dicen que debe ser, y engendrando hijos resultado de la lujuria y el deseo pero que no quieren y ni atienden, y luego una pareja de esas del mismo sexo queriendo adoptarlos porque ellos, por no ser una pareja como debe de ser, heterosexual, obviamente no pueden engendrar, pero otros tampoco quieren que puedan adoptar porque no son “normales”, total que es todo un enredo de creencias y suposiciones propias que no sabemos dónde van a acabar. 

Amor es amor; y en la sexualidad, como en la vida, no solo existe el blanco y el negro, o el día y la noche únicamente. Se va del blanco pasando por toda la gama grises hasta llegar al negro, así como en el día, se va del amanecer y demás horas de la tarde hasta llegar a la noche.

No hay que tener miedo, lo que va a pasar va pasar, lo que es irreal no existe aunque lo creamos firmemente y lo real es indestructible. 

En su ignorancia, la humanidad seguirá haciendo todo lo que le dé la gana hasta el grado de extinguirse, cómo hasta ahora lo ha venido haciendo, y no pasa nada, al cabo la tierra, la vida, el cielo, el mar, el sol y las estrellas no nos necesitan. Lo que sí es innegable es que estamos hechos para la libertad, pero la libertad exige responsabilidad si no se convierte en libertinaje, y el libertinaje solo trae decadencia y muerte. ¡Felicidades a los novios!

Por Jesús Huerta Suárez

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Sobre el autor

Obregonense, músico, columnista, amante del medio ambiente y del boxeo. CONTACTO: jesushuerta3000@hotmail.com

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