Las recientes ediciones de las Fiestas del Pitic han sucitado asco y aburrimiento, pero también ideas y propuestas en torno a qué hacer con ellas. Leamos las de Paco Alonso, que a su vez recoge las de otros referentes culturales de la escena hermosillense
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Hermosillo, Sonora.-
Amigos, las semanas anteriores tuvieron lugar los paneles «Festival del Pitic, ¿hacia dónde?» y «El Giro Decolonial», en la tremenda Librería Hypatia. He aquí un registro y ampliación de la reflexión.
- El chisme de las Fiestas
Hilda Valencia, Alejandro Cabral y Horacio Vidal, moderados por Venecia López, departieron durante dos calurosas horas con un muy acalorado público (no jalaba bien el aire); enormes las ganas de no dejar morir al «Festival Internacional», o mínimo sacar la malilla. Aquello fue una marabunta de críticas y planteos imposibles de cronicar para un inexperto tecleador. Lo que les vengo manejando es una hilación de las ideas principales para, en posterior entrega, usar la sapiencia del Giro Decolonial ampliando la reflexión de lo que resultó ser la idea central de este primer panel: la ausencia de una política cultural.
Postulados del panel: 1) El público y la ciudad de Hermosillo han evolucionado durante los 15 años de Fiestas del Pitic, estas mismas son un factor de dicha evolución, permitiendo a su vez reconocer la reciente involución del Festival; 2) Cambiar el nombre de Fiestas a Festival desarraiga a la vez que refleja un desprecio por el público, toda vez que se publicitó como un cambio necesario para concursar por mayores recursos; 3) El divorcio del Festival con la gente es parte y consecuencia del divorcio del Estado con la gente, tomado el primero por una casta de fifís; 4) Conviene la formación de un consejo ciudadano o patronato extra gubernamental que garantice la continuidad en las Fiestas del Pitic; 5) Formación de asamblea ciudadana que evalúe, vigile y releve anualmente a un miembro del concejo; 6) el Estado debe accionar permanentemente con la población en cuanto a cultura, así, los eventos se volverían culminación en vez de excepción; 7) La autoridad debería aprovechar la capacidad ya instalada vinculando becarios, instituciones, programas, convocatorias y espacios públicos a estos eventos; 8) Desde el fondo, lo que brilla es la falta de una política cultural.
Esta falta de una política ¿es exclusiva al campo cultural? Parte y consecuencia, al igual que el aducido divorcio (abandono diría yo). El paso del nacionalismo revolucionario al neoliberalismo concretado en el 82′ en tanto doctrinas, significa que «la nación» pierde al Estado como mediador ante los poderes extranjeros y locales pasando éste a ser la vil «junta de administradores de los negocios comunes a la burguer king». El liberalismo quería que lo dejaran pasar, el neoliberalismo que le entregasen. La alternancia del 2000, es decir, la recomposición de la burocracia con gente de distintas fuerzas, sólo vino a catalizar los efectos perniciosos, pues en vez de democracia representativa tuvimos caos en la casta de rateros. A lo largo de estas décadas, ¿qué política albergaría el Estado? ¿Puede el entreguismo y la destrucción del orden civil ser considerada política?
Razonemos el absurdo. ¿Cómo abrirse a la competencia comercial en brutal desventaja? ¿Cómo entregar a la IP paraestatales en vez de rescatarlas después de haber recaudado tanto con ellas y en el contexto de una economía creciente? ¿Por qué combatir el tráfico de narcóticos y no sus condiciones de posibilidad, rezago agrario, tráfico de armas y lavado de dinero? Al otro lado los gringos importan campesinos, exportan armas y lana limpia. ¿Estamos pendejos? ¿Cómo insistir en aumentar la deuda si disminuye el salario real? ¿Cómo fingir que la sede de nuestro gobierno no se sitúa en Washington? No pudimos demandar por abandono pero al menos, este 2018, podemos decir que la raza optó por dejar a sus maltratadores y probar con Morena.
En este escenario personas e instituciones que trabajan con los fines de la república, por la raza, son hermosas excepciones ¡Admirables los esfuerzos del INAH, del FCE, de la UNAM! De tanto culturero que no sólo parasita al gusto y a las instituciones (no, chicos, no estoy tirándole una indirecta a Juilas) sino que emana propuestas desde una cultura distinta a este extravío y decadencia.
Durante el Festival escuchamos decir al personal de campo del IMCA «se hace lo que se puede con lo que hay». Mucho se acusa a la caída de presupuesto como responsable de la Pitic debacle. Hilda Valencia nos recordará que el problema no está en el dinero sino en la esencia: se puede hacer mucho con poco y se puede hacer el ridículo con mucho. Incluso la falta de presupuesto se explica por la pérdida de la esencia en todo, por un lado tenemos al raterismo que es perder la esencia republicana, por el otro la ponderación de eventos y shows pendejos porque fulana y zutano son parientes de zutana y mangano, o porque a su crew de fresas les late; pérdida de sentido de un gobierno popular (sorry derechistas que andan en la moda del disfraz crítico y exceptico, en la modenidad -como a ustedes les gusta- todos los gobiernos se constituyen populares). Y si no hay esencia, mucho menos concepto y disciplina en la ejecución ¿Para qué queremos las Fiestas del Pitic? ¿A qué apostamos en esta edición? ¿En qué plan general se sitúa este Festival? Todo el mundo vio displicencia en algunos empleados del IMCA, devoción en otras, pero no hay personal capaz de salvar este vacío, en eso sí coincidimos con que hicieron lo que pudieron con lo que tuvieron.
Durante el panel fue chistoso escuchar al Iván Ballesteros decir que desde pasadas ediciones no llaman o convocan a coordinadores de foro y etcétera por lo que sepan de sus disciplinas, ni por su relaciones en el medio, sino para sacar la logística. Para que alguien le llame a los bomberos si se quema algo. Llámenles xD.
Alex Cabral comentó cómo el concepto de cada edición se derramaba en las calles, en el imaginario antes de que las Fiestas empezaran. Ahí la importancia de publicidad, del ambiente al caminar secundó Horacio Valencia y el Alex nos recordó uno de sus slogans como encargado de la publicidad durante varios años «la ciudad está que arde». La gente lo agarró. Y así, se comentó de varios carteles no todos del gusto de todos pero todos memorables. ¿Del último quien se acuerda? ¿De qué te acuerdas?
Es importante insistir en que la crítica no se planteó desde una doctocrática pretensión ¿Explica la carencia de «formación en cultura» en las autoridades del municipio la debacle del Festival… o de la Felih? Se habló de un desinterés el último año de López Caballero que pasó a ensañamiento con don Maloro. Mi compa el JC dice que desde fuera se dicen cosas sin saber, lástima que trabajar para el IMCA o el tomar parte de la polémica le significó un motivo para ausentarse en vez de venir. A vari@s. Alex contrastó la actitud de M y LC con la de otro cuyo nombre no mencionó pero todos supimos era el Borrego Gándara, nos contó de una cena:
-Miembro del equipo del BG: Tenemos que en enseñarles cómo se hacen [las fiestas].
-BG: ¿Has ido tú con tu familia, andado ahí?
-MEBG: No.
-BG: ¿Y tú?
-MEBG: No.
-BG: ¿Y tú has ido?
-MEBG: No.
-BG: Yo sí he ido. La verdad son muy buenas, así que el reto que tenemos no es cambiarlas sino alcanzarlas y si es posible superar lo que han hecho.
Nos malacostumbraron a lo bueno. Junto al pan de nata habita un asco por la más reciente edición en el estómago del hermosillense promedio. El Beto Nevárez gobernando el IMCA, ¿será recordada como la época de oro? «Ya no siento la ilusión por el arte que sentía al caminar y ver teatreros, zanqueros, música, la gente entusiasmada, gente que no conocíamos eso», me dijo el Eliú y eso es lo más grave de todo. Gente que quizá no hubiese ido a la gran presentación si estas no las hubiesen asaltado en la calle, dijera el Alex. Pero los burócratas se muestran empecinados en destruir todo, en demostrarle al mundo lo imbéciles que son, en gritarnos que ellos también pueden ser unos pendejos y salir ilesos. Ya entrados en chismes, ¿creen que vayan a cambiar al Welfo ahora que el PRI fue arrasado y hay que repartir huesos?
De ahí la idea de crear un patronato o concejo que se encargue de las Fiestas. La cosa con los patronatos, diría el Alex, es que si hacen algo bien no lo cambian y si hacen algo mal, tampoco. Por eso la Asamblea. Y porque no nomás son las Fiestas.
Por último, digo yo, volver ethos la certeza de que a) lo público, lo que se hace mediante el Estado es para el Pueblo, b) los artistas son los que saben de arte así como los científicos son los que saben de ciencia, c) la autoridad es un mediador que garantiza y promueve esta relación.
En fin, la gente se fue con mucho sudor, refrescada con una deliciosa chocorchata preparada con cacao oaxaqueño, delicia de Los Quetzales. El Trewarta dijo que si le seguíamos que le llamáramos. La Hilda que insistamos en llamarle a los electos. Qué onda ¿Vamos o qué?
Texto y fotografía por Paco Alonso
Vista de techos y mural de Marlen Loss. Hermosillo, 2018.