Hermosillo, Sonora.-

Las jornadas electorales son el escenario propicio para que surjan todo tipo de conatos de violencia, rumores de fraude y quejas ciudadanas sobre el deficiente funcionamiento de las instituciones encargadas de organizar la votación. Luego de una revisión a la prensa local de los últimos casi cuarenta años, entiendo que el día de la elección ha sido motivo de noticias que ponen en tela de juicio los dichos de las autoridades políticas, incluso los de las altas jerarquías religiosas, en relación al orden y tranquilidad con la que se celebran los comicios en la región.

La de 1988

La violencia es el tema más delicado en las jornadas electorales. Las dimensiones de los asesinatos, secuestros y amenazas crece en cada proceso, entorpeciendo el desarrollo libre y pacifico de los acontecimientos. La de 1988 ha sido la elección más vigilada de la historia en Hermosillo; en ella intervinieron el ejército y la Marina, además de cadetes del instituto de policía y cuerpos de seguridad local. Sumemos el hecho de encontrarse en guardia, por ley, un sustancial número de ministerios y notarios públicos. Es, sin duda, la jornada electoral que más conflictividad registra.

El Imparcial, Hermosillo, 7 de julio de 1988

En 1988, colonias del centro y oriente de la ciudad fueron las más destacadas en relación a sucesos violentos. Entre éstas, El Coloso y La Matanza se ubicaron como los puntos donde se acentuaron sucesos que generaron confusión y temor entre los vecinos de la localidad. En dos casillas de la zona se hizo uso de gases lacrimógenos y se dio a conocer la llegada intempestiva de elementos de seguridad para dispersar a la población concentrada en las casillas y poder realizar el robo de las urnas. En los años electorales siguientes, las notas de la prensa de la ciudad nos hablan de forcejeos, disputas, rumores de bombas molotov, daño a automóviles  y la toma de inmuebles encaminados a imponer la voluntad de la ciudadanía o generar pánico en los centros de votación.

El Imparcial, Hermosillo 3 de julio de 2000

Las casillas especiales

El desarrollo de actividades en las casillas especiales ha sido particularmente complicado. El reducido número de boletas ante la demanda de sufragio de la población ha ocasionado que se tomen los centros de votación.  Por lo menos así ocurrió en 1994, cuando se secuestró uno de ellos ubicado en el sur, en las instalaciones de la CONASUPO. Ese año, los votantes tomaron el centro e impidieron el paso de camiones por el lapso de cuatro horas, de 13:00 a 17:00 hrs. En otras jornadas, como en la del 2006, el desabasto de documentación electoral orilló a los votantes a dirigirse a la zona rural de Hermosillo para poder ejercer su derecho. En esa ocasión la gente se trasladó a San Pedro. 

Lo que siempre es seguro en las casillas especiales es que la gente se moleste, esto pese a que tradicionalmente en la ciudad se ubican cinco de estas casillas: en el aeropuerto, el Sahuaro, la salida a Nogales, la central de autobuses y la salida a Guaymas. También son seguras las noticias de  acciones que presumiblemente revelan la manipulación o fraude electoral en las votaciones. Si bien este pensamiento afloró con intensidad después de la caída del sistema en 1988, la idea de que los intereses partidistas buscan intervenir en los comicios se mantiene latente y es motivo de denuncias debido, entre otras cosas, a  que es el paso obligado para la impugnación de los resultados del proceso en el tribunal electoral. Este fenómeno ha alcanzado cifras alarmantes. Ha habido jornadas en que se ha impugnado lo ocurrido en casi un tercio de las casillas en México.

Artimañas y rumores

Las estrategias de manipulación van desde deposito de más de una boleta en las urnas, como ocurrió con una publicitada mujer que acusaba al PRI de haberla instruido en esta artimaña, esto por el año de 1988, hasta los conocidos acarreos, desayunos y pago por votos. Un suceso excepcional se dio en 1994, cuando corrió el rumor, supuestamente propagado por el PRI y el PAN, de que en el estado se preparaba un fraude colosal orquestado desde un inmueble que albergaba un centro de cómputo en la ciudad. Se dice que tal falsedad llegó al conocimiento de las autoridades federales y que generó nerviosismo en el entonces secretario de gobierno, Roberto Sánchez Cerezo, quien fue inquirido por funcionarios del centro del país. Al final, el afamado lugar no era más que un laboratorio de informática que el gobierno del estado estaba próximo inaugurar.

Una medida que busca la erradicación de actos de corrupción electoral ha sido la consolidación de los procedimientos legales para organizar y llevar a cabo la elección. Pero cuando estos apenas se formulaban había quienes intentaban dar certidumbre al voto hablando de que, después de 1988 sería difícil un fraude ante acciones de las autoridades como la elaboración de urnas transparentes, la acreditación de credencial con foto, la tinta indeleble y otros signos que siendo visibles permitirían un mayor control. Por lo menos así se comentaba en 1994. 

Pero  más allá de los conatos de violencia y las artimañas de manipulación, las elecciones siempre son un espacio para constatar la cultura cívica arraigada en las personas, sobre todas las de avanzada edad. Usualmente los ancianos  son los primeros que están en los centros de votación y quienes sufren las inclemencias de la espera cuando los funcionarios de casilla u otra eventualidad retrasa la apertura de los centros de votación. Junto a la espera, el calor de más de 40 grados, a veces disminuido por episodios de lluvia durante la jornada, ha sido protagonista de las elecciones en la ciudad. Esto da pie para que los paleteros, vendedores ambulantes y otros comerciantes hagan su agosto en julio, cuando los hermosillenses salen a emitir su sufragio. O en junio, como este año 2024.

Texto y fotografías por María Patricia Vega

https://www.facebook.com/mariapatricia.vega.9



SOMOS UNA PLATAFORMA EDITORIAL INDEPENDIENTE SIN COMPROMISOS POLÍTICOS O COMERCIALES
ASÍ QUE NO TE HAGAS Y APOYA NUESTRA LABOR

Deposita / transfiere a la cuenta Banamex 5204 1658 0831 8392

O pregunta por nuestras SUSCRIPCIONES A LA VERSIÓN IMPRESA escribiendo a cronicasonora@gmail.com

Sobre el autor

María Patricia Vega Amaya vive en Hermosillo y es historiadora dedicada a la docencia. Licenciada en Historia por la Universidad de Sonora, maestra en Historia por el Instituto Mora y egresada del doctorado en Historia del Colegio de México. Twitter: @profe_patty

También te puede gustar:

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *