Del mismo modo en que lo más significativo de la visita de Blinken a Colombia en Octubre de 2021 fue que comenzó y terminó hablando de Venezuela, lo más trascendente de la Cumbre de las Américas #9 es que AMLO no asistió.
Si la cumbre tenía como primer objetivo el tema migratorio, al menos en el discurso, el que Venezuela, Cuba, Honduras, Guatemala y El Salvador faltaran sea por exclusión o en consecución a la iniciativa de México, por un lado prueba la falacia del evento, ya que son los países con mayor emigración, y por otro lado la condena a la irrelevancia, al ridículo. Ni los periódicos locales de Los Ángeles le dieron la primera plana.
¿Pero qué es la Cumbre de las Américas? Un mecanismo gringo para alinear la política exterior del patio trasero, extender sus intereses militares y mercantiles en concordancia con la doctrina Monroe. ¿Y cuál era el propósito de esta edición, la #9? Alinear la tropa latina en santa cruzada de EUA contra China y Rusia, recargada por la guerra en Ucrania, la reconfiguración de la cadena de suministros y la intensificada guerra comercial. ¿Que por qué se empecinó el PG en no ir? Porque amor con amor se paga, y si Trump obligó a AMLO a convertir su refulgente Guardia Nacional en una extensión de la Border Patrol, humillándolo de paso, incumplió sus promesas de apoyar la extensión de sus programas desarrollistas, a fin de “atacar el crimen y la migración en sus causas mismas”, más allá del Usumacinta.
Y si en tres años no pudieron materializar esos apoyos, en menos de tres meses dieron diez veces más a una guerra al otro lado del planeta. O es decir “hasta se burlan”.
La cruzada por Cuba es honesta, no hay duda, su inclusión justa en el mercado mundial y en las salas de la diplomacia es premisa para un trato menos humillante hacia el todo e América Latina. Desde aquél hermoso 24 de Julio de 2021 en castillo de Chapultepec, era el cumpleaños 238 de Bolivar y fue en el símbolo de la invasión gringa que arrancó la mitad del territorio a este país, que AMLO recogió el sueño de una gran América unida en su pluralidad, repudió el bloqueo a Cuba, descartó la OEA como organización integradora, y juzgó las política exterior de EUA como anacrónica e insostenible. La campaña de México por abrirse paso en un mundo multipolar quedó expuesta.
Todas las sonrisas y los abrazos y el mucho respeto y la muy buena relación con los presidentes estadouidenses, no quitaban el hecho de que con una declaración, pudieron convertir las instalaciones de INM en prisiones para migrantes y envolver masas de refugiados en las redes del tráfico humano y la indigencia.
La cumbre como instrumento hegemónico, o al menos de domminancia indisputada, fracasó rotundamente. Y no por el ajetreo de una nueva potencia, sino por la desobediencia de los ya no incondicionales. Que ya no somos su tropa, dijeron.
Bolsonaro le reclama de tú a tú a Biden, Fernández llevó la crítica de Bolivia y México al intervencionismo gabacho y su unilateralismo… tienen un pie adentro de una campaña de largo alcance por desenterrarse las garras del Plan Cóndor. Quizá sí termine siendo esta la herencia de la Revolución Cubana.
Ahora la pregunta es ¿tendrá este reordenamiento internacional impacto en el sistema que basa su riqueza en la producción de la pobreza?
Castro Fidel