Persiste, desafortunadamente, una nueva encrucijada en el béisbol profesional de México: Se trata de la amplia publicidad que tapiza los uniformes de los peloteros, siendo ello un factor y efecto muy negativo en la imagen del espectáculo llamado Deporte Rey.
Es indudable que los uniformes tapizados con logos publicitarios que ya “permean” por todos los ámbitos del béisbol profesional de México y otros países, representa una práctica de mercadotecnia que hace por un lado la regla que dice: Ninguna parte del uniforme puede tener parches o diseños relativos a propaganda comercial.
Incluso si usted se percató, ya las temporadas –cada edición—llevan el nombre de una firma bancaria o determinada empresa privada, dejándose la tradicional práctica de dedicársele a algún personaje del béisbol como ocurría antaño. Aquí en la Liga Mexicana del Pacífico (LMP) la última vez que una edición llevó el nombre de un personaje – y fue como homenaje póstumo—ocurrió en la temporada 2009-2010 en honor a Renato Vega Alvarado, ex presidente del circuito.
De ahí en fuera, olvídese. Hoy prevalece el concepto de bisnes son bisnes (negocios son negocios) y ni cómo alegar.
Y usted dice si le entra…
Un insulto al béisbol
Definitivo: Los uniformes y logos publicitarios están en medio de todas las críticas y, la verdad, qué distante aquella época en que disfrutábamos como aficionados -y especialistas encargados de la fuente- aquellos vistosos, sobrios y elegantes jerseys/pantalones con un diseño mucho mejor que los actuales que han sido “bombardeados” sin misericordia por la mercadotecnia.
Muchas veces he puntualizado lo terrible que se ven los uniformes tapizados de logos publicitarios, aspecto donde incluso todo indica que el jugador no recibe porcentaje económico alguno por ese concepto. Incluso, usted lo aprecia, en muchos casos se han eliminado en la espalda los nombres de los jugadores.
Además, se confunde con la publicidad el nombre de la franquicia. Hay quienes señalan que los peloteros tienen uniformes como los que utilizan los pilotos de Fórmula 1. En este devenir siempre me he preguntado por qué la NBA y la MLB no permiten este tipo de logos en los trajes de sus equipos…
Falta de inteligencia
Siempre he cuestionado la poca “inteligencia” de los “mercadólogos”/publicistas y la política de las franquicias por no tener una mejor idea o estrategia de cómo allegarse de algunos pesos más para sufragar los gastos de los equipos, sin que se sacrifique la imagen del pelotero y por ende del espectáculo.
Como comunicador, el sentido común me hace ver y sentir que hay otras formas de conseguir recursos sin tener necesidad de tapizar al jugador como si fuese un payaso del béisbol. Fuera de que los estadios se inundan de publicidad, cierto es que desde hace años se ha dañado la belleza del uniforme de béisbol, que en algunos casos tienen más de diez comerciales encima.
Por supuesto, esto se puede calificar como una falta de respeto al béisbol, al jugador, a la afición que al fin y al cabo se dice que “aguantan todo”. Qué cosa.
Sin duda, con el abuso y afanes mercantiles se rebasó el concepto social del beisbol como tal –entretenimiento/recreación/diversión– ante tanta propaganda en los uniformes de los jugadores… e incluso de los umpires que en antaño eran todo elegancia y personalidad sobre el terreno de juego.
Es inaudito lo que sucede en este aspecto. Veremos si hay respuesta y toma de decisiones –algo muy difícil– al respecto. Ya sabe usted, son los directivos de las franquicias los que finalmente tienen la última palabra. Aunque se observa, a todas luces, que no dimensionan el verdadero valor y significado que representan los uniformes para el sano espectáculo del béisbol. Ya llegará el día.
Posdata: A propósito de uniformes “feos” –y aprovechando la recta— les comparto la siguiente referencia.
Por Jesús Alberto Rubio
Fotografía de Luis Jorge Gutiérrez
Felicidades Alberto por tu reflexión, soy del mismo sentir, cuando veo los partidos por tv de Cuba, con los uniformes y el estadio completamente despejados de publicidad me recuerda la MEXPAC de los años setentas.
Además de el nombre comercial que le dan a las ediciones, viene la moda del nombre comercial a los nuevos estadios, ojala que el de Hermosillo siempre sea estadio Sonora, pero lo dudo, como dice la canción