Hay madres en permanente estado de confinamiento que nadie voltea a ver. O casi nadie, como lo demuestra María Elena Carrera en su columna de los lunes en CS


Para las Sor Juanas

Hay tantas imágenes de lo que es ser madre en nuestra cultura, una de ellas y la más difundida es ese ser que se entrega de manera absoluta y sin condiciones, abnegada y que deja de ser ella misma para entregarlo todo, hasta su vida, por tal de que sus hijos e hijas “salgan adelante”.

Hay por el contrario las mujeres que son madres, pero que no quisieron serlo, aceptaron el rol porque así se lo indicó una cultura en la que su función principal era o es procrear. En fin, a lo que nos referimos es a que hay diferentes tipos y modos de asumir la maternidad.

Pero hay una maternidad que está invisibilizada y es aquella mujer- madre que está en prisión y, de acuerdo a la Ley Nacional de Ejecución Penal, permanecerá con su hijo e hija hasta los tres años a pesar de que aún y cuando, se sabe, hay centros penitenciarios que, por no tener alguna otra alternativa aceptable, el centro penitenciario acepta que la niña o el niño puede quedarse con ella más años.

Esta realidad es poco explorada y por ello, junto con las Sor Juanas, un equipo multidisciplinario y diverso, en febrero del 2019 iniciamos una odisea: buscar datos y experiencias que nos acercaran a esta realidad. La mayoría un equipo de jóvenes mujeres que ya estaban haciendo en diversos Estados de la república trabajo en favor de esas madres que cumplen una condena.

¿Cuáles fueron los datos cuantitativos que encontramos?   Hasta mayo del 2019, de acuerdo a esta investigación, existen en nuestras prisiones 436 mujeres que son madres y que sus hijos viven con ellas en prisión y sin las condiciones para darles en esos primeros tres años de vida una condición que favorezca su desarrollo.

Además de ello el 80% de las mujeres que cumplen alguna condena en México son madres, pero al haber defraudado a la sociedad, de acuerdo a los roles que ellas tenían que jugar, el Día de las Madres pasa para ellas desapercibido si no fuera porque entre ellas mismas se festejan.

Tuvimos la oportunidad de hacerles entrevistas en los diferentes estados donde ubicamos la investigación, y la historia es la misma. Dijeron ser madres 24/7 y que no hay nadie quien las pueda apoyar en la crianza, en general les hace falta de todo para la manutención de hijos e hijas, y ni pensar en una educación de estimulación temprana para ellas o ellos. Sus hijas e hijos tampoco existen.

Sus testimonios no nos dejaron duda alguna, están pagando una condena, pero sus derechos humanos en cuant0 a su dignidad humana también se fueron por la ventana.

Y para nuestro pesar como equipo de investigación, no fue fácil tener acceso a la información; son como si no existieran esas madres al interior de bardas de cemento gris. Incluso por falta de presupuesto la Encuesta Nacional de Personas Privadas de la Libertad, por decisión gubernamental no habrá de realizarse más. 

Muchas acciones y manos ciudadanas se requieren para apoyar a las mueres en reclusión, sobre todo aquellas que son madres.  

Recientemente un grupo de mujeres unidas en Red bajo el nombre de Seguridad, Justicia y Paz para las Mujeres en México, hemos solicitado el indulto a mujeres argumentando razones humanitarias y en apego a las Reglas de Bangkok. Y la Ley de Amnistía que el presidente de México sometió el 22 de abril de este año a votación en las diferentes cámaras del Congreso de la Unión, si de un pie cojea es de éste. 

Las consideraciones para pedir el indulto a mujeres, que debería contemplar esta ley, son:

Mujeres madres con hijos menores de edad

Mujeres embarazadas

Mujeres con dependientes económicos

Mujeres que son primo delincuentes

Mujeres adultas de 65 años

Mujeres que no tenían armas al cometer el delito

Para las madres que están purgando hoy una condena y que no son visibles, que pronto puedan ver la luz de la libertad y recuperar sus derechos humanos perdidos. 

Por María Elena Carrera

Obra plástica de Adriana Maldonado

Instagram @adrianamaldonado.art

Las Sor Juanas en acción



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Sobre el autor

Licenciada en Ciencia Política por la Universidad Autónoma Metropolitana UAM-Iztapalapa 1978 – 1982. Doctorante en Mediación y Negociación por el Instituto de Mediación de México 2018 – 2020. Integrante de varias Organizaciones de la Sociedad Civil: Mujeres y Punto AC 1994 – 2019 en la cual he sido Coordinadora Estatal en Sonora y posteriormente Coordinadora Nacional 2015 – 2020. Colaboradora de la Asociación
Hermosillo Cómo Vamos) 2016 – 2020 donde actualmente es Coordinadora de la Mesa Temática de Desarrollo Humano y facilitadora del dialogo en la Mesa Temática Desarrollo Sustentable y Servicios Públicos Municipales. Integrante del Comité de Vigilancia del Comité de Vecinos de Montecarlo, en Hermosillo Sonora e integrante de Seguridad,
Justicia y Paz para las Mujeres en México 2018 – 2020. Integrante del Colectivo Sor Juanas, trabajo interdisciplinario para visibilizar la difícil tarea de ser madre en prisión con sus hijos al interior de los centros penitenciarios. Desde estos diversos espacios ciudadanos el motor principal de mi participación es promover una nueva cultura de la
participación ciudadana bajo tres ejes transversales: derechos humanos, perspectiva de género y cultura de paz. Actualmente soy Secretaria Académica del Posgrado en Derecho en la Universidad de
Sonora. Colaboro en varios medios de comunicación local: Mujer y Poder, Proyecto Puente, Política y Rock And Roll Radio y Crónica Sonora.

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