La primera foto me llegó desde el celular de un reportero que preguntaba sobre la posición del STAUS (Sindicato de Trabajadores Académicos de la Universidad de Sonora) frente a la lucha que libran los maestros despedidos, golpeados y vilipendiados. Además del Secretario de Gobierno y otras personalidades, en la foto aparece el Secretario General del STAUS, Javier Quintanar Gálvez. Francamente no supe qué decir, me limité a comentar a título personal mi asombro por la presencia de mi sindicato en el presídium, del otro lado de la raya, precisamente cuando los maestros de la CNTE (Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación) de manera muy emotiva exigían frente al templete imparcialidad y justicia a las autoridades locales. Me tocó ver el abrazo de tres maestras que lloraban su desgracia por el despido, luego de gritar consignas hasta el cansancio. Entre charras de académicos alguien llegó a decir que en la mesa faltaba la presencia del Cónsul de Estados Unidos en Hermosillo.

 

Acababa de leer en La Jornada un artículo de José Luis Contreras y Ósar Alzaga donde le aclaraban a sus lectores el motivo sustantivo de los trabajadores con el puño cerrado en la calle: “Por su naturaleza colectiva los sindicatos son fuerzas políticas y en una sociedad de clases los intereses que representan chocan con los del patrón. Por eso desde hace décadas se ejerce el control de la mayoría, pero ahora van más lejos: quieren sindicatos blancos”.

 

Sindicatos mansos, líderes saludadores, obreros bailando cumbia guapachosa y ¡oh novedad!, hasta con cerveza en la mano. Nada es fortuito. El desfile de este primero de mayo es un diseño político sobre la mesa que alguien ha imaginando a su medida. Por ello, para los periodistas todo es mensaje: desde las ausencias, la cantidad de policías, el color de las camisetas, el patrocinio de las gorras y por supuesto, las novedosas presencias en el palco.

 

 

 

 

Este fue un primero de mayo diferente para el sindicalismo académico del país, digo yo triste, luego de un año de la gran campaña nacional de desprestigio hacia la figura de los profesores y profesoras, puesta en marcha junto a la reforma educativa que terminó siendo administrativa. Era el día en el que a los maestros se les otorga la oportunidad de ejercer la libertad de expresión reprimida y silenciada por todos rumbos. Por todos rumbos.

 

En otra época llegamos a escuchar de politólogos que el primero de mayo era un termómetro de la situación en el país. Si lo anterior es cierto, podemos concluir entonces que también es una medida para leer el tamaño del control político de la clase gobernante en turno sobre los trabajadores y sus sindicatos. Entonces también es medida que da noción de la desesperanza de los maestros y trabajadores frente al panorama desolador de estudiantes muertos y desaparecidos; millonarios fondos de pensiones en el bolsillo de políticos ladrones; conquistas laborales violentadas; académicos tratados como criminales; despidos masivos de petroleros, mineros, electricistas; y como cereza en el pastel, la entrega de contratos colectivos de trabajo por parte de dirigencias poco comprometidas con la base, que prácticamente desconocen la historia de batallas libradas en otros tiempos. O es negada por conveniencia.

 

No me gustó ver la representación del STAUS del otro lado de la raya y se lo dije amablemente y de frente al doctor Quintanar Gálvez. Respetuoso, respondió que estaba en mi derecho de decirlo y le agradezco el buen gesto de aceptar la crítica. Así debe ser.

 

 

 

 

Sinceramente creo que fue una acción no valorada en el Comité Ejecutivo del sindicato en todas sus dimensiones; quiero creer que no se consultó a la máxima experiencia ¿Lo harían? Habría que revisar las actas. Para algunos podría tratarse de un asunto anecdótico, para los académicos con historia y trayectoria sindicalista en el STAUS no es pecata minuta y estarán en absoluto desacuerdo. Al parecer no había sucedido en los 40 años de su existencia ¿Qué ganamos o recibimos a cambio de esa acción? Es la pregunta.

 

 

Un señalamiento de orden ético o moral definirá que el STAUS comete un error si marca distancia respecto a los otros sindicatos de la educación locales o nacionales y la acción no abona en nada a la lucha que libran, aparentemente juntos, contra las reformas neoliberales. Debemos ser solidarios pues. Lo ético se incluye el sentido de la congruencia entre el discurso y la acción. Confunde a la tropa no saber si estamos allá o acá.

 

 

Recordemos las fuertes expresiones de protesta que nuestra dirigencia y los académicos han realizado los últimos 5 años o hace un año precisamente contra la figura de quien hoy ostenta el cargo de Delegado de la Secretaría de Gobernación, frente al embate de las políticas de gobierno federal y estatal y de autoridades universitarias. Realmente debe ser incómoda la situación de bajarse del templete para levantar el puño y reclamarle al presídium lo que es propio de una dirigencia. Cada quien tiene su rol ¿o no?

 

Un segundo punto sería la naturaleza estatutaria de nuestro sindicato. Es un orgullo y un honor declararse independiente y nuestra dirigencia debe actuar permanentemente en ese sentido, tanto por el prestigio ganado en el país como por lo que marca el quinto principio cuando define la relación a establecer con el poder público, los partidos políticos y autoridades universitarias. De igual manera el sexto principio indica claramente nuestra posición como gremio en el marco de la pelea que actualmente libran los sindicatos y la importancia de estar del lado de campesinos y obreros. (Véase Declaración de principios y Estatuto, p.12).

 

En la expresión más coloquial, repetida en todo acto distintivo del sindicato independiente más respresentativo del estado, cuando se trata de explicar a los más jóvenes la diferencia entre nuestro sindicato y la CTM o el SNTE  («¡porque no somos charros!»)  y además de recordar la agradable puntada del doctor Santos Castillo con su sombrero de ala ancha en una Asamblea General, enviando pertinente mensaje crítico simbólico que trataba de enderezar el rumbo, no está de más acudir a la memoria nacional y local escrita incluso en la Wikipedia sobre la mundialmente famosa aportación de México a la Internacional Sindical. Aquí dejo material didáctico sobre el espinoso tema.

 

 

La reflexión sobre lo que sucedió el Día del Trabajo en nuestro organismo, en la región y en el país es muy importante. Seguimos creyendo que el STAUS se fortalece cuando en lugar de cerrar canales o medios, abrimos los micrófonos para escuchar todas las voces de los académicos. Eso hay que aprenderlo si es necesario, hay que practicarlo y hay que promoverlo. Los nuevos tiempos exigen mucha apertura, sensibilidad y madurez. Quizá sea necesario elaborar un buen listado de acciones a promover como parte de esa nueva y necesaria cultura sindical. Aquí hay muchos jóvenes maestros en proceso de aprendizaje y debemos preguntarnos qué les estamos enseñando o cuáles son los ejemplos que estamos poniendo.

 

En un afán propositivo, también es prudente enfilar todas las baterías a dialogar sobre el EPA (Estatuto de Personal Académico) en nuestras academias y delegación, y confiar que situaciones como la aquí descrita no volverán a suceder, o mínimamente serán consultadas con los más experimentados y aprobadas, ya de perdida, en el Comité Ejecutivo. Es excelente imaginar que todas las corrientes del STAUS hacen a un lado lo que no sirve y pelean por el mismo fin, en beneficio de la Universidad de Sonora y sus académicos.

 

Agradezco el espacio que hoy se abre al pensamiento crítico de los universitarios. En mi próxima colaboración hablaré del proyecto que acercó a investigadores, artistas, periodistas e historiadores a las autoridades de cultura, con un proyecto fincado desde la sociedad civil. Esto en respuesta a una pregunta suspicaz que alguien me hizo sobre otra instantánea…

 

Texto y fotografía por Joel Montoya

Videos de Cayetano Lucero / Vigilia Sonora

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Sobre el autor

Joel Montoya es profesor de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Sonora. Fotógrafo y estudioso de la imagen.

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