Hay que reconocerlo de entrada: el deporte profesional dejó de tener esencia deportiva pura cuando se convirtió en negocio. En negocio archi-súper-recontra-millonario, quiero decir. Ahí cambiaron las reglas para todos: patrocinadores, medios de comunicación, atletas, aficionados y, particularmente, para los jueces. Es como la política: cuando nuestros representantes populares (independiente del país) le encontraron gusto …
