Somos una plataforma editorial independiente y el apoyo financiero de nuestros lectores resulta fundamental para trabajar en libertad
Hermosillo, Sonora.-
Risas nerviosas, abrazos y parabienes aderezaron, la mañana de ayer, la entrega de una decena de cartas de naturalización a mujeres y hombres originarios de Colombia, Estados Unidos, Honduras, Italia, Kenia y Venezuela. La ceremonia tuvo lugar en la delegación de la Secretaría de Relaciones Exteriores de esta ciudad enclavada en el norte mexicano, precisamente cercana a la frontera que un presidente amenaza con sellar. Bienvenidos y pórtense bien, les dijo el delegado Benjamín Hurtado al concluir la lectura de la carta, y los aplausos no se hicieron esperar. Acto seguido, uno a uno fueron recogiendo el documento de identidad de manos del delegado, y aquella emoción contenida durante las horas previas, acaso días, no se hizo esperar.
Previo a la ceremonia, el reportero tuvo oportunidad de departir con los ahora nuevos paisanos. Un american citizen caminaba de una lado a otro, enfundado en traje, corbata al cuello y maletín en mano.
-No te preocupes, no tendrás que cantar el himno nacional, como en tu tierra, le espeté con voz de terapeuta
-Sólo me sé el coro, respondió, y pasó un pañuelo por su empapada frente
-¿Qué es «coro»?, inquirió una de las señoras rubias que ya vieron en las fotos
-Chorus… «Mexicanos al grito de gueeerra»…
Dos horas más tarde, todos salían con sus cartas y sus sonrisas. «¡Ya somos mexicanos!», me gritó jubilosa la gringuita preguntona. Bienvenidos otra vez, le contesté conmovido, y me quedé pensando en las ironías de la vida.
Un texto muy diplomático, muy bien logrado. Felicidades Benjamín.
Ah qué amable. Gracias, Cipriano.
Un abrazo