En la operación de la corrupción participan individuos de todos los sectores. Hay quien soborna u ofrece dinero y, hay quien pide, extorsiona y acepta dinero. En la dinámica de vida de cualquier Estado, existe una vinculación estrecha entre los sectores público y privado. A veces, es la parte del gobierno (el funcionario, político, juez) quien pide o extorsiona, y en otras, es el empresario quien soborna a los servidores públicos al ofrecer y/o prometer no solo dinero, sino otros bienes materiales (carros, viajes, becas para los hijos, etc.) con tal de acceder a contratos con el sector público que les redituará jugosas ganancias.

A continuación, se presentan algunos de los mitos más comunes en torno a la corrupción, así como la demostración de su falsedad. 

Mito número 1: La creencia de que es un mal exclusivo de los gobiernos.

Falso: En la opinión pública, existe la creencia de que de los tres grandes sectores de un Estado (público, privado y social), la corrupción es exclusiva del primer sector, como si no se produjese este fenómeno en el sector privado y en el sector social.

Mito número 2: La creencia de que es un problema de países pobres.

Falso: El mito de la corrupción es la creencia de que se trata de un problema exclusivo de los países pobres, que este mal no existe o es mínimo en los países ricos. Es necesario señalar que, generalmente, quienes pregonan esta idea provienen precisamente de los países ricos.

Mito número 3: La creencia de que, aumentando el sueldo a los servidores públicos, la corrupción se acabará.

Falso: Esta afirmación es un tanto aventurada, no necesariamente un elevado sueldo impide realizar prácticas corruptas. “Pobre no es el que menos tiene sino aquel que desea más”, escribió Séneca en el siglo I. 

Mito número 4: La creencia de que, a mayor grado de estudios, menos corrupción.

Falso: Algunos analistas sostienen que cuando tienes una alta formación eres menos corrupto, en tanto que, si careces de estudios, eres más propenso a la corrupción. Sin embargo, quienes participan de la alta corrupción, curiosamente son personas con estudios de posgrado, doctorados y maestrías. Algunos de los más grandes corruptos estudiaron en universidades extranjeras.

Mito número 5: La creencia de que con más leyes y sanciones se erradicaría este fenómeno. (Una expresión coloquial dice que “las leyes se hicieron para violarlas”).

Falso: Otra idea generalizada es aquella que expresa que la corrupción se acabaría, ya con una verdadera aplicación de las leyes, ya con una ley anticorrupción. Esta idea la sostienen en general aquellas personas provenientes del ámbito del derecho. Sin embargo, en lugares donde se carece de una cultura de legalidad, el derecho no se respeta.

Mito número 6: La creencia de que la corrupción es un problema de la época actual.

Falso: Algunas personas consideran que el fenómeno de la corrupción es un problema contemporáneo, quizá como resultado del neoliberalismo y de la globalización, ignorando que es un problema muy viejo y que ha acompañado al ser humano a lo largo de su historia.

Mito número 7: La creencia de que la corrupción se soluciona con más transparencia.

Falso: En México, durante la última década del siglo XX, el valor de la transparencia empezó a cobrar mucha fuerza. Diversos autores, fascinados por este valor, afirmaban que, con su aplicación, se acabaría la corrupción al transparentar el uso de los recursos. Pero la realidad se encargó de demostrar que estaban muy equivocados

Mito número 8: La creencia de que la corrupción se resuelve con control presupuestal y rendición de cuentas.

Falso: Existe la opinión de que, con un enfoque adecuado del manejo correcto de las cuentas, con un adecuado control de los presupuestos asignados y una rendición de cuentas, la corrupción se acabaría. Sin embargo, de igual manera que con la transparencia, sin una educación en el uso ético del dinero, estas propuestas fallan. 

Mito número 9: La creencia de que la corrupción es un problema de género.

Falso: Esta creencia se sostiene argumentando que, en la mayoría de los casos de corrupción en instituciones públicas y privadas, los protagonistas e imputados son hombres.

Mito número 10: La creencia de que la corrupción se acaba con ciencia, tecnología, robótica, máquinas o dispositivos de aplicación móvil (APP).

Falso: En este mito la premisa principal es que las maquinas no se corrompen; pero el ser humano sí.

Por Sergio Oliver Burruel

https://www.facebook.com/sergio.oliverburruel


Ilustración de Víctor Solís para el artículo «El laberinto del combate a la corrupción en América Latina», de Javier Hernández Colorado, en Nexos, septiembre 2 de 2025.


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Sobre la autora / autor

Psicólogo por la UNAM, profesor investigador por la UNISON

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