Hace casi un mes recibimos y publicamos una denuncia anónima en torno a #MeTooHermosillo. Ayer recibimos una réplica a ese artículo, de la pluma de Mayeli Sánchez Martínez, misma que hoy publicamos.
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Ciudad de México.-
En los últimos años el frío del invierno se ve contrarrestado por una ola violeta que amenaza con crear una primavera extendida llena de afecto de hermanas y defensa de la vida. Pero al igual que en cualquier lucha que defiende la vida, la violencia está presente de formas múltiples, a veces tan sutil como una ligera brisa, a veces como palabras solidarias que en realidad no lo son.
Una de las cosas que que me ha permitido ver el #MeTooMx es que comúnmente la violencia, cuando se convierte en un patrón, termina teniendo siempre una cara pública, en este sentido termina envolviéndonos a todos en el velo de la vergüenza, porque en algún sentido nos reconocemos cómplices.
Así escribo estas líneas, enojada y conmovida, pero sobre todo bajo esa consigna que nuestra querida hermana mayor nos comparte #NuncaMásConMiSilencio.
Podría iniciar diciendo entonces que escribiré en el anonimato por protección y que elegiré al azar uno de los múltiples casos que muestran este intento por preservar el orden patriarcal, pero sería mentira. El anonimato es el derecho de las personas a preservar su intimidad y su posibilidad de protección cuando se exponen a que el poder tome represalias en un sistema como el nuestro, sin embargo también puede ser arma de los miserables. Y no elijo al azar, elijo hablar de aquello de lo que fui parte, que pesa y duele por el afecto y compromiso que siento con las personas y ese gran territorio lleno de gente valiente como es Sonora.
Quiero referirme al articulo presentado el pasado 26 de abril en este portal, Crónica Sonora, titulado “Sin protocolos de verificación de fuentes las cuentas de MeToo son vulnerables”. Primero quiero expresarme de manera general y breve, en relación al argumento sobre la verificación de las fuentes. En este sentido #MeToo no es en sí un movimiento homogéneo y coordinado por una sola instancia, no es una organización estructurada, no es un medio de periodismo y no no se estructura como un proceso investigativo, pero sobre todo no es un tribunal. Es un ya basta que nace de siglos de silencio, de nudos en la garganta, heridas en el cuerpo y mucha muerte. Es un mecanismo de amplificación de nuestra voz después de muchas experiencias, diversas y singulares aunque con origen común, de in-justicia tras sufrir violencias múltiples y no encontrar maneras útiles de enfrentarlas. A diferencia de otras protestas sociales que se conocen por estas grandes manifestaciones en la calle para clamar su ya basta el #MeToo México se ha dado principalmente en redes sociales comerciales, aunque no por ello desvinculado de expresiones y encuentros cuerpo a cuerpo.
En contraposición al silencio cómplice y la deslegitimación de la palabra de quienes denuncian, aunado al #MeToo hemos dicho #YoSiTeCreo, así ponemos por encima de la duda con la que la pedagogía del patriarcado nos ha adoctrinado la capacidad de empatizar, de ser solidarias y de mirarnos en una experiencia que nos atraviesa en común.
Considerando lo anterior ¿es compatible el #YoSiTeCreo con “la verificación de la fuente”? y en todo caso ¿a quién le corresponde hacer esa verificación?
Desde mi perspectivo, no es compatible buscar la verificación de la palabra de alguien que denuncia en el #MeToo, pero tampoco sería el objetivo. Esto no quiere decir que se asuma la denuncia de forma irresponsable, solo que en vez de poner al posible agresor en el centro, estamos las mujeres. En la medida que estas denuncias públicas y colectivas son recientes aun hay muchas preguntas para saber cuales serían las mejores maneras de actuar en relación a ellas, pero desde la diversidad de circunstancias lo que veo es que hay un esfuerzo muy grande por hablar estas preguntas y generar procesos, para algunas colectivas dentro de las premisas de estos procesos está el el poder sanar y evitar que estas violencias se repitan.
Ya que el #MeToo no es un tribunal considero que no es al #MeToo al que le toca la verificación, sino que nos toca a las personas como comunidades, como sociedad, encontrar cómo vamos a hacer con estas denuncias para poder actuar en consecuencia y no por punitivismo, sino por decidir cambiar como sociedad y no permitir la violencia patriarcal.
Creo que como sociedad, pero sobre todo que miembros de estas comunidades en las que se presenta la denuncia de algún miembro, nos está costando saber cómo reaccionar ante las denuncia, tal vez un pista sería iniciar preguntando, indagar en el comportamiento de quienes son denunciados y proponer soluciones también situadas, es decir, en el contexto inmediato de quienes rodean al denunciado. Eso sería sanador. Descalificar y buscar invalidar, una vez más, las voces de quienes se deciden a hablar a través del #MeToo es colocarse del lado de un status quo construido sobre la agresión a nuestros cuerpos.
Dicho lo anterior, quiero proseguir con mi opinión sobre la nota publicada en Crónica Sonora para referirme a la deficiencia metodológica y la falta de ética en la investigación.
En la nota se menciona que el objetivo de su investigación fue probar que la carencia de protocolos para la verificación de la fuente expone a vulnerabilidades las cuentas de twitter #MeToo ante la posibilidad de publicar información falsa.
Para probarlo el método usado de acuerdo con la nota fue:
- Elegir una una cuenta #MeToo que cumpliera con los siguientes criterios:
- Que continuaran en activo.
- Que tuvieran deficiencias notables en las acusaciones publicadas, confundiendo acoso con otro tipo de violencias.
- Que tuvieran casos publicados orgánicamente con alcance en las cuentas de impacto nacional, para tener seguridad de que quienes administran esta cuenta son parte de la red de colectivos que impulsaron el #MeToo en todo México.
- Infiltrar la cuenta con una acusación falsa para ver si era publicada.
Sobre la elección de la cuenta twitter #MeToo aunque se reportan los criterios no se reporta la metodología como tal. Por ejemplo ¿cómo se hizo para encontrar las cuentas activas? ¿Cuál fue el número de tweets observados para poder saber cuales eran las cuentas activas? ¿Cuál fue la línea de tiempo de la observación? No se reporta el número de cuentas observadas, cuales están activas y cuantas fueron descartadas. Tampoco se reporta con qué programa o plataforma se hicieron las observaciones sobre los tweets y las cuentas twitter.
Lo anterior es relevante porque cuando hablamos de twitter la mayor parte del tiempo estamos hablando de “big data”, del análisis de miles de datos que no se puede lograr solo a partir de que un par de personas pasen horas mirando twitter por el explorador o por al app telefónica. Lo que se requiere es poder acceder a la base de datos de twitter para poder extraer la información.
Por poner un ejemplo, una de las formas de lograrlo con pocos recursos pero algo de conocimiento en programación hubiera sido: a partir de una cuenta personal conseguir las credenciales de la app de twitter (apps.twitter.com), después usar las paqueterías especializadas para colectar tweets de Python o de R. Para lograr encontrar las cuentas de twitter activas, iniciar colectando las cuentas a las que siguen las cuentas más conocidas de MeToo o con las que se dio inicio el movimiento, después para cada cuenta MeToo encontrada colectar los tweets publicados sin re tweets. . Con las bases de datos obtenidas eliminar todas aquellas que no tuvieran publicaciones después de la fecha determinada.
Dependiendo del número de cuentas y el número de tweets en cada cuenta para poder encontrar las que cumplían con el criterio de “confundir acoso con otras violencias” hacer un análisis de texto.
Para poder cubrir el último criterio una posibilidad sería buscar quienes le dieron re tweet directo a las denuncias y observar para aquellas que lograron más re tweets con cuentas nacionales ver si están dentro de quienes siguen estas cuentas. Aún así ese criterio es confuso. Sin una metodología clara la elección de la cuenta @HermosilloToo parece sesgada.
Siguiendo con los pasos narrados en la nota una vez elegida la cuenta se procedió a la infiltración.
El contactar usando una cuenta con poco tiempo de creación y los cambios de nombre resultan irrelevantes ya que muchas denunciantes por precaución podrían valerse de la creación de cuentas nuevas, por lo que de inicio no reflejaría una falta de protocolo o deficiencia en la decisión de que denuncias se publican.
Otro problema metodológico es el haber usado a una persona que ya había sido denunciada porque ¿sería posible que el proceso de publicar una denuncia sobre una personas por primera vez fuese diferente que cuando ya hay más de una denuncia? ¿Sería posible que la cuenta @HermosilloToo hubiera recibido más denuncias sobre la persona en cuestión que pidieron no ser públicas todavía y que por ello el filtro de decisión sobre la publicación de una nueva denuncia fuera diferente?
Otro aspecto extraño en el método seguido por los autores es que las fechas de actividad de la cuenta @FenixEdy no concuerdan con al narrativa sobre la elección de la cuenta @HermosilloToo.
Ahora viene el problema ético. Al haber elegido una persona que ya hubiera sido denunciada para probar que era posible lograr la publicación de una falsa denuncia tiene como efecto secundario la deslegitimación de la denuncia original y todas las otras denuncias publicadas en @HermosilloToo, lo que implica que la gente dude de denuncias que pudieran ser verdaderas.
Al inicio de la nota, quienes la escriben, expresan que su objetivo es fortalecer el movimiento, y si fuese el caso, ¿era necesario poner el nombre de la cuenta investigada? ¿No hubiese bastado usar un alias y exponer los resultados de la investigación?
Además, el aceptar la comunicación con una de las posibles denunciantes, hacer pública esta conversación y calificarla como “venganza personal” está lejos de cumplir con los criterios de una investigación ética o de auténtica empatía con la causa del #MeToo.
Por otra parte quienes escriben la nota no comentan si trataron de buscar a las cuentas MeToo para preguntarles directamente sobre sus protocolos para aceptar denuncias, en los casos que no los hacían públicos, o si contactaron a la cuenta @MeTooHermosillo para ayudarle a cubrir la vulnerabilidad encontrada.
Por último y lo que me parece más grave, es que al momento de escribir estas palabras quienes tienen el poder de la cuenta de twitter @FenixEdy a partir de la que se hizo la falsa denuncia no publicaron en su mismo perfil una nota aclaratoria que deje de seguir alimentando su falsa denuncia, no hay un tweet que clarifique la participación de la cuenta en una denuncia falsa y una disculpa a la persona implicada o un tweet que ligue al artículo de Crónica Sonora.
Quiero terminar comentando que #MeToo por lo que se percibe no es estático y no se puede asumir que solo puede aceptar denuncias sobre violencia sexual, las violencias patriarcales que no forzosamente van acompañadas de acoso sexual no son menos violencia o no tienen implicaciones menores sobre nuestras vidas, el MeToo es una ola que no para que nos va permitiendo tener voz sobre todas las violencias, por lo que #YoSiTeCreo hermana denunciante y que una pseudo-investigación no contribuya a minimizar tu palabra.
Nota: quisiera expresar que si bien me hago cargo de las palabras aquí escritas, las ideas o argumentos no son reflexiones aisladas, forman parte de las discusiones que vamos teniendo entre mujeres, por lo que las veo como palabra colectiva, en particular quisiera agradecer a I, T, M y R, por leerme y por estar impulsando estas reflexiones colectivas.
Texto e imagen de portada por Mayeli Sánchez Martínez
Fotografía de Yutsil Sánchez
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Sin protocolos de verificación de fuentes las cuentas de #MeToo son vulnerables