El día de hoy (27/08/2025), en una escuela de Estados Unidos, ocurrió un nuevo tiroteo que dejó como saldo dos niños muertos y diecisiete heridos. Lamentablemente, no se trata de un hecho aislado, sino de otro episodio en la larga y dolorosa serie de tiroteos escolares que desde hace años marcan la vida de las comunidades al otro lado de la frontera. Es difícil dimensionar el trauma que significa para los niños y adolescentes regresar a clases después de un evento así, enfrentarse a los mesabancos vacíos y cargar con la incertidumbre de una violencia que irrumpe de manera inesperada. No es mi intención frivolizar un suceso tan trágico, pero resulta inevitable traerlo a colación como preámbulo y metáfora de la película que se reseña a continuación, una obra que, desde la ficción, explora de otra manera el dolor colectivo y el miedo que se instala en comunidades enteras tras la pérdida de su infancia.
La hora de la desaparición (2025), dirigida por Zach Cregger, aparece como su segundo largometraje después del éxito inesperado de Bárbaro (2022), cinta que sorprendió tanto a la crítica como al público y que colocó al director en el mapa de los cineastas con propuestas nuevas y refrescantes. La expectativa sobre su siguiente proyecto era alta y, lejos de ser una carga, parece haberle servido de impulso: en esta nueva entrega, Cregger demuestra evolución narrativa y una capacidad mayor para mezclar el terror con la reflexión social, superando la difícil prueba del “segundo filme”.
La película atrapa desde los primeros minutos. La trama se centra en una pequeña comunidad estadounidense donde, exactamente a las 2:17 de la madrugada, ocurre un evento inexplicable: una desaparición masiva de niños. Las cámaras de seguridad de los propios hogares, captan a un grupo de menores salir corriendo de sus casas en dirección a la oscuridad de la noche, sin dejar rastro alguno. Lo más inquietante es que todos pertenecían al mismo salón de clases, y que ninguno regresó, excepto uno: Alex, el único niño que quedó atrás y que se convierte en el eje del misterio. Así arranca una historia que, en menos de cinco minutos, ya nos tiene completamente enganchados y nos invita, a o largo del filme, a buscar respuestas en el entramado que Cregger construye con precisión.
Uno de los grandes aciertos de la cinta es la manera en que está narrada. Cregger opta por contar la historia desde múltiples perspectivas, lo que le da un tono poco habitual en el cine de terror actual. La maestra del salón, interpretada de gran manera por Julia Garner, encarna la desesperación de una figura que siente la desaparición de sus alumnos como una culpa personal imposible de sacudirse. Josh Brolin, en el papel del padre de uno de los niños desaparecidos, ofrece una actuación contenida pero contundente, que refleja la rabia y la impotencia de un hombre que ha perdido aquello que le es más valioso. A ellos se suman el policía del pueblo, que intenta mantener el orden desde su fragilidad; el junkie local, que sorprendentemente se convierte en una pieza clave del rompecabezas; el director de la escuela, atrapado en el peso de su responsabilidad institucional; y el propio Alex, el único niño que sobrevivió al misterio.
Esta dinámica de perspectivas funciona como engranaje narrativo: la historia se abre, se fragmenta y luego vuelve a unirse, de manera que el espectador va completando un rompecabezas emocional y narrativo que nunca termina de estar del todo cerrado. Cregger apuesta por la ambigüedad, y ese es quizá el mayor mérito de la película: no subestimar al público, darle la libertad de interpretar y decidir hasta qué punto lo que ve es real, simbólico o incluso una pesadilla colectiva. Sin entrar en mayores detalles que arruinen la experiencia, basta decir que La hora de la desaparición no es solo un ejercicio de suspenso y terror, sino también una historia que navega desde los miedos más primarios —la oscuridad, la desaparición, lo desconocido— hasta los traumas sociales contemporáneos que vemos en los titulares de noticias.
Zach Cregger se perfila como un cineasta con voz propia dentro del género, ofreciendo una cinta que no solo entretiene, sino que sacude y deja preguntas abiertas que siguen resonando por un tiempo en la mente del espectador. La hora de la desaparición es, en muchos sentidos, una metáfora de nuestro tiempo: un relato sobre niños que desaparecen, pero también sobre sociedades que se fracturan cuando se afecta a los más vulnerables. Una película inquietante y emotiva, que confirma que, a veces, el verdadero horror no está en lo sobrenatural, sino en la imposibilidad de encontrar respuestas frente a la tragedia.
Actualmente en cartelera. Así que va la recomendación de siempre, ¡córrale a verla!
La hora de la desaparición
Dirección: Zach Cregger
Año: 2025