Hace unas semanas fui al teatro. Personalmente he estado alejado del teatro local, creo que soy de esos individuos que, como dice Francisco Luna, piden tres de asada y uno de machaca pa’ llevar. Siento que no le he sido fiel a la escena teatral. No lo he procurado con el mismo interés de otros tiempos. Sin embargo la tarde del jueves once de febrero ahí estaba, haciendo cola en una larga fila a las afueras del Teatro Emiliana de Zubeldía de la Unison, para ver la obra «Theatrum Manus».
La entrada era gratuita. El proyecto fue apoyado por diferentes instancias gubernamentales como el Instituto Sonorense de Cultura, El Fondo Estatal para la Cultura y las Artes, la misma Universidad de Sonora y la Secretaría de Cultura. Al menos eso figuraba en sus flyers y posters.
Ya adentro del auditorio me coloqué a la mitad del lado izquierdo y tomé asiento a unas cuatro gradas del templete. La persona encargada de la dirección, que se proclamaba como el creador de la idea original era Héctor Miguel Vega, quien fue el primer individuo en asomarse al auditorio y dirigirse al público, para contarnos en lo que consistía su obra. La explicación del director era platicada en forma verbal por supuesto, pero también era realizada con lenguaje de señas mexicano (LSM). El reparto lo conformaron Manuel Guerrero, Flavio García, Claudia Curiel, Alonso Gallego, y como el protagonista, Enrique Pereda.
La obra comenzó con una interpretación de tres personas en el templete, dos individuos en sillas y una persona en el suelo. Después le siguió lo que parecía una danza. Lo primero que noté en el público fue la manera muy peculiar que tienen las personas que usan LSM para aplaudir (sacudiendo las palmas de las manos), así que decidí imitarlos, fue un aprendizaje vicario, modelado y natural.
Una parte de la función que me agradó mucho fue cuando un actor adoptó el rol de profesor y los demás actores de estudiantes oyentes. Y presentaron a un nuevo alumno (sordo) para integrarlo al aula. El nuevo alumno nos platicaba lo que le gustaba hacer (tomar fotos y la actuación) y la persona en el rol del docente traducía las señas del alumno sordo. Después se describieron algunas frustraciones de lo que es vivir sin que la gente tenga conocimiento de LSM, que les digan “lee mis labios”, sobre todo cuando otro personaje dijo: «imagínense amanecer un día y que sea…» (aquí él empieza solamente a mover los labios). Al final lo sentí como una buena introducción a la vida de las personas sordas. Quedé con muchas ganas de volver al teatro.
Cuando uno sale del teatro las mentes corean, modelan y cambian, en otras palabras (a forma de metáfora), los pensamientos bailan y cantan. Al final obtuve una buena reflexión y me surgieron algunas preguntas: ¿Qué tan difícil es aprender LSM? ¿El gobierno está invirtiendo en capacitaciones a docentes en LSM? ¿Cómo es la comunidad sorda de Hermosillo? ¿Las asociaciones civiles de la cuidad los consideran?
Quiero mandar un saludo a las personas de la comunidad de sordos en Hermosillo en general. Y un saludo en especial a Reyna Isabel Alvarado, a la intérprete de LSM, Patricia Estela Hernández Enriquez, al compañero Charlie, a Cynthia Vanessa Dessens y a mi alumna Karina Paola Manjarrez Paz.
Texto y fotografía por Olaf Camarena
Si, extraño que mis ideas bailen y canten. Eso hacia antes. Mtro. Un día realizaremos una obra de teatro. Donde en tiempo real hagamos un articulo (o documento) académico. Ese es un sueño recurrente, que estemos unos 4 compas, y que en dos horas hagamos un paper!!! Espero no me ganen la idea, y si ya esta realizada, pues que suave.
Es un tema interesante y que bueno que se realicen este tipo de esfuerzos que nos hagan ponernos en los zapatos de aquellas personas con capacidades diferentes. Hace días miré un video de una mujer y su hija de 8 o 9 años sordomuda comprando comida en un mac donalds o algo así; la niña siempre le decía a la mamá qué ordenar, pero sorprendieron al ver que la cajera entendía el LSM. Por primera vez la niña pudo pedir su comida sin necesidad de que su madre fuera la interlocutora. Supongo que debió ser una gran experiencia para esa pequeña.
Regresando al tema, pienso que las preguntas que haces son pertinentes y agregaría otra: ¿Qué podemos hacer cada uno de nosotros para lograr que este tipo de personas se sientan más integrados a nuestra comunidad? Saludos dude.
Podría empezarse por un uso más generalizado de los subtítulos: en los DVD aunque sean de PRODUCCIÓN HISPANA, siempre debería incluirse una pista con el subtitulado EN EL MISMO IDIOMA de la BSO! Igual en el cine, al menos si un asistente sordo a una función lo solicita. Y también en las series de TV aunque sean en español.