Hermosillo, Sonora.-
Pues nada, que me invitaron a conocer el nuevo menú del Chef Ricardo Muñoz Zurita en el Fiesta Americana de esta desnarajada ciudad. Previamente, 2017, Crónica Sonora había sido distinguida con otra invitación a tan renombrado hotel, en esa ocasión para ser parte de su fastuosa reinauguración. Por aquel entonces decidí no publicar nada pero esta vez sí. (Algo quiere y sí es dinero).
A diferencia del año pasado, que me hice acompañar de un socialité, el pasado miércoles me decidí por Luis Jorge Gutiérrez, fotógrafo y director de Norte Photo, no sin antes intentarlo con una buena amiga que maldita suerte ese mero día le sacaban una muela. “No podré ☹, me dejaron bien jodida y no terminaron”, me escribió en un SMS que aún resuena en mi retina.
Llegamos puntuales y puntuales aguardaban por nosotros. Cuatro anfitriones (dos de cocina, una de prensa y uno de ventas) nos invitaron a la mesa en un agradable salón, tan grande como iluminado. “El espacio determina el buen o el mal comer”, afirmé con aires de suficiencia y el resto de comensales asintió de inmediato.
– ¿Gustan algo de beber?
– Fíjate que sí, con estos calorones (pasaban las 14 horas) se antoja una limonada bien helada
– ¿No quieren algo más elaborado? ¿Un tequilita, por ejemplo?
– Sí ‘cierto, para hacer hambre ¿De cuál tienes?
Nos echamos un Don Julio 70 y sí nos dio hambre, sin dejar de apreciar su tersura a su paso por la garganta. Ni parece tequila, dijo uno de nosotros al otro, en voz muy baja para no evidenciar nuestra ignorancia.
Además del destilado pedimos una vulgar cerveza. Aquello se estaba poniendo bueno (a los tragos se habían sumado dos alegres y guapos reporteros) cuando:
– Ahora sí, vamos a empezar. Alfredo, sirve el ceviche porteño
– A la orden, caballero
– Ufa, qué bueno está. ¿Qué pescado es?
– Es sierra. Incluye aceite de oliva traído desde Ensenada
– Pues está bien sabroso, y mira que yo soy experto en ceviches y aguachiles
– ¿Ah, sí?
– ¿Sabes que le vendría bien? Unos chiltepines
– Alfredo, por favor
(…)
– Cómo tarda el Alfred con los chiltepines
– Ahí viene, justamente
– Ni tan justo, pero qué bueno que llegó
Los chefs que nos acompañaban, valga anotar, convinieron que era buena mi idea del chiltepín sobre el ceviche y me volé un poquito.
Cuando empinábamos la cerveza arribó Alfred con el plato fuerte: enchiladas en mole, por supuesto importado de algún pueblo remoto de Oaxaca. Sus notas chocolatosas volvieron loco al fotógrafo pero no al reportero, que alcanzó a mascullar: “Si lo hubieran servido caliente, seguro pensaría lo mismo”.
Concluimos la degustación con un postre lechoso que encajaba perfecto en el menú y con la loza misma, “carísima”, según se nos informó. Ya casi pedía un espresso doble para acompañar pero no quise perder el estilo.
Nos despedimos con la panza llena y el corazón contento. Nada que ver, dije para mí, con la quinta edición del Festival del Chef, que fue puro repetir lo del año pasado y hasta menos. Quiera dios, agregué, volvamos a este hotel para seguir conociendo su cocina, eso sí, convenio de por medio. Faltaba más, sobraba menos. Buen provecho.
Por Benjamín Alonso
Fotografía de Luis Gutiérrez
que rico! invitame a la prox, jocoso el texto, buenas fotos
jajaja ya vas
saludos, Juan
Muy estilero tu texto y como siempre, antojando a tus lectores. Qué barbaridad. No hubo pa’ llevar?
Jajajaj muchas gracias, miss. Qué bueno que te antojé. No, no hubo :/
Tengo mis dudas sobre si fue Sierra, pero ire a corroborar
Eso afirmó el chef en jefe (no Zurita), pero ya nos cuentas, María.
Saludos