Hermosillo, Sonora.-

Mañana de miércoles, víspera de San Juan. Trabajo en un café junto al director de Norte Photo y al despedirnos me espeta: “Corrieron al Pepe, a la Güera y a Flores”. Le marco al último y me responde en fa, puesto para una entrevista.

Periodismo en crisis

Medio día de miércoles, víspera de San Juan, Jorge Flores me espera en una fonda del centro. Lo saludo preguntando qué pasó y suelta la primera

-Qué va a pasar, güey, pues que la crisis le llegó a todos, ¿no?

El mesero interrumpe indagando si ya sabemos lo que vamos a pedir. Pedimos y volvemos. Hasta el fin de semana Flores se había desempeñado como fotógrafo en el periódico Expreso, de esta ciudad, pero fue despedido junto a otros dos fotógrafos de cepa, Pepe Ávila y Ana Johnson, siempre con el argumento o pretexto de la crisis ocasionada por la contingencia sanitaria, razón que el propio Flores saluda, si bien matiza:

-Los periódicos en Hermosillo siempre han estado en crisis. Dime qué periódico de aquí no ha quebrado

-El Imparcial

-Pues sí… pero… es una empresa con más de cien años y han sabido cómo enfrentar varias crisis, quizá esta también

En seguida, Jorge desliza la idea de la publicidad oficial como sostén del rotativo Healy e introduce la sospecha de un futuro incierto por aquello de que “el gobierno que viene no piensa anunciarse”. Añade:

-Y siendo esa la temática nacional, quizá se están anticipando

¡Órale! Expreso se deshace de media plantilla por la crisis pandémica y porque intuye le cerrarán por completo la llave del presupuesto estatal. Pero, digo yo, ¿dónde quedan los premios por Mejor Fotografía de Actualidad y ese glamur fotográfico que se granjeó a principios de siglo? Por la cara de Flores entiendo que se han ido al carajo. Y nos adentramos en el mundo de la foto.

Un instante es un clic

Jorge Flores tiene treinta y poco más de años chingándole al fotoperiodismo. No uso el verbo chingar nomás porque sí. Es una pela física y mental corretear imágenes, cazarlas, crearlas. No obstante, las empresas no buscan perfiles experimentados, fotógrafos de carrera, como apunta el propio Flores.

-Mira, ahorita todo mundo toma fotografías, pero hay un detalle: no todo mundo hace fotografías. Nosotros, los reporteros gráficos, sí hacemos fotografía. Aunque parezca mamón, nosotros desarrollamos un sexto sentido, nos anticipamos a los hechos. Tú, como fotoperiodista, sabes cuándo se está creando un escena. ¡Y son instantes! No son momentos, son instantes y un instante es un clic.

Llegan a la mesa sendos platos de cocido y nos vemos obligados a interrumpir nuevamente. Pero seguimos hablando, con la boca llena y todo.

-Yo me hice (fotógrafo) en la calle y de esos quedamos pocos. A mí me tocó en el diario La Frontera que me dijeran: “Aquí está un rollo con treinta y seis tomas, tú eres el encargado de traer la foto de portada. Todos los días. Yo sabía que esa foto tenía que salir, por eso éramos y somos profesionales”

Al momento, las palabras de Flores me remontan a una tarde en el porche del profesor y fotógrafo Joel Montoya, allá por 2005 o 2006, cuando la foto digital nos tenía encandilados por la posibilidad de hacer decenas de fotos sin más restricción que el numero de bytes. “Sí, qué bueno que hoy podamos tomar las fotos que queramos, pero lo importante es educar el ojo, construir la imagen en tu cabeza, de modo que dispares la cámara cuando haya que disparar. No a lo loco para ver cuál te sirve, en cuál le atinaste”.

Por eso, como recuerda Flores, en la época de la fotografía análoga (la que se imprime, para los morros): “No podías equivocarte en nada. Ni en la luz, ni en la velocidad ni en nada. Tu foto tenía que salir perfecta cuando la revelaras. Y hoy en día nadie sabe qué es eso”…

¿El fotoperiodismo desaparecerá?

-No, porque la vida es imagen y una ciudad conflictiva como Hermosillo tiene muchos imágenes. Pero quién capte las imágenes, ese es el asunto en cuestión. Yo no veo fotógrafos de prensa nuevos, puros viejos.

Y pienso en los tres que acaban de correr de Expreso: Pepe Ávila, Ana Johnson y el propio Flores. Y pienso, también, en Carlos Villalba de El Sol de Hermosillo, Eleazar Escobar, Gamaliel González y Anahí Velásquez de El Imparcial, si bien estos dos últimos han sido removidos a Redacción (…). Total que puro fotógrafo experimentado, si bien concedo que pueda haber noveles fotógrafos que este reportero desconozca.

-Bueno, Flowers, entonces: si ese fotógrafo profesional está en vías de extinción, y además las empresas no quieren emplearlo, ¿qué va a hacer?

-Mira, ya tuvimos una transformación, de la foto análoga a la digital, y muchos colegas no se actualizaron. Otros sí pero no se hicieron de equipo, ya que necesitas por lo menos unos cien mil pesos para tener algo bueno. El equipo digital es muy caro y muchos que han sido lanzados a la calle no tienen ese equipo. Dime de dónde un fotógrafo va a agarrar una cantidad de dinero así. Los costos son el enemigo de un fotógrafo.

Me queda claro que la freelanceada es una opción, sí, pero no para todos. Se requiere mucho empeño, además del recurso financiero, y un poco de locura para la sociedad anodina que protagonizamos los sonorenses. Luis Gutiérrez Martínez supone un ejemplo de éxito en ese sentido. Otra opción laboral, menos arriesgada y por ello atractiva, es retratar a políticos y funcionarios; integrarse de lleno a campañas y con suerte a oficinas de comunicación social. Joel García Espinoza y Carlos Licón Minjarez son claras muestras de talentos locales que han optado por esta vía, quizá no sólo para “asegurar la papa”, sino también para dignificar la fotografía política.

“No me voy a caer”

La conversación ha sido fluida, sustanciosa, diríase agradable. Se nos olvida que estamos en una situación de luto, que Jorge ha perdido su trabajo.

-Mira, sin el afán de yo ser mejor que nadie, yo tengo una filosofía: ser mejor que ayer. Yo mismo. Es una competencia conmigo mismo de no dejarme caer, de estar creando. (Yo, bato, me hago un guión antes de tomar una foto y me sale. Me digo: “aquí va a pasar este amigo”, y pasa y lo congelo). Pero hay compañeros que les pegó duro este despido… y ya no van a trabajar. Y tienen miedo, “¿qué voy a hacer con el dinero de la liquidación?”. Te compras una cámara y ya no comes. Y la fotografía ahorita es un trabajo muy difícil, muy pesado. Si no tienes una cartera de clientes te mueres de hambre. Entonces no dejarte caer anímicamente y salir. No encerrarse porque se pierde, se pierde todo. Y ni modo, yo voy a salir a la calle a tomar fotos aunque no sean para nadie. Para no descontextualizarme de lo que está pasando a diario.

-Y para no perder el ánimo…

-También

Texto y foto de portada por Benjamín Alonso

Fotografía de interiores por Luis Gutiérrez / Norte Photo

Sobre el autor

Premio Nacional de Periodismo 2007. Director de Crónica Sonora. Escríbele a cronicasonora@gmail.com

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