«La pandemia se volvió la justificación para que desde el municipio se apueste a medidas impopulares»
Hermosillo está en medio de dos crisis al menos. La de la pandemia provocada por el Coronavirus y que nos mantiene en casa a los que podemos, y a otros esquivando un virus invisible mientras el trabajo no falte. La otra crisis, es de corte político, en específico la de la fractura de la relación y comunicación entre las autoridades municipales y la sociedad civil organizada o no, que está provocando protestas cuidadosas e ingeniosas por parte de ciudadanos inconformes y comprometidos.
La pandemia se volvió la justificación para que desde el municipio se apueste a medidas impopulares como la venta de El Cárcamo y el cobro de multas para sostener el confinamiento que se han convertido naturalmente en prácticas de extorsión por parte de la policía, de esto último podríamos escribir más en otro momento.
La alcaldesa, junto a algunos miembros del cabildo y funcionarios, insisten en menospreciar y denostar la protesta ciudadana organizada que defiende el área verde de El Cárcamo y La Sauceda (ese conjunto maravilloso que proporciona un oasis único y especial a nuestra ciudad, oasis que ellos por su ceguera política e intereses económicos no quieren ver). No hay diálogo porque su comunicación es unidireccional, no escuchan porque han confundido su lugar como servidores públicos para actuar como directivos de una empresa privada que sólo atiende beneficios inmediatos, beneficios que en su corta mirada creen que les redituará políticamente, pero considero que se equivocan.
Se equivocan porque la sociedad hermosillense se ha transformado, ya no está dispuesta a ver a las administraciones en turno lucrar, hostigar y denostar las expresiones de los ciudadanos. Es lamentable que menosprecien y diluyan con comunicados en redes sociales y videos caseros la inteligencia y autonomía de aquellos (colectivos, comunidades diversas) que con argumentos se manifiestan contra acciones que atentan contra la dinámica simbiótica de las comunidades con la naturaleza nativa que resguarda La Sauceda.
«Aspiro a que el confinamiento termine y podamos interactuar»
Finalmente, en este contexto en el que nos sitúa la administración municipal nos queda, como ciudadanos, una enorme responsabilidad y una indiscutible lección: continuar la lucha para evitar la venta del área verde de La Sauceda. Aspiro a que el confinamiento termine y podamos recurrir a manifestaciones activas que nos permita interactuar, desarrollar y darle amor a esa área que se debe de volver símbolo e identidad de la ciudad. Hay que terminar con la historia de despojos y por eso la lección es clara, no permitir que los políticos de siempre se apoderen de la administración pública. Definitivamente, quienes gobiernan hoy la capital no la conocen. Necesitamos de una generación revitalizada que tenga la capacidad de rodearse de expertos, de personas con conocimiento y sensibilidad; de mujeres y hombres que quieren, saben y buscan lo mejor para nuestra sociedad desde una perspectiva integral y con conciencia histórica, ambiental y social. Hemos aprendido, que esa experiencia nos sirva para proteger nuestras áreas naturales y generar otras. Ese es el futuro para Hermosillo.