En plena emergencia sanitaria, y cuando hemos entrado a la fase 3 para tratar de detener o “aplanar” la curva de la pandemia, nos enfrentamos al incremento desmedido de las violencias. Justo el 19 de abril de este 2020, y según datos del gobierno federal, fue el día más violento en lo que va de este fatídico año. Ese día se registraron 105 homicidios dolosos y las entidades que elevaron esa estadística de manera considerable fueron: Estado de México (12), Chihuahua (10). Ciudad de México (9), Guanajuato (9) y Oaxaca (9).
Ni la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, la Secretaría de la Defensa Nacional y la Secretaría de Marina han podido abatir las cifras de diversos delitos, sobre todo el del homicidio doloso. Cada año es peor que el anterior y ahora, además, enfrentamos con bastantes debilidades institucionales al COVID-19.
Según Alfonso Durazo, Secretario de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, las estrategias de seguridad que se han impulsado desde 2019, cuando se creó la Guardia Nacional, darán sus frutosa finales de este año. Sin embargo, no hay por el momento nada que apunte a que en el futuro vivamos en #UnMéxicoEnPaz que fue la primera promesa del actual presidente.
Cifras oficiales revelan que marzo de 2020 fue el mes más violento de la actual administración, que en sus primeros 16 meses ya rebasó los 40 mil crímenes violentos, 69 por ciento más que en el mismo lapso del gobierno de Enrique Peña Nieto. De igual manera los feminicidios han ido al alza. Y en general las violencias contra las mujeres en todos los grupos etarios, pero fundamentalmente niñas si se trata de delitos sexuales y violencia económica y física en mujeres entre los 20 y 35 años de edad.
Muchas voces de expertas y expertos en temas de seguridad no se hicieron esperar cuando exigieron #SeguridadSinGuerra, la idea de combatir el crimen con mayor inclusión y programas de entrega directa de dinero a jóvenes por lo pronto no han dado los resultados esperados. Es verdad se trata de un fenómeno muy complejo y multifactorial al que se le añade además la complicada situación económica que ha provocado la pandemia y ni por asomo ha tocado fondo, al contrario el exterminio de millones de puestos de trabajo apenas empieza.
De tal suerte que no hay esperanza de ver crecer a nuestros jóvenes en un entorno seguro. Según la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) cuyo propósito es medir la percepción y experiencias sobre la seguridad pública urbana el 67.2% de hombres y el 78.6% de mujeres en esta última encuesta, que se realiza trimestralmente, tienen una percepción negativa sobre la seguridad en su ciudad y fueron justamente los jóvenes quienes dijeron tener esa sensación de miedo.
Y como los grupos delictivos no descansan, sino que crean “nuevas ventanas de oportunidad” también vemos que la desaparición de niñas se ha incrementado también, así como las extorsiones y la pregunta es: ¿dónde están las campañas de los tres órdenes de gobierno alertando para tener una respuesta más asertiva?
Mientras tanto Jeremy Rifkin advierte: “Ya nada volverá a ser normal”, y cuando afirma nada es nada; por eso es que sorprende que nos digan que al final del 2020 veremos los resultados positivos de la política de seguridad, pues ¿de qué seguridad nos hablan?