En el siguiente escrito, Bazúa reflexiona sobre la necesidad del enemigo público como elemento cohesionador de la sociedad. En la imagen que complementa el texto, vemos a Brown Bear y a la familia de Peppa Pig, señalados como enemigos públicos de los autocuidados y la salud en casa, referencias incluidas.
Es de manera fortuita cuando no esperas nada de la “caja idiota” –el miembro más importante de la familia escribió alguna vez Eduardo Galeano- y repentinamente la comedia de situación que proyecta te viene a regalar un momento de reflexión…Resulta que se suspenden las vacaciones de la familia de Malcolm, (de los para muchos exitosa serie Malcolm el de en medio) llegan tres días antes de lo planeado a casa y se dan cuenta que en su vecindario hay una fiesta que cierra la calle donde todo es algarabía, risas y positivas emociones por quinto año consecutivo según el mensaje del cartel de bienvenida. ¿Cuál es el motivo de tal celebración? Fácil: La familia de este personaje en cuestión vacaciona fuera de la ciudad y están ausentes a la vista del barrio. Lejos de entristecerse por ello los miembros de este clan se disponen a disfrutar de la convivencia sin el menor grado de desánimo en sus conciencias. Agobiado por lo bochornoso del momento el chico le pregunta a su mamá si no le molesta la situación a lo cual ella se limita a responder: «Tenernos aquí le da un motivo al vecindario para convivir» agregado a eso el padre añade « tu madre tiene razón pues las comunidades buscan un enemigo común o somos nosotros o ellos buscarán a alguien más, probablemente una minoría» añade, a lo que la madre da por finalizada la conversación comentándole al hijo « no puedes vivir preocupándote por lo que piensen de ti, te querrán, te detestarán, pensarán lo que quieran pensar y luego te mueres», dando por terminada la reflexión de las tres partes.
Definitivamente es bonito es coincidir y tener charlas amenas llenas de gracia edificante que permitan al individuo sentir que no ha de transitar a oscuras en el ancho y espacioso camino de la opinión personal, máxime en el mundo del presente orden el cual en cualquier cantidad de ocasiones nos ha parecido que no entendemos. Para ello herramientas e instrumentos hay muchos, pero existe en la controversial y siempre notoria figura del enemigo público un llamativo elemento que genera una unión en la cual se alza la voz al unísono; a pesar de las acusaciones que señalan a los humanos de ser seres individualistas que solo piensan en su propio bienestar emana desde el mundo de las dinámicas sociales este particular agente para recordarnos que existen en el variopinto imaginario colectivo matices de una “prometedora unidad”.
El enemigo público, es ese referente el cual en muchas ocasiones ayuda al colectivo social a poner o disponer de la basura que como sociedad guardamos debajo de la alfombra, teniendo la capacidad de lograr que se manifieste en la muchedumbre un amplio catálogo de emociones. Son muchas las situaciones y momentos en los que como comunidad sentimos ahogamiento, pues en las diversas áreas suele no estar la bonanza presente, el señalamiento a este ente simplemente es un descargo de la insatisfacción constante, el individuo y la sociedad requieren de una válvula de escape para descargar esa emoción violenta y que mejor que lo ajenamente inmediato que le pega un coscorrón a esas rémoras emocionales que son la piedrita en el zapato de la comodidad asignada al día.
El enemigo público es catártico y puede ir en referencia a personas, personajes, instituciones, individuos de ocasión o actores de la cotidianidad colectiva llámese líderes, periodistas, atletas, políticos, actores, deportistas, entidades, instituciones así como funcionarios o alguna lady o lord los cuales junto con los influencers han saltado a escena a reclamar los cinco minutos de fama que nos predijo el célebre Andy Warhol. Unidades de análisis como ejemplos se pueden mencionar ad infinitum y suelen ser más significativos cuando proyectan comodidad y disfrute en su rol.
El enemigo público nos pone de frente a alguna situación profundamente injusta o frívolamente desagradable que como sociedad civilizada despreciamos y en la mejor de las intenciones queremos solucionar. Permite que aparezca ese ser no evolucionado el cual da rienda suelta al instinto que sin importarle la integridad y la salud de las personas involucradas en alguna de sus esferas, estigmatiza y promueve el hecho en sí mismo, sin mayor intención que exhibirlo; lo entrega a los dominadores del morbo y siente que su misión ha sido cumplida, hasta ahí llega y se lava las manos para irse satisfecho a su siguiente objetivo ¿Cuál es? No importa en ese momento saberlo su función de mostrarle al mundo su “rectitud” y su “acertada forma de ver las cosas” gracias al enemigo público de ocasión ha sido satisfecha de momento. También cuando los responsables del “buen análisis” no manejan la opción de darse por vencidos ante el vendaval de trivialidades puede dar pie a esa real epifanía que permita en lo individual o grupal reflexionar sobre errores cíclicos que se comenten en la sociedad y que dan lugar a que miembros ordinarios de la misma vengan a ser esos integrantes extraordinarios que señalan la regla y la maña que a nuestro ojo engaña para posteriormente con ese vigor y rigor caminar a un entorno mejor.
No vendría mal un diccionario, registro o inventario de enemigos públicos para que el muy repetido “que no se nos olvide” deje de ser una consigna condenatoria y sí un elemento integrador de estrategias de orden preventivo y/o de acciones providenciales para corregir el rumbo cuando la brújula se queda desorientada.
Llegado el momento vale mencionar que el episodio concluye cuando los padres de la disfuncional y célebre familia conquistan a todo el barrio ganando el clásico concurso de comedia gabacha consistente en comer salchichas bajando sus niveles de impopularidad por ese hecho e inmediatamente los muy apreciados vecinos cambian de personajes más odiados por el primero de los conocidos que tienen a la mano. El enemigo público es un bien necesario, de nuevo ha mutado de cuerpo, mente o espíritu y nadie sabe quién será el próximo.
En la imagen, «el personaje animado de Peppa Pig fue declarado por una doctora como el enemigo público número uno en la lucha por reducir las visitas innecesarias a los centros de salud.» Véanse:
https://www.bbc.com/mundo/noticias-42333209