BACANORA DON JECHO
ORGULLOSO PATROCINADOR DE CRÓNICA SONORA
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Aviso para nuestros lectores en Nueva York: la exhibición de Fernández de Castro permanece del 8 de abril al 30 de julio de 2022
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Miguel Fernández de Castro es un artista visual de batalla, con una mirada crítica del mundo que abofetea al espectador soso. Su propuesta visual es también una reflexión del desierto, de la frontera y de las desgracias humanas partiendo de lo local, pero dialogando con lo global. Esta característica de su trabajo es quizás la que le ha permitido abrirse camino en espacios fuera de Sonora, así cómo de introducirse en circuitos de arte tan importantes como los de Nueva York en la Storefront for Art and Architecture.
Originario de Hermosillo, Fernández de Castro comenzó en el MUSAS a exponer como artista contemporáneo en el 2011. A partir de ese año su carrera ha sido meteórica, llegando a presentar su trabajo en el Museo Jumex, Casa de Lago y el Museo de Arte Moderno, así como a espacios internacionales en Francia, Italia, Reino Unido, España y Líbano. Su llegada a Nueva York no es casual, es producto del trabajo de una década de reflexionar el paisaje sonorense y todas sus implicaciones e impactos en la vida económica, social y política a través de la imagen logrando una propuesta artística consolidada que establece diálogos en los circuitos más exigentes del arte contemporáneo.
En el marco de la inauguración de su más reciente exposición en la Storefront for Art and Architecture el pasado 8 de abril es que establecimos un dialogo con Miguel Fernández de Castro para hablar de su trabajo, los temas de sus obsesiones y la experiencia de hacer arte de temas locales que dialogan con el arte global.
HDC: ¿Cómo fue el camino para que un sonorense llegue a exponer en Nueva York en la Storefront for Art and Architecture?
MFC: En 2019 estuve en una residencia de investigación en Nueva York y durante ese tiempo conocí al director de Storefront. Le platiqué del trabajo que hago en Sonora y le interesó. Supongo que se dio cuenta de la importancia del asunto y del potencial que tenía para exponerse en este contexto.
HDC: La exposición de “The Absolute Restoration of All Things” con la que llegas a Nueva York, cuna del capitalismo neoliberal y del modelo extractivista, retrata los daños que deja esté al medio ambiente y al paisaje, ¿es acaso esto una forma de venganza poética que da el arte contemporáneo?
MFC: El proyecto toma otro matiz cuando es expuesto aquí en Nueva York, pero esa variación también nos interesa. Los flujos del capital minero generalmente terminan aquí, en el centro financiero internacional, precisamente a unas cuadras de Storefront. Creo que es importante explorar cómo se comporta un elemento fuera de su ambiente natural. Por otro lado, uno entiende los límites del arte contemporáneo en la incidencia social, política y económica, pero creo que sí es posible desarrollar un pensamiento crítico fuera de los márgenes del espectáculo e incluso del activismo social autocomplaciente.
HDC: En esta exposición trabajas con Natalia Mendoza, quien también aborda el tema de las convergencias entre las economías legales e ilegales desde la antropología, ¿cómo fue combinar disciplinas y saberes para esta producción de arte contemporáneo?
MFC: Fue un proceso de mucho rebote de ideas. Natalia es una antropóloga brillante que sabe de lo que habla. Creo que la combinación de saberes se da desde un contexto más amplio en el que se diluyen los bordes de cada disciplina porque ya no es posible percibirlos y estudiarlos como dispositivos cerrados. Esta colaboración buscó eso, pensar el conflicto de la mina como un territorio de muchas líneas que convergen. El conflicto del Bajío es tan complejo que merece la pena estudiarlo transversalmente.
HDC: ¿Te gustaría que esta exposición también llegara a Sonora y cómo crees que sea recibida cuando se protege tanto a la minería y se niega tanto los efectos del extractivismo minero?
MFC: Claro, me gustaría que se conociera en Sonora justo por lo que dices. La minera Penmont es prácticamente dueña de Caborca y tiene una intensa campaña de publicidad con los medios locales y regionales para limpiar su imagen, a pesar de haber sido desalojada por ocupar ilegalmente las tierras del Bajío, extraer y robar oro equivalente a 432 millones de dólares. La sentencia a favor del Bajío debería ser un escándalo, pero la minera invierte muchos recursos para que eso no pase. Además, por supuesto, complicidad del gobierno estatal y federal, de esta y pasadas administraciones.
HDC: ¿Has recibido apoyo de las instituciones culturales en el desarrollo y ejecución del proyecto artístico de “The Absolute Restoration of All Things”?
MFC: Si te refieres a las instituciones sonorenses, no he recibido ningún tipo de apoyo desde que inició esta investigación hace 5 años. Generalmente las gestiones del ISC, incluida la actual, se han mostrado indiferentes al trabajo que realizo, lo que, claro, no ha sido obstáculo para hacer el trabajo. Lo que sí me parece una pena es el abandono de la colección de arte contemporáneo del Musas. Es una colección única que tiene trabajos muy buenos de artistas sonorenses y nacionales. Es una lástima ver ese museo sin un proyecto definido. Lamentablemente en este momento las instituciones estatales practican una visión de la cultura que ve al artista como siervo del proyecto político federal.