Imaginen el rostro lleno de orgullo de Ernesto de Lucas Hopkins al ver cómo se va inflando el gran patito de hule en Bahía de Kino, previo al inicio de las jornadas del “Splash de la Educación”. Su rostro iluminado, brillante por esa sensación que da el ego inflado cuando te hace sentir como un genio. “Ahora sí, con este mensaje subliminal ya me vi en la alcaldía de Hermosillo”. Puedes adivinar qué está pensando el Secretario, quien con orgullo se ufana de llevar el apodo de Pato.
La simple idea de que con un pato de hule inflado tamaño Godzilla o King Kong se pueden ganar votos hoy en día es tan absurda como pensar que los niños de Sonora necesitan un “Splash de la Educación” con figuras inflables gigantes para mejorar su aprovechamiento escolar. La brillante idea que iluminó el rostro del Secretario no sirve ni para hacerlo ganar una diputación local, mucho menos para la formación de los niños; pero eso sí, es buenísima para inflar el ego de un megalómano con ansias de seguir escalando puestos a través del brandeo de su propia persona.
En pocas palabras, el “Splash de la Educación” de nuestro iluminado Secretario es la muestra que mientras nuestro sistema político siga premiando la ineptitud y no el conocimiento, los puestos clave para dirigir el futuro de una sociedad serán ocupados siempre por un operador y no por un especialista en la materia. Porque seamos claros, la ocurrencia del patito de hule no es de un pedagogo capaz de dirigir la Secretaría de Educación de una entidad federativa; esa idea es de un empresario graduado en el Instituto Panamericano, la misma institución de “educación superior» que le dio el título de licenciatura al Presidente Enrique Peña Nieto después de haber presentado una tesis plagiada.
El tuerto entre ciegos se cree rey
La prueba del Plan Nacional para la Evaluación de los Aprendizajes (PLANEA) es la evaluación que realiza la SEP en coordinación con el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), esto con el propósito de tener un diagnóstico del aprovechamiento escolar en el sistema educativo de cada entidad federativa de México. La prueba se divide en dos componentes, uno de Lenguaje y Comunicación, el otro de Matemáticas; mientras que reconoce cuatro niveles de aprovechamiento: I) Deficiencia en desarrollo de conocimientos y habilidades, II) Dominio deficiente de conocimiento, III) Dominio de conocimientos, con algunas deficiencias, y IV) Dominio de conocimientos y habilidades.
De acuerdo al Instituto Mexicano para la Competencia (IMCO) los resultados de Sonora en la prueba PLANEA del 2015 arrojan que los estudiantes sonorenses son los séptimos mejor evaluados en Lenguaje y Comunicación, mientras que en Matemáticas ocupan el primer lugar. Pero que no se emocione el señor Secretario, el tuerto entre ciegos es rey. Recordemos que México es el último lugar en la prueba del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés) de la OCDE y que si se revisa con atención, el logro de un puñado de estudiantes aplicados no refleja la realidad del aprovechamiento escolar en la entidad.
Nada más revisando los cuatro niveles de aprovechamiento escolar encontramos que en Lenguaje y Comunicación el 38.8% de los estudiantes tienen deficiencias en el desarrollo de conocimientos y habilidades, que el 20.1% tiene un dominio deficiente del conocimiento y que el 25.9% tiene conocimientos aceptables pero demuestran aún tener deficiencias; es decir más del 80% de los estudiantes no está teniendo un buen aprovechamiento en este componente en Sonora.
En cuanto a las Matemáticas, donde habíamos quedado que Sonora es el primer lugar, vemos que el 42.2% de los estudiantes sonorenses dejó ver deficiencias en el desarrollo de estos conocimientos y habilidades, 30.4% manifestaron deficiencias en el dominio de estos conocimientos y 16.1% dejaron ver que sus conocimientos traen consigo deficiencias, lo que implica que 88.7% de los estudiantes sonorenses no tienen un buen aprovechamiento escolar.
Los índices tan altos de bajo aprovechamiento escolar deberían poner a un Secretario de Educación a trabajar en buscar la manera de estrechar esa diferencia tan grande entre sus estudiantes mejor evaluados y el resto que salen con deficiencias graves, quienes a su vez son la mayoría. Pero como los niños todavía no votan en el 2018, y medrar es más importante que cambiar las condiciones que generan tanta desigualdad en el aprovechamiento escolar, el Secretario mejor decidió promocionar su imagen con patos inflables en el “Splash de la Educación” en vez de proponer un programa de monitores que den refuerzo escolar.
Finlandia, que es el país mejor evaluado en la prueba PISA, destaca porque sus estudiantes tienen un índice de aprovechamiento escolar muy equitativo, así como por tener escuelas diseñadas para ser el centro de las comunidades tanto en el periodo de vacaciones como en el de clases. Estos centros destacan porque sus instalaciones son usadas para actividades culturales, deportivas y de convivencia social, convirtiéndose en el centro de su vida social. Por ahora no sugiero que seamos como los finlandeses, pero sí me atrevo a preguntarle al Secretario qué se ha hecho en cuanto a la inversión en infraestructura de las escuelas de Sonora. ¿Las manitas de gato que le han hecho a las fachadas han servido para que los niños también tengan bebederos, mejores baños, algún aula polivalente o centro de usos múltiples para experimentar dinámicas educativas diferentes a las de las clases tradicionales?
El Secretario, antes de invertir en patos inflables para promocionar su imagen, debería preocuparse en reducir la desigualdad que existe en el aprovechamiento escolar. Para esto las escuelas deben contar con un mínimo de requisitos en cuanto a infraestructuras, que van desde que los salones estén acondicionados para las clases con clima artificial y mobiliario adecuado, así como que los baños sean funcionales y se tengan bebederos y áreas de esparcimiento bien cuidadas sin importar el nivel económico de la colonia, localidad o comunidad en la que se encuentre el centro. Señor Secretario, debemos partir de lo básico.
El reto de la inclusión no es buscar simpatías
Desde el 2007 la doctora Gloria Ciria Valdéz Gardea, del Centro de Estudios de América del Norte del Colegio de Sonora, ha llevado el registro de los mexicanos que son deportados de los Estados Unidos y que llegan al país por Sonora. Desde entonces hasta el 2016, de acuerdo a sus datos, alrededor de 20 mil migrantes han llegado a la entidad desde el vecino del norte y en la era de Trump se espera que la cifra crezca con más rapidez.
Dar respuesta a esta nueva necesidad del sistema educativo trae un reto que hace más complejo el contexto en el cual se da el proceso de enseñanza- aprendizaje en las escuelas de la entidad. Los estudiantes que comenzaron su educación en el sistema educativo de Estados Unidos han aprendido el inglés para las matemáticas, las ciencias, etcétera, y el castellano para el hogar. Lo anterior hace que su realidad y su proceso de aprendizaje se encuentre marcado por una experiencia educativa y lingüística muy distinta a la del estudiantado de la localidad. A lo anterior también se le debe agregar que son niños que a su temprana edad ya han experimentado doblemente en carne viva la exclusión tanto de su país, al ser hijos de migrantes que dejaron sus pueblos de origen por la marginalidad y la pobreza, así como de Estados Unidos que con su política migratoria les negó la posibilidad de cumplir su sueño de que con trabajo duro puedan mejorar su calidad de vida.
Este escenario es un reto enorme porque el sistema educativo está en condiciones muy deplorables y así se va a enfrentar a una crisis humanitaria de grandes proporciones. Esto, si no se atiende bien, traerá consecuencias muy graves para el desarrollo regional y de la entidad, de modo que no se puede ver a la ligera y mucho menos con patitos de hule. El reto para el Secretario es hacer un sistema educativo incluyente, en verdad incluyente, capaz de acoger tanto a los hijos de los deportados como a quienes pertenecen a un grupo indígena, locales o migrantes; además de todas las otras implicaciones que trae consigo la inclusión.
En el último punto quiero recordar que el Secretario ya ha dado muestra de su poco entendimiento de la inclusión cuando se dio el debate por el cabello largo de Axan y fue expulsado del Instituto Mexicano Americano de Relaciones Culturales (IMARC). En ese debate la postura del Secretario no fue otra que la de no asumir su responsabilidad, poniendo por encima el reglamento de un colegio a los derechos que resguarda la Constitución a todos los niños del país. Demostrando con esto que los intereses del Secretario no están en el desarrollo de los estudiantes de Sonora, sino en mantener las simpatías de grupos de poder inclinados a la derecha más intolerante porque son quienes concentran el poder económico y el PRI sabe muy bien ganar elecciones comprando votos.
Los patos inflables no quieren competencia
En la “Encuesta Nacional de hábitos, prácticas y consumo cultural del 2010”, en el comparativo que hace de las entidades federativas, se ve que en Sonora solamente el 0.5% de la población lee como una manera de esparcimiento, a pesar de que es una de las entidades federativas con más acceso a bibliotecas y recintos culturales. Menciono lo anterior porque la educación artística y cultural, así como la promoción de la lectura como una forma de esparcimiento, son fundamentales para el desarrollo pleno e integral de las futuras generaciones y por desgracia el sistema educativo actual no les da la importancia que se merecen.
Los periodos vacacionales, si nuestro sistema educativo estuviera pensado para que las escuelas fueran el centro de nuestras vidas comunitarias, podrían ser aprovechados como espacios para actividades culturales y ayudar en esa parte de la formación del estudiantado. Las escuelas podrían organizar excursiones a zonas arqueológicas, que por cierto Sonora es el tercer estado que menos las visita, o ir a museos. Cualquiera de estas actividades es mejor que la ocurrencia del “Splash de la Educación” con figuras huecas infladas con aire.
Además, no olvidemos que el Instituto Sonorense de Cultura (ISC) depende de la Secretaría de Educación y que dentro de sus actividades debería estar la de ofrecer alternativas de esparcimiento en los espacios culturales de los cuales están encargados. Desafortunadamente no vimos ninguna campaña que recordara que las bibliotecas públicas pueden ser lugares amenos para pasar una tarde en el periodo vacacional o que los museos estarían abiertos ofreciendo visitas guiadas a turistas o lugareños curiosos por conocer su historia. Quizás esto fue así porque el Secretario no quería competencia para su “Splash de la Educación”.
Zapatero a tus zapatos
En redes sociales navega una foto del gabinete canadiense del presidente Justin Trudeau en el que se presume como el mejor del mundo, porque en cada una de las secretarías o ministerios está un especialista del campo dirigiéndolo. Es decir, si el ministerio es de ciencia quien lo dirige es un físico, si es de agronomía quien está al mando es un agrónomo, o si es de educación el ministro es un maestro. Esto es así porque los canadienses usan el sentido común y saben que solamente una persona que ha ejercido una profesión dentro de un campo laboral es capaz de identificar los retos existentes en el sistema donde se desarrolla, y por tanto, su liderazgo se enfoca en asumir estas responsabilidades y no en posicionar su imagen para una elección.
Desafortunadamente no estamos ni en Canadá, menos en Finlandia, y nuestro sistema educativo parece un autobús destartalado, con motor desvielado y las llantas ponchadas, andando sobre una gran colina mientras lo conduce un pato vestido de ejecutivo que sueña con ser alcalde, senador, o quién sabe, tal vez hasta dictador del mundo mundial. Esta ridícula imagen no sólo nos muestra lo mal que andamos en educación. También deja ver la gran crisis política por la que estamos pasando, en la que los altos funcionarios públicos, en vez de ser las personas más preparadas para ocupar el cargo, son sólo los más rapaces de los políticos. Quienes son incapaces de ver su realidad y únicamente escuchan a sus asesores de imagen, una bola de aduladores que como los cortesanos del rey que andaba desnudo por las calles creyendo que la tela de su traje solamente la podían ver los inteligentes, han convencido al Secretario de Educación que un pato de hule inflado con aire, con nada, sirve para posicionar positivamente a alguien que quiere ocupar un puesto de elección popular.
Por Hermes Ceniceros
El pato lo encontramos acá