Todo comienza en una comedia italiana Travolti da un insolito destino nell’azuro mare d’agosto (Lina Wertmüller, 1974). En dicha cinta, una heredera capitalista (Mariangela Melato) y un varón comunista (Giancarlo Giannini) han naufragado en una isla desierta y sus ideologías colisionan sin piedad.
Así, Overboard (Garry Marshall, 1987) producción norteamericana, inspirada en el filme de la Wertmüller, abandona el contexto político aunque continua en la línea de la lucha de clases. En la película ochentera, Joanna (Goldie Hawn) es una caprichosa millonaria que, al negarse a pagarle a Dean, el carpintero (Kurt Russell), enfrentará un karma amnésico que el trabajador usará como venganza.
Y ahora se estrena ¡Hombre al agua! (Rob Greenberg, 2018). Una comedia romántica que no escapa a los convencionalismos, pero que sorprende por los cambios introducidos a la receta y que hacen de esta película una satírica revisión a la vida de los hispanos en los EE.UU. y como comparten con la clase trabajadora norteamericana la lucha por la sobrevivencia diaria.
Jodidos, pero contentos.
Esta nueva versión, además del clasismo, echa mano de elementos raciales. Sin profundizar en ellos, solo los presenta, como la realidad que son. Como una nueva plataforma que será aprovechada para arrancar risas, carcajadas y lágrimas.
Leonardo (Eugenio Derbez) es un excéntrico y poderoso mirrey que vive en un yate, un soberbio palacio flotante que habría sido la envidia de El Tigre Azcárraga y su célebre nave, Eco. El eterno junior tiene un encuentro con Kate (Anna Faris), afanadora que cumple contrato por la limpieza de alfombras en la embarcación.
Leo no pierde la oportunidad de humillarla.
Después, el heredero sufre un accidente que le quitará la memoria, provocando en Kate el deseo y la oportunidad para desquitarse. Y lo hará. Usando documentaciones falsas, mentiras con buenas intenciones y la simple intención de cobrarse la factura pendiente, Leo se convierte en su marido e iniciará, como cualquier asalariado, el camino hacia la redención.
Por supuesto, toda la audiencia sabe que también empieza el enamoramiento.
Leo es el príncipe de un imperio mexicano cementero: Mientras que su papi (Fernando Luján) llora por su pérdida, Magdalena (Cecilia Suárez) se prepara, sin remordimientos, a asumir la presidencia de la industria y Sofia (Mariana Treviño), la hermana menor, sospecha que aquí hay gato encerrado.
¡Hombre al agua! capitaliza con inteligencia los conflictos familiares de estos ricos mexicanos al exhibirlos como extensión de las telenovelas latinas que gozan de conspicua popularidad en Estados Unidos. Telemundo, dixit.
Sin embargo, una de las mejores secuencias en ¡Hombre al agua!, corresponde a los esfuerzos de Leo en su duro trabajo y como sus nuevos compañeros le aplican los bullyings más graciosos que se hayan visto en el cine reciente.
Omar Chaparro (Burro), Adrián Uribe (Burrito) y Jesús “Chobi” Ochoa (Vito) forman la tríada de novatadas. Y es el “Chobi” quien se lleva las mejores carcajadas: interpreta a un albañil fascinado con las películas de The Godfather (Francis Ford Coppola, 1972 y 1974).
“You can act like a man!”, le grita Vito a Leo con gracia insoportable.
¿De dónde le viene la chispa al “Chobi” Ochoa? De Sonora, sin duda alguna. Lo que hace el actor de Ures, es presentar en pantalla, o en el teatro, la identidad urbana y campirana de los sonorenses.
Puro chuqui. Eres grande, “Chobi” Ochoa.
En ¡Hombre al agua! los mexicanos somos los chingones. La gringuita es la que está amolada. Nótese que su amiga Theresa (Eva Longoria) es quien le da el consejo que dispara toda la película. En su mundo marino de opulencia, Leo es atendido por ingleses, suecos y norteamericanos, ¡viva la globalización!
Durante una entrevista con Ciro Gómez Leyva, el martes 8 de mayo, Eugenio Derbez dijo: “Estoy con dudas. No estoy seguro de que López Obrador pueda ser una buena opción”.
Huestes programadas y enardecidas, en redes sociales, promovieron el boicot.
Desde su estreno ha acumulado, en México, $454 mdp. Hay un 50% de posibilidades que se acerque a los $600 mdp recaudados por No se aceptan devoluciones (Eugenio Derbéz, 2013).
Sin embargo, yo no tengo dudas.
Estoy seguro de que el boicot, la intolerancia y el espíritu de linchamiento contra quienes piensan distinto, no pueden ser, jamás, una buena opción.
That’s insolting and unacceptable.
Por Horacio Vidal
Fotografía de Cuartoscuro
Neat!
Muchas gracias. Nos vemos en el cine y en la próxima reseña. SALUDOS.
Asi es, eres grande Chobi Ochoa artista natural y mejor improvisador, soy tu fan
Jesus «Chobi» Ochoa ha perpetuado un personaje que sale de la entraña sonorense. Lo hace porque le funciona. Su carisma, talento y experiencia le dan ese toque de universalidad que subraya su propio regionalismo. No cualquiera logra eso. El «Chobi» fue vecino de mi tia Isa (QEPD) aquí en Hermosillo. SALUDOS.