El filme comienza con una escena que recuerda la mítica secuencia inicial de Fellini 8½, dirigida por Federico F. Un atasco automovilístico en la calurosa Los Ángeles de principios de los 90 resulta casi idéntico, pero desprovisto del surrealismo italiano.
Ante el clima asfixiante, al igual que Meursault en El extranjero de Camus, William Foster inicia su caída en espiral como consecuencia del calor.
La odisea de Foster
A mi parecer, el filme está inspirado en una de las historias más antiguas de Occidente: La Odisea de Homero. William Foster (Douglas), al igual que Ulises, solo desea regresar a su hogar, pero deberá sortear infinitas vicisitudes. En este caso, su Penélope no desea verlo debido al impago de la manutención de su hija, quien cumple años precisamente el día de su caída en espiral.
La primera víctima de su furia, tras abandonar el coche, es un hombre de origen coreano que atiende una pequeña tienda. No lo asalta ni golpea, pero destruye el local con un bate de béisbol por no darle cambio para una llamada telefónica. Luego enfrenta a un grupo de jóvenes hispanos en South Central, que lo atacan por invadir su territorio (personajes clave para la trama); pierde los estribos en un restaurante de comida rápida, con un vendedor de ropa neonazi, un empleado de la construcción que miente sin parar, etc.
La investigación de Prendergast
Un oficial (Prendergast) a punto de retirarse anticipadamente por la inseguridad que azota Los Ángeles comienza —a diferencia de sus compañeros— a seguir las pistas del hombre enojado con camisa blanca y corbata. Ante su jefe es un policía “falso” porque trabaja en el escritorio y no en la calle resolviendo problemas, pero su compañera lo ve como un hombre controlado por su esposa Amanda y temeroso de vivir.
Influencias.
Su equivalente más cercano en Latinoamérica es Relatos salvajes (2014), de Damián Szifron, con el segmento de “Bombita” (Ricardo Darín): un hombre ordinario pierde los estribos ante la atosigante burocracia estatal argentina. Sin embargo, a diferencia de Foster, no dirige su agresividad hacia el ciudadano promedio.
Tema central, el ocaso del sueño americano.
Una de las verdades que se filtran a través de la película es el inicio de la decadencia del imperio norteamericano. Foster descubre la burbuja en la que vivía con solo desviarse de su ruta habitual: vendedores ambulantes de origen hispano, un hombre afroamericano gritando frente a un banco por la negación de un préstamo (“not economically viable”), veteranos de guerra mendigando, enfermos de VIH clamando por visibilidad, etc.
Hacia el final —que no revelaré del todo—, el caos cobra sentido cuando este exconstructor de misiles toma conciencia de clase.
¿Por qué revisitarla hoy?
En un mundo de polarización, burocracia asfixiante y desigualdad, Falling Down sigue siendo perturbadoramente actual. No justifica la violencia, pero obliga a preguntarnos: ¿cuánto falta para que cualquiera de nosotros bajemos del carro?
Por Jean Emmanuel Baltazar
Día de Furia (Falling Down, 1993) – Retro Review
Director: Joel Schumacher
Protagonista: Michael Douglas (William “D-Fens” Foster)
Otros actores destacados: Robert Duvall (Sargento Prendergast), Barbara Hershey (Beth)
Duración: 1 h 53 min
Disponibilidad en México: HBO Max, Amazon Prime Video, Apple TV.





