Este 15 de septiembre en todas las plazas públicas del país, de cada ciudad, de cada pueblo, miles de mexicanos se congregarán para el tradicional Grito de Independencia, todos en coro repetirán los gritos de “Viva México”, “Viva Hidalgo”, “Viva…”, serán testigos de los hermosos fuegos artificiales que iluminarán el cielo dejando en sus corazones un grato sentimiento de orgullo nacionalista. Muchos de esos mexicanos irán incentivados por ciertos apoyos económicos y alimenticios de baja calidad nutrimental, muchos otros lo harán por iniciativa propia y legítimo sentimiento de patriotismo.
Por otro lado, otros miles de mexicanos saldrán a la calle impulsados por la rabia, la indignación, el descontento y la desesperación que el gobierno que sufrimos ha provocado. Un gobierno que se encuentra hoy en el sótano de la legitimidad con los niveles de desaprobación más grandes de los últimos cuatro sexenios. La baja aprobación no es gratuita, de hecho la administración se la ha ganado a pulso, con trabajo intenso para generar injusticia, pobreza, violencia e impunidad.
Dice el dicho popular que árbol que nace torcido jamás su rama endereza, y creo que aplica perfectamente para el actual gobierno peñista. Recordemos que durante el proceso electoral de 2012 el PRI fue acusado de ser favorecido y posicionado por Televisa, de rebasar el tope de gastos de campaña, de triangular recursos de procedencia aparentemente ilícita a través del uso de tarjetas Monex y Soriana que le regalaban a la gente para comprar el voto. Una serie de irregularidades ilegales que llevaron a Enrique Peña Nieto a la Silla Presidencial a través de un descarado fraude. Miles de jóvenes marcharon entonces en contra de la imposición de este personaje convocados por el #YoSoy132. A pesar de todas las muestras de descontento, a pesar de haber tenido que salir huyendo de la IBERO, a pesar de haber sido incapaz de nombrar tres libros que le hubieran marcado, a pesar de todo, el primero de diciembre de 2012 Enrique Peña asumió la responsabilidad de Presidente de la Republica.
Y su sexenio inició desde el día uno dando muestra de lo que sería, dando muestras de intolerancia, dando muestra de su ADN represor. El #1DMX se reprimió a cientos de manifestantes que repudiaban la imposición del timorato personaje.
En cuatro años de gobierno el personaje ha dado muestras repetidas de su (in)capacidad intelectual, de sus limitaciones para argumentar y hablar en público y de su evidente falta de madera política. Sin embargo, eso no es lo más grave, podríamos tener un presidente medio idiota pero honesto y honorable. Ese no es el caso.
La realidad es que tenemos a un presidente corrupto, represor, intolerante y vendido a los intereses de las grandes multinacionales y el imperialismo intervencionista gringo. Por un lado, lo que al inicio fue visto por la prensa internacional como señales de visión política, el pacto “por México” secuestró la representatividad que debiera tener el congreso aprobando un paquete de reformas “estructurales” ajenas a los intereses de la nación. La reforma energética que terminó por ceder a los intereses privados nacionales y extranjeros los recursos naturales propiedad de la nación. La reforma fiscal que castigó el bolsillo de millones de familias de la clase media. La reforma en telecomunicaciones que hizo ley los intereses de los medios hegemónicos. La reforma educativa que sentenció a la inestabilidad laboral a miles de maestros acusándolos de ser el problema del sistema educativo nacional, sin tomar en cuenta a ninguno de los actores del proceso pedagógico.
Por otro lado, hemos sido testigos en los últimos cuatro años de un incremento brutal de la violencia y de la violación de derechos humanos que son el resultado de no haber cambiado un ápice la política de combate al crimen organizado. Fuimos testigos de la desaparición de nuestros 43 compañeros de Ayotzinapa y de la “versión histórica” que no resultó ser más que una mentira monumental creada por las autoridades por medio de la tortura para encubrir a los verdaderos responsables, #FueElEstado. Fuimos testigos de la masacre en Tlatlaya donde militares ejecutaron extrajudicialmente a decenas de personas en una bodega, fuimos testigos de la masacre en Tanhuato, donde la Policía Federal asesinó extrajudicialmente a 22 personas, fuimos testigos de Apatzingán, donde la historia se repite.
Esos tres casos nos demuestran que todas las instituciones de seguridad del Estado violan sistemáticamente los derechos humanos y el debido proceso. El Ejército, la Policía Federal, las policías municipales y las estatales, TODOS asesinan y desaparecen personas.
Casi 85 mil homicidios violentos en los primeros cuatro años del sexenio de Peña, alrededor de 23 mil desaparecidos, miles de desplazados por la violencia. ¡Los números de la catástrofe!
Pero si eso no fuera ya suficientemente desastroso, también tenemos amplias muestras de la corrupción que impera en la pareja presidencial y en el gabinete. La Casa Blanca y el depa en Miami, descubiertos por el equipo de Aristegui, son ejemplos clarísimos de la corrupción del presidente. La casa de Malinalco del ex Secretario de Hacienda, Luis Videgaray, es ejemplo de la corrupción en su gabinete.
Y para burlarse de nosotros el Presidente pone a un empleado y amigo suyo a que lo “investigue”. Claro, el resultado es que tanto Kike como la Gaviota son blancas y puras palomitas celestiales.
Como dice la convocatoria para las marchas del 15 de Septiembre, #MotivosSobran. De hecho son demasiados, nos han saturado, la gota ya derramó el vaso. Si todo esto no te motiva a salir y decir ‘Basta ya’, nada lo hará. En los siguientes dos años que le restan a este sexenio podemos esperar lo que sea, más masacres, asesinatos de periodistas, feminicidios, desapariciones. No podemos permitirlo, si nos esperamos al 2018 no va a quedar país que salvar.
Por esto los invito este 15 de septiembre a que se sumen a las convocatorias que hay, que dejen el confort, que se desprendan de la pantalla, y que salgan a la calle y griten, griten fuerte, con coraje, con mucha dignidad, que se vaya, que se vaya y se lleve a todo su incompetente, corrupto, asesino y ladrón gabinete. México no aguanta otros dos años de esto.
En Hermosillo a las 5pm en la Emiliana de Zubeldía se reunirán ciudadanos indignados para marchar al Palacio de Gobierno. En la Ciudad de México a las 5pm en el Ángel de la Independencia marcharemos hacia el Zócalo capitalino. ¡No faltes!
Por Jano Valenzuela