Huele a Óscars, muchachos…
Hermosillo, Sonora.-
Pobres criaturas es la más reciente película del director griego Yorgos Lanthimos, a quien podemos recordar por trabajos como La langosta (2015), El sacrificio del siervo sagrado (2017), La favorita (2018), entre otras. La cinta en cuestión está basada en la novela homónima del autor escocés Alasdair Gray y adaptada por el guionista Tony McNamara, quien anteriormente ya había trabajado con el director heleno en La favorita. Cabe mencionar que Pobres criaturas está nominada en 11 categorías de los premios Oscar, incluyendo mejor película, mejor director y mejor actriz, donde la candidata es Emma Stone, quien se medirá, principalmente, ante Lily Gladstone de Los asesinos de la luna en una terna que se antoja de pronóstico reservado.
Lanthimos es un director intrépido, atípico, con un estilo visual y narrativo muy particular que desafía de manera muy inteligente las normas convencionales, y un tanto predecibles, del cine contemporáneo. Sus historias y personajes se construyen mediante una estructura donde abunda una aguda e implacable crítica social (sátira) que sirve como herramienta para exponer lo más oscuro y absurdo de la condición humana. Bien, aquí le trepa al volumen entregándonos una película que, visualmente, es surrealismo puro; por momentos grotesca, un tanto escatológica y siempre transgresora por su contenido sexual (sí, hay sexo ¡y mucho!) y por sus cuestionamientos sobre lo moral y lo ético. Es decir, pone de relieve la falsedad e incongruencia de todo aquello que habita dentro del espectro de las «buenas costumbres».
La trama sigue a Bella Baxter (Emma Stone), una mujer que es traída de vuelta a la vida por el excéntrico científico, Dr. Godwin Baxter (Willem Dafoe), en un procedimiento tipo Frankenstein, colocándole el cerebro de un bebé no nato, lo que la convierte en una criatura híbrida con el cuerpo de una mujer madura pero con la mentalidad y voracidad de un recién nacido. Tal característica hace que el desarrollo físico y emocional de Bella avancen a pasos agigantados, así como también su necesidad por comprender su existencia y disfrutar del mundo. Por tal motivo, emprende un viaje hedonista de la mano de Duncan Wedderburn (Mark Ruffalo), un bon vivant de poca monta obsesionado con Bella (con un patetismo tal, que nos hace recordar a Humbert Humbert de Lolita), quien la seduce y convence de salir al mundo para experimentarlo todo.
Los planes de Wedderburn y el dominio de la situación, que como hombre cree tener, se van desvaneciendo conforme Bella se va descubriendo tanto en el terreno del placer sexual como en lo intelectual. Tal evolución la va alejando de Duncan y al mismo tiempo la confronta, de manera inocente e intempestiva, a las normas sociales y patriarcales de la petulantemente hipócrita sociedad victoriana del siglo XIX… que bien pueden encajar con algunos sectores de la actual sociedad tecnologizada del siglo XXI. Es así, que Lanthimos hace una crítica a la opresión patriarcal invitando a la reflexión y planteando interrogantes sobre el papel de la mujer en la sociedad contemporánea, el desafío a las expectativas de género, el derecho a la autonomía y a la libertad sexual.
Para ir cerrando, y aunque ya se haya dicho un poco al principio de esta reseña, bien vale la pena enfatizar el gran trabajo, valiente y comprometido, de Emma Stone para dar vida a un personaje tan complejo, cambiante y desinhibido como Bella Baxter. El resto del elenco hace un trabajo destacado, sin robar protagonismo y haciendo brillar el desempeño actoral que, en esta cinta, descansa sobre los hombros del personaje principal. Pobres criaturas es una gran experiencia cinematográfica, una apuesta diferente y refrescante en la actualidad cinematográfica y, sin duda, digna de verse en pantalla grande. Sigue en cartelera, así que no hay pretexto. Por cierto, si quiere ver un poco del cine de Yorgos Lanthimos, La langosta y La favorita están en Netflix.
Por Adrián Mercado Islas