Si alguien tiene hambre y come, de seguro se le quita. Pero si alguien tiene un vacío existencial y solo se alimenta de la alharaca de la fiesta para mitigar su soledad, jamás se llenará. Estará a disposición y a merced de la dependencia hasta del vuelo de las moscas. Serán más frecuentes y grandes sus derrumbes. Según la explosión demográfica y la extensión de nuestros suelos este país es tan grande y a la vez tan pequeño que el simple despido de un técnico de una selección de fútbol se vuelve una especie de hecatombe. Quisiera hablar de manera positiva sobre la inversión de energía que envuelve a esta noticia. ¡Pero no puedo!
El que los medios de comunicación den un espacio absoluto a los menesteres de insectos y a la vanidad del sarcasmo de comentaristas que se ahogan en protagonismos tontos denota simplemente nuestra pequeñez como sociedad. Qué tan vanas y tan huecas serán las circunstancias sociales de esta nación que estos triviales actos se venden y se presentan como si de esto dependiera la verdadera felicidad de todo ciudadano.
A razón de todo lo que implica esto, al parecer el fanatismo de nuestro país es proporcional a su ignorancia o a su falta de verdadero desarrollo humano. Los dueños de las grandes empresas de comunicación y del deporte sólo son para desgracia de este pueblo vulnerable, unos magníficos y maquiavélicos hechiceros. El deporte como acción y diversión humana es una de las pocas actividades amigables que nos acercan al equilibrio y a la salud. Sin embargo, el hecho que aderecen de heces fecales este juego tan popular magnifica la fetidez de quienes lo rodean y de quienes deliberadamente están acabando con la verdadera esencia de esta noble actividad.
El que un simple hombre apasionado y su hija no hayan sido tolerantes a un comentario cínico o sarcástico simplemente refleja la visceralidad y la ausencia de la razón de las figuras públicas. Más allá de esto no hay ninguna novedad. El gran autobús desquiciado que carga o mantiene prisionero al pueblo en estas rejas virtuales de la cultura del mitote simplemente sigue patinando en el fango.
La ley del tontón, del talión sigue vigente. Las respuestas reflejas siguen siendo el pan de cada día y las pasiones primitivas al parecer siguen espantando la razón y la cordura. ¿Tendrá esto alguna relación con la cuestión de que premian con millones de pesos o de dólares a quién se comporta de manera agresiva? Quizá si los que corrieron al Piojo se corrieran a ellos mismos el deporte estuviera más limpio. Esperemos que en el futuro algunos jóvenes amantes del fútbol logren salvarse del profesionalismo.
¿Acaso esta simple y trivial decisión de despedir al Piojo es relevante para una posible solución de la desigualdad social, la inseguridad pública, los problemas de salud, el desempleo, la injusticia? ¿Despedir a un Piojo de una cabellera que está llena de monstruos que es lo que puede solucionar? ¿A quién o qué hay que despedir para que el deporte o las sociedades mejoren?
Por Francisco Escalante Tellez
Fotografía de Luis Gutiérrez
Certero análisis Francisco Escalante!
Al pueblo pan y circo como en la antigua Roma, una herramienta de control social cuya efectividad ha sido comprobada por los mequetrefes que administran los haberes tangibles y no en nuestra patria.
Que siga la producción intelectual, un gusto leerlo!
Ah qué buen comentario, doña Margarita. Eso es lo bonito de todo esto: que la producción intelectual circula de aquí para allá y de allá para acá. Salud!