Existe en Hermosillo una doña que te hace los huevos como quieras: estrellados, divorciados o rancheros, no se diga en omelet. Eso cualquier doña, me dirás, incluso un varón, terciarás, y todo ello es cierto, pienso yo, pero la señora de los huevos, La Señora de los Huevos, vive en nuestra cara ciudad y trabaja en el hotel que ya indiqué, mismo que tuvo a bien invitarnos el almuerzo, vistas nuestras capacidades degustativas y expresivas (sisisi).

El almuerzo, dice la RAE, es el que toca entre diez de la mañana y doce del mediodía, y yo llegué a las once, mala hora para aprovechar un bufé que acaba a las doce, pero qué tal si traes una hambre de león…

Comencé fuerte, como manda el intestino. Malamente le dije a la cocinera échale mas, que se desbordé la machaca. Y no lo digo por el asunto de la ética, que es importante, sino por el del espacio en el estómago, que lo es más: poco me cabía despues de senda omelet a la doble machaca y triple queso…

Pero me armé de valor y me fui sobre el Cerdo en Salsa de Vino Blanco que se leía deli. Me serví muy poco, eso sí, y a manera de postre fui por fruta. Todo al revés. Por cierto, recomiendo pasear la piña en la salsa del cochi en vino blanco. Un postre agridulce que me inventé sobre la marcha, añadiendo la papaya al plato ya entrados en experimentos, situación que me hizo recordar al abuelo cuando desmadró el clásico postre de bombón en aquellos años maravillosos de mi infancia pueblerina. Pero conste que a mí me funcionó la combinación, si bien me quedo con la pura piña.

Me desacostumbré al limón y olvidé el emporio que me albergaba, así que pulcramente cogí un tercio del cítrico, ni siquiera la mitad. ¿Será que «apretarme el cinturón», como mandatan los buenos gobiernos, ha terminado por modificar mi dieta?

¡¡Santo dios que me voy topando con una charola de mangos pelados en pleno febrero!! Pero no los toqué respetando el ritual anual de iniciar el festival del mango con mi pequeña, en la primer mordida de nuestra fruta predilecta, chorreada la barbilla, manchada la blusa y mis pantalones.

Excelente atención de capitán Aguirre, mesero Alfredo, cocinera Sandra y «surtidora» (del bufé) Gaby, todos ellos regenteados por la meramente Denisse Lopez, maravillosa anfitriona que se empecina en volvernos a invitar. A ver si nos convence 😛

Texto y fotografía por Benjamín Alonso Rascón

Jugo de papaya en primer plano, señora de los huevos al fondo.

Sobre el autor

Premio Nacional de Periodismo 2007. Director de Crónica Sonora. Escríbele a cronicasonora@gmail.com

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