Colonia Cajeme, Ciudad Obregón, Sonora, México.-

Paso temporadas en este barrio desde 2009. Puedo decir que la locura de sus habitantes convive con la generosidad de los mismos. En una sola persona encuentras solidaridad sin freno como ideas extravagantes sobre el respeto al otro en la vía pública. Al final, es el reflejo de esta ciudad —cada vez menos autorizada para esa categoría—, debatida entre la luz y lo oscuro como ningún lugar he sabido hasta ahora.

Ayer, a la 1:33 am me tocó ser parte de los que escuchan o ven tragedias como ver parvadas en los cielos de Obregón. Estaba en la cama cuando la balacera y ahí seguí, paralizado. Más tarde el horror expresado en cifras: una quinceañera, seis asesinatos, veintitantos lesionados. Después, una niña de ocho años, vecinita, llega al porche y me dice en voz baja: Ven, te quiero decir algo. Espérame. Ella insiste. Voy. Mi papá está en el Seguro, anoche le dieron un balazo en el pie, ahora le voy a decir El Manco (sic). Silencio. Sonrío, sonríe. Y escapamos del lugar.

Mientras tanto que las autoridades hagan lo suyo, que sigan haciendo lo suyo, que lo suyo es hacerse…

Texto y fotografía por Benjamín Alonso Rascón

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Amanecer en la Colonia Cajeme, febrero de 2022.


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Sobre el autor

Premio Nacional de Periodismo 2007. Director de Crónica Sonora. Escríbele a cronicasonora@gmail.com

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