Puro chuki al más puro estilo de don Cipri

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Hermosillo, Sonora.-

Mis andanzas en la Ciudad de México no serían las mismas sin la presencia de mi tía, la doctora Norma Loustaunau, quien desde muy joven se fue a vivir al entonces Distrito Federal, para estudiar su Doctorado en Derecho Internacional de la UNAM, siendo alumna del ex –presidente José López Portillo y de Don Jesús Silva Herzog.

Recuerdo que al pisar el  aeropuerto le gritaba: “Tiaaaa, ahí le traigo las coyotas”, y ella con tono de enfado me decía: “Cálmate, Pancho Villa, no estás en tu tierra, aquí no se grita de la manera que lo haces en Sonora, aquí vienes a aprender cómo es la civilización de nuestro país”. Y ya no discutía, sabía que con ella aprendía bastante, y que era más fácil entender que era un mexicano orgulloso de mi país y mi cultura, y miembro de la diversidad que implica la gran urbe azteca.

En la familia contaban la leyenda urbana de que se había peleado con Luis Buñuel (Calanda 22 de Febrero de 1900- Ciudad de México, 29 de Julio de 1983), gran director de cine español, que tras el exilio de la Guerra Civil Española se nacionalizó mexicano. Así que cierto día de este 2022, que caminaba de la iglesia a mi casa me encontré a lo lejos a la tía Norma, y pasé a su casa para poder entrevistarla sobre ese hecho.

Mi tía siempre ha sido muy católica, y accedió a la entrevista en el lugar donde tiene un crucifijo y una virgen de Gudadalupe, y le pregunté:

-¿Dónde conoció usted a Luis Buñuel tía?

-Lo conocí en casa de Doña María, no me preguntes el apellido, porque era una casa de asistencia de una española, y ahí llegaban los refugiados españoles, porque ella también era refugiada española, entonces ahí conocí a Luis Buñuel y a mucha gente que ya ni me acuerdo, pero si me llamaba la atención que el méndigo (sic) de Luis Buñuel llegaba en un carrazo y a la pobre mujer la traía en un Volkswagen viejo bombo (sic) y eso no se me hacía justo, y se lo dije.

-¿A poco usted le dijo eso, por machista o qué?

-En ese momento le dije: tú andas en un carrazo y mira como traes a tu mujer, porque ya quisiera que fuera un Volkswagen nuevo, era viejo.

-Pero él era un gran maestro del surrealismo, tía

-¿Y…..?  ella  era la esposa del gran maestro del surrealismo

-¿Y el qué te contestó?

-Méndigo viejo, ya no me acuerdo.

Y ahí quedó la conversación, pues sabía que si le seguía preguntando iba a enojarse, como aquel momento en el que defendió a Jeanne Rucar de su esposo, el mayor cineasta de todos los tiempos como fue Luis Buñuel, quien ha sido considerado por muchos críticos de cine, historiadores y directores como uno de los cineastas más grandes e influyentes de todos los tiempos.

FIN

Por Cipriano Durazo Robles

 

 

Sobre el autor

Cipriano Durazo Robles es Licenciado en Periodismo por la Universidad Kino y Presidente de la Sociedad Amigos del Museo de Historia de la Universidad de Sonora. Articulista de radio y medios digitales. Se desempeña como dictaminador sanitario de la publicidad en COESPRISSON (Comisión Estatal de Protección Contra Riesgos Sanitarios del Estado de Sonora).

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