Fernanda Araiza nos ofrece un contexto y un sentimiento como invitación a movilizarnos contra las violencias machistas el próximo 24 de abril aquí en Hermosillo y en cada rincón de este desgraciado y maravilloso país.

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Ya se está corriendo la voz para la Movilización Nacional en Contra de Todas las Violencias Machistas hacia las Mujeres #24A. La manifestación en las calles será éste domingo 24 de Abril por la tarde en la Plaza Bicentenario y se espera una fuerte presencia ciudadana, así como el apoyo de todas las redes, organizaciones y medios de comunicación. Para ser sincera, yo, al igual que muchas otras mujeres, hasta hace poco no entendía porqué es algo tan urgente, tan importante y necesario protestar, exigir respeto, igualdad, todos unidas-os.

 

En verdad me había creído el cuento de que la violencia de género era un asunto resuelto, toda esa falsa realidad que proyecta la televisión y que también enseñan en los programas académicos huecos. En mi caso, tengo claro que la raíz de mi negación era la misma cultura de aceptar y callar la violencia en casa de mi padre y mi madre. Al finalmente rebelarme ante sus abusos tuve que sufrir en carne propia, el calvario que muchas otras mujeres mexicanas han pasado por cientos de años, para obtener algo remotamente parecido a una vida libre de violencia.

 

Esta movilización es eso precisamente; el despertar de mujeres y hombres por igual, para asumir por principio de cuentas que HAY un problema grave en nuestro país, y acto seguido exigir una solución, ya que las leyes y reformas que protegen a las mujeres se han venido gestionando por mucho tiempo. Hasta el punto en que hoy observamos que los ministerios públicos y jueces no toman en cuenta esa trascendente parte de la ley que ordena la impartición de justicia con perspectiva de género. Basta de soportar la desvergonzada y recalcitrante indiferencia de nuestros servidores públicos, la parálisis de una sociedad tradicionalista y la normativa corrupción con la que nuestro poder judicial se administra. Toda esa basura se junta y resulta en gran desventaja sólo por ser mujer. Lo experimentas en cuanto pones un pie en un juzgado o una agencia del ministerio público.

 

Es indiscutible que las movilizaciones a nivel nacional cambian a una sociedad, porque visibiliza un tema largamente ignorado para exigir que se ponga en la agenda pública a la vista de toda la sociedad y los gobiernos, así también promueve la reflexión para entender y asumir responsabilidades. No sólo de palabra sino en tiempo real. La labor consiste en responder efectivamente ante la violencia machista cotidiana para ponerle un alto: tenemos violadores confesos libres, agresores violentos impunes, propaganda misógina, violencia institucional a víctimas, leyes sexistas, violencia de género en espacios públicos y escuelas, personajes públicos y comunicadores que legitiman la discriminación y violencia contra mujeres de manera abierta sin sanción alguna, el acoso sexual en todos sus matices, precarización laboral y todos aquellas inercias sexistas que prevalecen y crean una realidad insoportable en la que ya no queremos vivir, ni mujeres, ni hombres indignados frente a la marginación y desigualdad que produce este sistema que hemos sostenido con los silencios cómplices y con prejuicios reforzados.

 

“Te estacionaste como Vieja”, “Corres como Niña”, “Te quejas como Princesa”, ¡vaya que lo hemos escuchado! Que alguien me explique de dónde inventan que somos el sexo débil, carajo, ¡si nosotras trabajamos las mismas horas, por menor sueldo, creamos, descubrimos, inventamos igual que ellos y además parimos y criamos a sus hijos! Son dobles y triples jornadas las que realizamos las mujeres para cumplir con las expectativas sociales, no por una elección consciente, sino porque se nos inculca que así debe ser una buena mujer, y por otra porque existe el abandono de las responsabilidades familiares de los varones, que no les deja otro camino que desarrollar jornadas extenuantes para sacar a su familia adelante, supliendo la ausencia del padre.

 

Esas comparaciones denigrantes son la voz de siglos de opresión y maltrato, son cápsulas concentradas de odio diseñadas por un patriarcado clasista y misógino, que a diario nos administramos entre nosotras-os, sin prestarle mucha atención al veneno que van depositando.

 

Los avances en materia legal son importantes, por lo menos a nivel teórico: las doce recomendaciones, la Ley de Acceso a una Vida Libre de Violencia, le Ley de Prevención y Atención de la Violencia Intrafamiliar, la Ley de Igualdad entre Hombres y Mujeres para el Estado de Sonora, y los diversos tratados y convenios internacionales que protegen los derechos humanos de las mujeres. Sin embargo, en la práctica desaparecen porque no se ejecutan pues las autoridades las desconocen o las ignoran deliberadamente, es necesario que hagamos el compromiso para que el primer hombre en tocar la cárcel por violencia intrafamiliar en Sonora no sea el último. Pronunciémonos para no olvidar el pasado y para crear un mejor presente.

 

Es la forma de transformar nuestra experiencia como víctima empoderada para reclamar protección, sanción a quien violente nuestros derechos, y una justa reparación integral del daño, pero además, podemos trascender el nivel personal, y volvernos sobrevivientes, luchadoras colectivas y crear conciencia y acompañar a aquellas que aún son débiles para emprender el camino de salida del ciclo de violencia.  Juntas podemos exigir de manera más contundente que se establezcan medidas efectivas que garanticen la no repetición para vivir libres de todo tipo de violencia.

 

En esta perturbante realidad, la unión es la fuerza que puede salvarnos, es tan fácil como salir a las calles a exigir que los derechos humanos de las mujeres reconocidos en nuestro marco jurídico local e internacional, deben respetarse y generar acciones afirmativas que conduzcan a la igualdad real, hagámoslo con la claridad y el entendimiento de que nuestra cultura podrá sanar sólo si reparamos un cimiento tan importante. ¿Cómo podremos solucionar cualquier otro tipo de corrupción, si no evitamos la más elemental; cuando se  explota, agrede, despoja y minimiza sistemáticamente al género femenino?

 

Yo no estoy cansada de luchar, soy joven y apenas voy comenzando, he abierto los ojos, me he liberado y sé bien que no estoy sola, somos muchas las mujeres de todas las edades y sectores que hemos entendido claramente la batalla sin tregua, que es vivir en México. Lejos de la sucia política y los gobiernos, la bandera más urgente por defender es la de los derechos humanos de las mujeres y es así que exigimos a todas las autoridades competentes que cumplan las DOCE RECOMENDACIONES derivadas de la solicitud de la alerta de violencia de género en Sonora.

 

Si dejamos pasar esta movilización nacional, es probable que las siguientes generaciones de plano olviden a las mujeres asesinadas de Juárez, a los caciques y juniors del gobierno, que violan y desaparecen muchachitas desde siempre, que continúe el tráfico de niñas-os y mujeres o que en las universidades y lugares de trabajo sigan discriminando a la mujer profesionista.

 

Espero que después de leer este u otros artículos que hablan sobre la movilización para activar la alerta de violencia de género, salgas a las calles este domingo 24 de Abril y seas parte de la marea negra y morada, vistiendo algo con estos colores distintivos del feminismo que nos ha permitido plantear la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Te esperamos en plaza Bicentenario a las 6:00pm.

 

Es tiempo de hacer una manifestación ciudadana que reconozca y proteja la vida de las mujeres frente a la violencia. Las mujeres no somos una minoría, somos la mitad del país, del mundo, estamos en todas partes, somos diversas madres, esposas, hijas, trabajadoras, lesbianas, bisexuales, trans, pansexuales, fiesteras, caseras, vagas, introvertidas, extrovertidas, alegres, enojonas, como sea,   somos parte del entramado social y por eso, si nos tocan a una, nos tocan a todas y a todos. La violencia es un asunto público, que nos lascera a todas-os al presenciarla,  involucra a toda la sociedad y gobierno, y en este contexto de impunidad y violencia, nadie está libre de ser alcanzado por cualquiera de sus formas.

 

Salgamos ahora a retomar las calles que son nuestras, para exigir justicia, respeto a nuestra dignidad,  que se garantice  nuestra vida, nuestra libertad y autonomía para decidir sobre nosotras mismas, sin discriminación alguna.

 

Por Fernanda Araiza

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Sobre el autor

Autopresentación: María Fernanda Araiza Mendívil es una mujer joven, independiente y trabajadora, Con dotes artísticos y un gusto innato por las ciencias y la literatura. Estudiante de 5° semestre de medicina. Cinta negra en karate, cinta café III en juijitsu japonés y cinta roja en taekwondo. Sobreviviente de femicidio y violencia intrafamiliar. Luchadora de los derechos humanos de la mujer.

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1 comentario

  1. «Tu eres yo y yo soy tú» mi Mafer, ahí estaremos en Presencia este 24 de abril por la promoción y defensa de los Derechos Humanos de las Mujeres que viven en carne propia Odio y la Violencia.

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